Enseña a tus hijos a aplicar los cuatro acuerdos

Durante la infancia asimilamos información con la que creamos nuestros propios esquemas de pensamiento. Los cuatro acuerdos son mensajes valiosos y poderosos que nutrirán la mente de tu hijo.
Enseña a tus hijos a aplicar los cuatro acuerdos
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 18 agosto, 2021

Los cuatro acuerdos son un compendio de conocimientos provenientes de la cultura tolteca, y constituyen una verdadera invitación a adoptar un estilo de vida que nos acerque a la libertad y la felicidad.

Los adultos podemos decidir cambiar nuestras creencias y paradigmas en cualquier momento de nuestra vida. Pero ¿imaginas el regalo que supone criar a un niño bajo unos valores y preceptos tan beneficiosos?

Cuando somos pequeños, nuestra mente asimila la información que recibimos y va creando sus propios esquemas que regirán nuestra perspectiva futura. Por ello, nutramos la mente de los niños de ideas ricas y positivas, ayudémosles a sentar las bases de una existencia plena.

¿Cómo enseñar a tus hijos a aplicar los cuatro acuerdos?

Has de considerar que todos ellos parten de la idea de que tanto la felicidad como el sufrimiento son, en gran parte, una elección personal. La perspectiva que adoptamos al mirar la realidad condiciona las emociones que nos acompañarán en el camino. Por tanto, estas cuatro propuestas constituyen una guía básica para aquellos que eligen ser felices.

1. Sé impecable con tus palabras

El primer acuerdo viene a contradecir el conocido refrán “las palabras se las lleva el viento”. En realidad, cada palabra importa; tiene la capacidad de destruir o edificar, de herir o curar. Nuestro lenguaje da forma a nuestros pensamientos y con él influimos enormemente en nosotros mismos y en los demás.

Hija dando un abrazo a su madre.

Por tanto, hemos de acostumbrar a los más pequeños a hablarse siempre con amor. A recordarse con palabras y pensamientos que son valiosos, amados, importantes, valientes e inteligentes.

Los adultos tenemos la horrible tendencia de juzgarnos y criticarnos constantemente. Ayudemos a los niños a crecer con un diálogo interno saludable que los guíe a confiar en sí mismos y no ponerse piedras en su propio camino.

Del mismo modo, hemos de inculcarles el valor de hablar a los demás con respeto, de cuidar las palabras que les dirigen a otros. Enseñémosles empatía, que sean capaces de ponerse en el lugar de los demás y pensar en las consecuencias que pueden tener sus palabras.

2. No te tomes nada de manera personal

Cuando los demás nos juzgan o nos increpan, generalmente, saltamos como un resorte, nos defendemos y entramos en conflictos. Por ello, enseña a tus hijos a no tomar los actos de otros de un modo personal.

Cuando alguien te lanza veneno, tienes la capacidad de elegir aceptarlo o rechazarlo. Y, si lo rechazas, serás inmune al mismo. Un regalo no aceptado sigue perteneciendo a quien lo trajo.

Entonces, enseña a tus hijos a tener una idea clara y firme de quiénes son y de cuáles son sus valores. De esta manera, lograrán no sentirse afectados o turbados por las acciones ajenas. Enséñales que lo que el otro hace y dice solo habla de ese otro.

3. No supongas

Con frecuencia, caemos en el error de pensar que los demás deben leernos el pensamiento, que han de saber lo que queremos. De igual manera, a veces, nos apresuramos a interpretar las situaciones sin tener información suficiente.

La asertividad es un gran valor que hemos de transmitir a nuestros hijos. Que no tengan miedo a preguntar para lograr explicaciones claras. Que no teman pedir lo que desean o necesitan. Esto les evitará muchas discusiones y malestares en el futuro.

Padre leyendo un cuento a su hija y empezando a aplicar los cuatro acuerdos en su educación.

4. Haz siempre lo máximo que puedas

La culpa y la frustración son dos emociones poderosas que nos generan gran infelicidad, y el mejor modo de evitarlas es hacer siempre lo máximo posible.

Cuando, por ejemplo, se enfrenten a un examen, anímalos a centrarse en el proceso más que en el resultado. Es decir, han de estudiar y hacer lo que esté en su mano para comprender la tarea. Pero, una vez hecho esto, su misión estará cumplida.

No podemos controlar los resultados de todo en esta vida, pero sí tenemos control sobre nuestra conducta. Cuando sabemos que hemos hecho todo lo posible, podemos seguir adelante libres de culpa.

Los cuatro acuerdos, un estilo de vida

Más que tareas puntuales, los cuatro acuerdos han de convertirse en un modo de vivir. Por ello, la infancia resulta el momento idóneo para comenzar a aprenderlos. Un niño que asimila y aplica estos preceptos desde sus primeros años, sin duda, gozará de una existencia más plena y pacífica, y de unas relaciones más saludables.


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