La familia es el primer grupo social al que pertenece el niño. Es en la familia donde el niño desarrolla y aprende las normas de convivencia. Intentamos educar lo mejor posible y establecer normas y límites a los pequeños. Sin embargo, esta no es una tarea fácil. A continuación, se exponen los errores más frecuentes a la hora de poner límites.
Importancia de poner límites a los niños
Las normas y las reglas son límites. Son la línea entre lo que está permitido y lo que no; lo que está bien o lo que está mal. Por ello, es necesario que desde los primeros años pongamos a nuestros niños unos límites claros y sencillos. Así pues, poner límites significa enseñar a nuestros hijos hábitos y conductas correctas para la convivencia. De esta manera, desarrollarán el respecto hacía los demás y hacía ellos mismos.
Igualmente, los límites son importantes para el desarrollo y evolución del niño, ya que lo harán sentir más seguro y protegido. Los bebés no tienen conciencia sobre lo que esta bien o mal, o sobre lo que es bueno o malo. Por lo tanto, poner límites a los niños desde pequeños es guiarlos, es darles una referencia para que se sientan protegidos y seguros.
Por otro lado, las restricciones y los límites al comportamiento de los niños ayudan a desarrollar el autocontrol y la tolerancia a la frustración. Aprenderán a asimilar que no siempre las cosas son como a ellos les gustaría.
Ahora bien, las normas y los límites no significan autoritarismo. Significan aprendizaje y disciplina respetuosa. El niño es un aprendiz y, para enseñarle a convivir, debemos fijar unas normas y unas soluciones que funcionen cuando se incumplen dichas normas.
“Después del cariño, el sentido de la disciplina es lo más importante que los padres pueden ofrecer a un niño”.
-Terry Brazelton-
¿Por qué resulta difícil poner límites?
Hoy en día, a muchos padres les asusta defraudar a sus hijos. Los hay que no saben decir “no” a sus peticiones. A otros les cuesta establecer normas y límites; unas veces por pensar que los niños son demasiado pequeños y que ya aprenderán, y otras veces por creerse demasiado autoritarios. Sin embargo, ser más tolerantes y permisivos no ayuda a la educación de los niños.
Naouri, famoso pediatra y pedagogo francés, ha investigado y estudiado durante años el modelo educativo y las relaciones familiares. A raíz de sus investigaciones escribió el libro Padres permisivos, hijos tiranos.
Según Naouri, el niño se ha convertido en un “pequeño tirano doméstico”, ya que todo lo que hacen los padres es para dar placer al niño. Lo defienden de la frustración como “motor de la educación, para enseñarle lo que es la vida”. Estas conductas solo fomentan niños irresponsables e infelices.
Errores más frecuentes a la hora de poner límites
- Disparidad entre los padres. La falta de criterio entre los padres a la hora de poner límites es uno de los grandes errores que se comenten. Los límites deben ser consensuados primeramente entre los dos progenitores. Si los padres se desautorizan y cada uno da un mensaje distinto y contradictorio al niño, este se sentirá perdido, sin referencias claras y no sabrá qué hacer.
- Permisividad. Los padres permisivos basan la educación en la falta de normas y límites; tienen muy poco control sobre sus hijos. Al niño no se le puede dejar hacer siempre lo que desee. Acabará siendo un niño tirano, egocéntrico, caprichoso… Por lo tanto, los padres deben entrar en conflicto con sus hijos sabiendo decir que no a sus peticiones. No se puede educar sin intervenir. Los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices.
- Ceder después de decir que no. La regla más importante es respetar el “no”. Si, como padres, pensamos decir que no a alguna petición del niño, debemos pensarla bien de antemano y mantenerla. El “no” es innegociable, no hay marcha atrás. Si cedemos, perderemos credibilidad y autoridad.
- Gritar y perder el control. Es imprescindible mantener el control emocional, aunque a veces es muy difícil. En ocasiones, es imposible no gritar, pero gritar continuamente y por costumbre hace que el niño lo tome como una rutina más, no como una norma para educar.
Por otro lado, actuar sin control emocional conlleva a la humillación y al deterioro de la autoestima del niño. Si se sobrepasa la barrera del control, se puede pasar fácilmente a los insultos o incluso al maltrato físico y psíquico. Esta conducta es muy grave, por lo que nunca se debería llegar a este extremo. En tal caso, se debe pedir ayuda psicológica.
Más errores a la hora de poner límites
- No cumplir las promesas ni las consecuencias. Cada promesa o consecuencia no cumplida es un paso atrás. Por ello, deben ser fáciles de aplicar y cumplir. Las promesas, si no se cumplen, además de decepcionar al niño también lo desmotivarán. Por otro lado, si un acto tiene una consecuencia negativa y no la aplicamos, el niño se pasará por alto la norma.
- Abusar de los castigos. Se puede utilizar el castigo si se hace adecuadamente. Es decir, no debemos utilizar el castigo como algo habitual. Con el tiempo, perderá eficacia y no estaremos enseñando nada al niño. Además, los castigos no deben implicar humillación ni descalificación de los pequeños.
- No establecer puentes para negociar. Es importante negociar con los niños y, sobre todo, con los adolescentes. Cuando los niños son pequeños, las normas las viven como algo impuesto, no porque las consideren razonables. Pero, con el tiempo, los pequeños comienzan a ser conscientes. Por lo tanto, es bueno negociar y argumentar los motivos de las normas. Lo contrario supone autoritarismo y abuso de poder, y da lugar a la incomunicación.
- No escuchar a los niños. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. El problema es que ellos no saben escuchar a sus hijos. Los juzgan, los evalúan, les dicen lo que tienen que hacer… Pero no se interesan ni escuchan sus problemas o sus ilusiones.
Pautas eficaces para establecer límites
Hemos visto cuáles son los errores más frecuentes que se cometen a la hora de poner límites a nuestros niños. Ahora bien, algunas de las pautas que se deben tener en cuenta para que los límites sean eficaces son:
- Las normas deben ser realistas, claras, coherentes y consistentes.
- Los límites y las normas siempre en positivo.
- Hay que valorar la edad y el grado de maduración de los niños.
- Acordar y consensuar las normas entre todos antes de aplicarlas.
- Recordar y revisar las normas.
- Valorar los esfuerzos por mejorar.
- Actuar y huir de los discursos.
- Reconocer los errores.
- Confiar en nuestro hijo.
- Ser firmes.
Sobre los errores a la hora de poner límites
La mayor parte de los padres saben que establecer límites es imprescindible. Sin embargo, en ocasiones, se cometen errores y resulta muy difícil hacerlo de forma eficaz. Aun así, si establecemos unos límites claros, sencillos y constantes, estos se convertirán en hábitos y aprendizaje para nuestros niños.