La ley del hielo consiste en la aplicación de un tratamiento silencioso de una persona hacía otra. Se caracteriza por la ignorancia como respuesta a una situación no deseada. A través de esta omisión se pretende mostrar insatisfacción o bien se busca conseguir algo a cambio.
Se atribuye este nombre al conjunto de comportamientos que tienen como objetivo principal ignorar al otro. Se puede dar en todo tipo de relaciones, ya sea con los amigos, la familia o la pareja.
La ley del hielo comporta situaciones no deseadas, especialmente cuando es tu hijo quien aplica la técnica. Es utilizada por los pequeños de la casa como mecanismo de defensa cuando están molestos con los padres.
Como madre, debes prestar atención a que el niño no utilice este recurso psicológico como una forma de obtener lo que quiere. Es necesario que aprendas a adoptar un enfoque que oe anime a abrirse en lugar de hacer que se encierre.
5 consejos para afrontar la ley del hielo
Es cierto que los padres también pueden utilizar el silencio para lidiar con algunas situaciones no deseadas. Pero ¿qué sucede cuando es el niño el encargado de aplicar la ley del hielo?
A continuación, te mostramos algunos consejos que te serán útiles para hacer frente a la presión ejercida por el niño.
1.- No muestres tus cartas
No es nada sencillo estar en el extremo receptor del tratamiento silencioso cuando el pequeño se siente herido, molesto o frustrado.
Ten en cuenta que estas emociones son respuestas naturales a las situaciones, pero debes hacerle saber que no aceptas su postura. Si ante el cambio de actitud de tu hijo muestras enfado o un gran cambio al respecto, él sabrá que está consiguiendo lo que se propone.
En estos casos lo mejor es que, en lugar de tomártelo de forma personal o enfadarte, trates de mantener la calma exteriormente, incluso si te sientes frustrada.
2.- No cedas
Nuestro segundo consejo es que no debes ceder cuando tu hijo trate de aplicar la ley del hielo para salirse con la suya. Los niños, a menudo, usan esta técnica para conseguir un objetivo, como puede ser el hecho de evitar un castigo tras romper una regla.
En lugar de reconocer que ha hecho algo mal y aceptar las consecuencias, el pequeño revierte la situación utilizando el silencio para tratar de llamar la atención. Su objetivo es que cambies de opinión y levantes el castigo impuesto.
En muchos casos sucede que los padres quieren hacer felices a sus hijos y odian la idea de que estos estén molestos con ellos. Por ese motivo, revierten sus propias decisiones para romper el silencio al levantar las imposiciones.
Si esto ocurre, el niño estará contento y hablará de nuevo, a pesar de que no habrá aprendido nada de la situación. Solamente que puede salirse con la suya y, en consecuencia, no asumirá las responsabilidades que conllevan sus acciones ni mejorará su comportamiento.
“La educación es la habilidad de escuchar casi cualquier cosa sin perder tu calma o tu autoestima”
–Robert Frost–
3.- Hazte cargo del problema
No puedes obligarle a hablar, pero sí debes estar disponible y a la espera para cuando el niño desee discutir el tema en cuestión. Te aconsejamos mantener la calma mientras abordas los problemas.
Deja claro que la ley del hielo no es la manera de resolver la situación. Por ejemplo, puedes decirle: “Entiendo que estés molesto. No podemos solucionar el problema si no me hablas”.
4.- Dale a tu hijo un incentivo para hablar
Otra manera para alentar al niño a que se abra más rápido es quitarle privilegios hasta que hable. Puedes hacer que entregue su teléfono o videoconsola hasta que finalice la ley del hielo. O bien puedes pedirle que se mantenga en su habitación hasta que esté listo para hablar.
No debes convertirlo en un movimiento vengativo ni en un gran problema. Simplemente debes decirle: “Voy a quedarme con el teléfono hasta que decidas que puedes volver a hablar conmigo”.
5.- No le presiones
Pedirle repetidamente que hable puede hacer que se calle aún más. Por ello, debes darle espacio para que piense sobre lo sucedido y las maneras de solucionar el problema.
Una cosa que no debes hacer es convertir la situación en una lucha de poder. Pelear con tu hijo o usar sus técnicas contra él no resolverá nada. Solamente intensificará la situación y lastimará los sentimientos del pequeño.
En definitiva, los niños a menudo usan la ley del hielo cuando no saben cómo manejar emociones o situaciones difíciles. Como madre, debes enseñarles habilidades para resolver los problemas con el fin de ayudarlos a controlar este tipo de situaciones sin la necesidad de que recurran a este recurso psicológico.