El hipo en el recién nacido es un suceso normal, al igual que un estornudo o un bostezo; así mismo, como estos últimos, es un proceso que termina por sí solo, de ahí que muchos especialistas aconsejen hacer poco o nada cuando aparece.
El hipo: lo que es y lo que no es
El hipo es un movimiento involuntario que se produce en intervalos más o menos constantes y que se origina por la contracción del diafragma. Este espasmo brusco es el que provoca un sonido particular del cual se deriva su nombre.
Suele ser común en los primeros meses de vida, e incluso los bebés pueden tener hipo ya desde el momento en que se encuentran en el vientre materno. Algunas madres aprecian este suceso a finales del primer trimestre de la gestación.
Hasta hoy día, el hipo no tiene un origen claro, pero muchos especialistas consideran que está relacionado con el funcionamiento del sistema digestivo. Lo que sí se sabe con certeza es que no es síntoma de ninguna enfermedad; no duele, no causa malestar ni incomoda al bebé.
¿Qué hacer para prevenir el hipo del bebé?
Se dice que durante los primeros meses de vida el hipo puede prevenirse, para ello solo hay que tomar ciertas providencias como las que te sugerimos a continuación.
No esperes a que tu hijo tenga mucha hambre
Un niño con hambre se impacienta y en el momento en que empieza a succionar traga tanto aire como leche. El aire que se le queda dentro puede hacer que tenga hipo, o lo que es peor, provocarle los tan molestos cólicos.
Ayúdalo a expulsar sus gases al terminar la lactancia
Después de tomar el pecho debes esperar a que tu hijo eche los gases, ya que eso evitará que tenga más tarde hipo. Para hacerlo, incorpóralo y apoya su cara en tu hombro. Pasa una de tus manos por su espalda desde abajo hacia arriba durante algunos minutos hasta que escuches que expulsa los gases.
Cerciórate de que está agarrando bien el pezón
Una madre primeriza que lacta a un recién nacido puede tener problemas para hacer que su hijo agarre bien el pezón. La succión deficiente permite que entre aire en el estómago de tu hijo, lo que puede dar lugar al hipo. Por eso, cada vez que le des de mamar cerciórate de que está agarrando bien el pezón.
“El hipo es un movimiento involuntario que se produce en intervalos más o menos constantes y que se origina por la contracción del diafragma”
¿Cómo calmar el hipo en el recién nacido?
Calmar el hipo en el recién nacido es más difícil que prevenirlo; no obstante, es posible. Muchos especialistas aconsejan esperar a que desaparezca por sí solo, aunque hay otros que ven como positivo tomar ciertas medidas para hacer que desaparezca mucho más rápido.
Duerme al niño
Los recién nacidos pasan muchas horas durmiendo, por eso podrás lograr con facilidad que se duerma para calmar su hipo.
Cuando tu bebé tenga hipo, duérmelo como acostumbras a hacer normalmente. Dale palmaditas en la espalda, mécelo, cántale una canción al oído o acúnalo. Seguramente no tendrás que llegar a dormirlo por completo, ya que es probable que en cuanto se tranquilice el hipo desaparezca.
Dale de mamar
Como te hemos comentado, el hipo en el recién nacido puede aparecer después de una lactancia deficiente; sin embargo, este mismo procedimiento va a calmarlo si se hace de la manera correcta. Cada vez que veas a tu hijo con hipo, cógelo y dale el pecho. Asegúrate de que agarra bien el pezón.
Cámbialo de posición
Alguna que otra vez verás que el hipo surge mientras estás dando de comer a tu bebé. Cuando esto ocurra, incorpóralo y pasa tu mano por su espalda como cuando haces para quitarle los gases después de mamar. Espera un poco y ponlo a lactar de tu otro seno para que cambie de postura.
Consejos finales sobre el hipo en el recién nacido
Las creencias populares sugieren calmar el hipo con tres sorbos de agua seguidos, tomando un vaso de agua mientras se aguanta la respiración, con un susto o dando saltos. Hay consejos de todo tipo, pero para el recién nacido ninguno de estos u otros remedios son recomendables, ya que, de hecho, pueden ser perjudiciales para él.
Cuando tu hijo tenga hipo espera a que se le pase solo o pon a prueba alguno de las recomendaciones que te hemos dado. Si notas que le dura varias horas, entonces acude con él a su pediatra.