Cómo enseñar a los niños habilidades de resolución de problemas

Enseñar a los niños a resolver problemas pasa por darles herramientas emocionales para ver la vida de manera realista, sopesar opciones y decidir a riesgo de equivocarse y volver a intentarlo.
Cómo enseñar a los niños habilidades de resolución de problemas
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 29 julio, 2022

Las habilidades de resolución de problemas son fundamentales para la vida de los niños y deberían empezar a aprenderlas cuanto antes. Al fin y al cabo, ellos comienzan muy pronto a enfrentarse a diversas dificultades y, si no les enseñamos a afrontarlas por ellos mismos con eficacia, terminarán aprendiendo formas equivocadas de hacer las cosas.

Cómo asumir una dificultad, cómo lidiar con la frustración o cómo tratar a las personas con las que entramos en conflicto son algunas de las cuestiones que van asociadas a la resolución de problemas. Si enseñamos a los niños a dar la cara a situaciones conflictivas estaremos evitando hábitos difíciles de erradicar después en otros ámbitos.

Por su parte, aprender a resolver problemas y conflictos es también una forma de entrenar a los niños en la toma de decisiones. Enseñarlos a decidir es una de las tareas más importantes que los padres tenemos para con nuestros hijos. Cuando aprenden habilidades de resolución de problemas aprenden también a confiar en su capacidad para tomar por sí mismos buenas decisiones.



Detectar y evaluar los problemas

El mayor obstáculo con el que se enfrentan muchos niños que carecen de habilidades de resolución es que no reconocen cuándo tienen un problema. Y por tanto, no son capaces de evaluar qué opciones tienen para resolverlo. Estos niños pueden reaccionar de manera impulsiva, es decir, sin pensar. El primer paso consiste en ayudar a los niños a aprender cómo identificar sus opciones.

Por eso, lo principal es empezar por enseñar a los niños cómo identificar el problema. A veces, simplemente con identificarlo es posible adelantar mucho en su resolución. Una vez que lo identifican, hay que acompañarlos en el desarrollo de varias soluciones posibles. El niño tiene que ser capaz de ver pros y contras y valorarlos para hallar lo que más le conviene y por qué.

Cuando un niño reconoce varias opciones y las posibles consecuencias de cada una, decidirá qué opción es la mejor. En este punto, es de vital importancia enseñarlos a elegir una opción y, si no se resuelve el problema, siempre se podrá intentar otra cosa. Así les animamos a seguir intentándolo, hasta lograrlo.

Importancia de la resolución de problemas

5 elementos para la resolución de problemas

La resolución de problemas requiere acción estratégica, flexibilidad, toma de decisiones y planificación. Acá cinco elementos para tomar en cuenta:

Relajación

En el control de la respiración se concentra buena parte de lo que niños y adultos necesitan para hacer frente a las situaciones conflictivas. Aprender a respirar ayuda a mantener el control lo cual confiere tiempo para tomar mejores decisiones, fuera de los impulsos irracionales.

Comprensión

Una vez obtenida la calma, siempre relativa porque calmarse no es aún la resolución, se podrá observar de manera más completa la situación y evaluar los pro y los contra. Sopesar es también pensar, de hecho tienen el mismo origen latino en el verbo ‘pensare‘.

Empatía

La comprensión y la empatía van de la mano. Ponerse en el lugar del otro es la base del diálogo y la fórmula idonea para resolver conflictos, porque supone conocer los sentimientos, las preocupaciones y las necesidades de los demás.

Ejemplo

De cómo gestionan los conflictos los adultos dependerá la forma en la que lo hagan los niños. El ejemplo es también espejo.

Como afirma la educadora Elizabeth Espinoza “Los padres de familia son el espejo donde se reflejarán sus hijos, por lo tanto, de ellos dependen la forma como se interrelacionarán en el ámbito familiar, escolar y social ya que imitarán la forma como los padres se comportan, responden, actúan y resuelven sus problemas.”

Juego de roles

Cuando se juega, representar es ser. Por eso es tan importante el juego de roles como estrategia para enseñar a los niños a resolver conflictos. Al respecto comenta el educador Carlos Muñoz: “El juego de roles desarrolla habilidades como la asertividad, la empatía, la escucha activa, la tolerancia y el respeto que refuerzan la convivencia saludable y que son necesarias para evitar conflictos dentro de distintos contextos sociales”.

Beneficios de aprender a resolver problemas

Gestión de conflictos e inteligencia emocional son dos caras de la misma moneda, se perciben, valoran, expresan y regulan emociones, lo cual crea condiciones idoneas para acceder y generar conocimientos.

Aprender a enfrentar conflictos aumenta la seguridad y la autoestima, el piso idóneo para construir estrategias creativas y habilidades de resolución de problemas en las diversas situaciones que se presentan, sin tensiones, con buen ánimo y espíritu crítico.

Entre las competencias que se despliegan se encuentran la:

  • Autoconciencia.
  • Autogestión.
  • Conciencia social.
  • Habilidad de relacionarse.
  • Toma de decisiones responsables.

Con ello se busca propiciar un entorno propicio para el aprendizaje, seguro, respetuoso y solidario.

Hablar sobre la resolución de problemas con el niño

Cuando al niño le surjan problemas no hay que correr a resolvérselos. Antes bien, hay que darle la oportunidad para que él mismo identifique el inconveniente y establezca soluciones, aun si está sometido a cierto estrés. Es una oportunidad de aprendizaje excelente, así como un momento ideal para orientar nuevas habilidades. Por supuesto, si hay un problema de seguridad hay que intervenir inmediatamente.

Además, en el momento que decidamos que hay que ayudar, lo que los padres debemos hacer es ayudarle a pensar, ofrecerle un modelo de resolución de problemas y discutir con él las diferentes opciones y cómo actuar, paso a paso.

No dejar que el niño sufra o querer facilitarle las cosas interfiriendo en su vida no es una forma de ayudar, sino de hacerlo dependiente y de generarle a posteriori problemas de autoestima y seguridad en sí mismo. Hablar con él significa ayudarle a abrir su mente, no dictarle lo que tiene que hacer.

Madre hablando con su hija

Permitir las consecuencias naturales

Cuando a los niños se les permite experimentar las consecuencias naturales de sus decisiones el aprendizaje de las habilidades de resolución de problemas es más eficaz. Los niños deben sentir lo que pasa, aunque sea una consecuencia un tanto negativa.

No dejar que los niños experimenten las consecuencias naturales de sus decisiones no les estimulará a pensar sobre cómo actuar y les dará una falsa confianza en su capacidad para decidir. Solo experimentando lo que pasa realmente, podrán explorar opciones alternativas u otras vías satisfactorias.

Las consecuencias naturales son una ocasión de aprendizaje que nos permite a los padres ayudar a trabajar con nuestros hijos la resolución de problemas y es probable que sean recordadas más adelante.

La inteligencia emocional

La inteligencia emocional ofrece la capacidad de que el niño controle y discrimine sus sentimientos y emociones, y reconozca e interactúe con los de los demás. Ello le permitirá guiar sus pensamientos y acciones.

Esta educación busca cambiar la química de los cerebros en cuanto a la producción de emociones. Pues no se trata de ideas abstractas sino muy reales e incluso, de alguna manera físicas. En efecto, hay elementos bioquímicos específicos, que el cerebro produce y ante los cuales el cuerpo reacciona.

De pronto no resulta fácil ver las emociones como reacciones químicas, pero pensemos en aquellos alimentos que nos hacen sentir bien, como el chocolate o el helado. ¿Qué es lo que ocurre? Pues que hay liberación de serotonina y endorfinas, sustancias bioquímicas que el cerebro asocia al bienestar.

La inteligencia emocional enseña formas de modificar la bioquímica de las emociones, de manera que los niños se adapten mejor, tengan autocontrol y por ende, sean más felices.

Proteger a los niños del estrés y del dolor no es realista. La vida a veces se torna inevitablemente dura. ¿Qué se necesita para ayudar a nuestro hijo a interpretar el mundo real? La respuesta es: tiempo. Tiempo para explicar, para conversar y también, como un excelente recurso, para leer.

Los niños necesitan escuchar cómo las personas o los personajes afrontan la realidad y resuelven las dificultades que se les presentan. Se hace preciso considerar que el pensamiento realista enseña a no engañarse y dota de habilidades de resolución de problemas.



Resolver problemas pasa por asumir la vida de manera realista

Los hijos aprenden a considerar de esa manera los problemas si los padres los asumen también delante de ellos de forma realista. La verdad no puede ni debe ocultarse. Tarde o temprano surgirá y si ha sido escamoteada, será percibida además con decepción.

Para ayudar a los hijos a resolver problemas de la vida cotidiana, necesitamos como padres encontrar tiempo para examinar intereses y preocupaciones. En conjunto se comprenderá que estos problemas son tan prioritarios como los compromisos laborales, los asuntos del hogar o cualquier otro tema de interés personal.


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