¿Cómo evitar las infecciones de los niños en las piscinas?

Las piscinas son un caldo de cultivo para los gérmenes y estos pueden provocar diferentes afecciones en los niños. Entérate cuáles son y cómo proteger mejor a tus hijos.
¿Cómo evitar las infecciones de los niños en las piscinas?
Maria del Carmen Hernandez

Escrito y verificado por la dermatóloga Maria del Carmen Hernandez.

Última actualización: 27 diciembre, 2021

Para evitar las infecciones de los niños en las piscinas privadas y publicas se mantiene el agua limpia con algunos productos químicos. No obstante, aún aquella que luce limpia puede ser un medio de transmisión de gérmenes indeseables. Y para que esto no ocurra, es necesario poner en práctica diversas medidas simples y concretas, como las que te contamos a continuación.

Estrategias para prevenir las infecciones en las piscinas

Algunos gérmenes sobreviven un durante un tiempo prolongado fuera de los organismos vivientes y por eso, pueden colonizar las distintas superficies inertes, como el agua.

Cuando nos sumergimos en una piscina, todo nuestro cuerpo entra en contacto con este fluido y es así como algunos virus o bacterias presentes en él pueden infectarnos. En algunos casos, provoca lesiones en la piel y en otros, penetran las mucosas (como la ocular) y los orificios naturales (como la boca o el oído) y dan lugar a las distintas patologías.

Existen diferentes estrategias de cuidado e higiene para poder evitar estos desenlaces y son las siguientes:

  • Ducharse antes y después de ingresar a la piscina, para retirar toda suciedad y los restos de contaminantes de la superficie cutánea. Si bien esto no suele respetarse, debería ser llevada a cabo por todos los que ingresan al natatorio. Incluso, se recomienda el uso de jabón para una mejor limpieza.
  • Evitar que los niños hagan pis o liberen de manera accidental su materia fecal en el agua, aunque es sabido que son situaciones difíciles de controlar. Para ello, antes de ingresar a la pileta se recomienda llevarlos al baño.
  • Usar antiparras es una medida muy eficaz para prevenir las manifestaciones oculares (como la conjuntivitis) en aguas con poco o mucho cloro.
  • Siempre utilizar calzado de pileta para circular alrededor de la pileta y evitar compartirlo. Lo mismo aplica para las las toallas, por el riesgo de contagio de moluscos y de piojos o la proliferación de diversas infecciones.
  • No ingresar a las piscinas cuando se curse alguna enfermedad respiratoria o intestinal, sobre todo los niños.
  • Se desaconseja ingresar al natatorio si el agua no se encuentra translucida o se ve turbia.
  • No se recomienda el uso de tapones para los oídos, pero sí es recomendable que los niños mantengan sus orejas limpias y secas para prevenir las otitis externas.
  • Evitar beber el agua de las piscinas, porque puede aumentar el riesgo de ingerir microbios y de desarrollar cuadros gastrointestinales. Incluso, el exceso de cloro también puede provocar irritación del tubo digestivo.
Niño dándose una ducha.

El uso de químicos en las piscinas

El uso de cloro en las piscinas esta vinculado con un mayor riesgo de desarrollar alergias y asma. Esto se debe a que los productos desinfectantes a base de este elemento actúan como agentes irritantes para la superficie cutánea y para las vías aéreas.

A su vez, si el agua no ha sido depurada y filtrada de manera adecuada, puede contener gérmenes en su interior y provocar diferentes patologías.

De esta manera, se aconseja que los químicos tratantes eviten alterar la calidad del agua, pero la mantengan en condiciones óptimas para ser utilizada de forma estancada.

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Las infecciones más frecuentes que los niños adquieren en las piscinas

La natación es uno de los ejercicios más populares y divertidos para los niños. Además, como las piscinas son utilizadas por muchos pequeños a la vez en un período de tiempo restringido, son un lugar propicio para la transmisión de infecciones y para el desarrollo de ciertas enfermedades de la piel.

Infecciones por hongos

Las piscinas son lugares en donde las infecciones por hongos se pueden trasmitir de forma más sencilla. El mal secado de la piel, la humedad y la posterior maceración cutánea predispone al desarrollo de infecciones micóticas.

Además, el calor excesivo por el calentamiento del agua y la humedad del ambiente aumentan la tasa de transmisión de estos gérmenes. Por este motivo, es necesario ducharse antes y después de nadar, además de utilizar gorros de baño, ojotas y toallas de uso personal.

Los niños que padecen dermatofitosis no deben ir a las piscinas, ya que el contacto directo es otra forma de transmitir estas patologías. Si bien lo más frecuente es encontrar manifestaciones en los pies, las ingles, las uñas y las manos también se pueden ver afectadas.

Infecciones por bacterias

Las infecciones bacterianas más frecuentemente asociadas a las piscinas son las otitis externas, las infecciones oculares y las gastrointestinales.

La otitis externa, también conocida como “mal del nadador”, se desarrolla cuando el niño permanece mucho tiempo sumergido en el agua y al salir, no se seca de manera correcta el oído externo.

Se manifiesta con dolor, picazón, sensación de taponamiento en el oído y molestias al masticar o al bostezar.

Infecciones virales

Los virus son uno de los principales agentes causales de las infeccionas transmitidas por el agua de las piscinas. Estos pueden ingresar al organismo por la ingesta accidental de restos de materia fecal, escamas de la piel o fluidos corporales (como saliva y moco), eliminados accidentalmente por niños infectados.

Los adenovirus son los virus intestinales que más se asocian a los brotes de las piscinas. Así mismo, el virus del papiloma humano (VPH) es el responsable del desarrollo de las verrugas en la piel de los nadadores. Si estas últimas no se detectan a tiempo, pueden ser muy dolorosas para los pequeños y condicionarles la deambulación.

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Las medidas de cuidado e higiene en las piscinas son fundamentales

La contaminación de las piscinas se ha convertido en una preocupación creciente, pues son lugares de alta transmisión de microorganismos debido a la falta de control del pH y a la desinfección inadecuada.

Por lo tanto, se deben tomar las medidas de higiene y cuidado necesarias para que los niños puedan disfrutar de ellas sin padecer ninguna enfermedad.


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