La progresiva maduración del sistema nervioso hace que los bebés aprendan y adquieran diversas habilidades. Así, se puede hablar de varias fases del desarrollo psicomotor en niños, de forma que los pequeños, poco a poco, van conociendo y dominando el cuerpo y los movimientos.
Aunque hay que tener en cuenta que cada niño evoluciona en función de su propio ritmo. Pero, si crecen con normalidad, todos ellos alcanzan los principales hitos del desarrollo psicomotor a lo largo de la infancia.
El desarrollo psicomotor en niños
El desarrollo psicomotor en los niños depende de la maduración neurológica, de la genética y de la estimulación del entorno familiar. De modo que cada uno va avanzando y evolucionando de forma diferente. Aunque, en este sentido, cabe destacar que existen ciertos parámetros orientativos que marcan la edad a la que una determinada habilidad debería estar adquirida.
Así, los padres pueden ir comprobando, sin llegar a agobiarse, que sus hijos dominan las diversas destrezas motrices. Las cuales se pueden dividir en:
- Invisibles: aspectos difíciles de observar a primera vista, pero que son muy importantes en el desarrollo psicomotor.
- Visibles: logros psicomotores fácilmente observables en la actividad motriz.
El desarrollo psicomotor invisible
Los hitos más significativos del desarrollo psicomotor invisible son:
- Equilibrio. Hace referencia a un conjunto de aptitudes que implican el control postural y el desarrollo de la locomoción. Hay dos tipos:
- Estático: consiste en realizar una serie de contracciones musculares coordinadas durante un tiempo. Así, un niño entre los 2 y los 5 años debería ser capaz de mantener el equilibrio sobre una pierna. Y sobre los 6 o 7 años, con los ojos cerrados.
- Dinámico: consiste en lograr orientar el cuerpo en situaciones de desplazamiento en el espacio. De forma que los niños, sobre los 4 años, son capaces de caminar sobre líneas curvas.
- Control respiratorio. Hace referencia al hecho de ser conscientes de la propia respiración y poder controlarla voluntariamente. Esto está relacionado con la percepción del cuerpo, la atención y la emoción. Dicha habilidiad comienza a desarrollarse sobre los 3 o 4 años.
- Estructuración espacial. es la capacidad de establecer relaciones entre el cuerpo, el espacio y los demás objetos. A los 6 años, normalmente, los pequeños distinguen los siguientes conceptos básicos espaciales:
- Orientación: derecha-izquierda, arriba-abajo y delante-detrás.
- Situación: dentro-fuera y exterior-interior.
- Dirección: desde aquí-desde allí.
- Distancia: lejos-cerca y junto-separado.
- Estructuración temporal. Consiste en tener la habilidad para situar las acciones y las rutinas en el tiempo. Para ello, es necesario tomar conciencia sobre la duración y el orden. La evolución de la comprensión de estos dos componentes es una tarea compleja que tiene lugar de los 2 a los 12 años.
El desarrollo de la psicomotricidad visible
En el desarrollo psicomotor visible se encuentran dos categorías:
- Psicomotricidad gruesa. Hace referencia a las habilidades motoras que implican el control sobre acciones musculares globales, como la locomoción y el desarrollo postural. Así, los niños aprenden primero a realizar este tipo de movimientos grandes. Estos se adquieren en la primera infancia, pero se van perfeccionando entre los 6 y los 8 años.
- Psicomotricidad fina. Se refiere a la capacidad para llevar a cabo movimientos precisos y delicados con los músculos más pequeños del cuerpo. Esto implica tener una buena coordinación entre ojo y mano. Así, estas habilidades se comienzan a dar en la etapa preescolar, y mejoran notablemente entre los 5 y los 8 años.
Cuando los niños llevan a cabo alguna de estas acciones, se puede observar su lateralidad. Es decir, la preferencia del pequeño por la utilización de una de las partes simétricas del cuerpo (ojo, mano, pie):
- Diestro: usa de forma consistente el ojo, la mano y el pie del lado derecho.
- Zurdo: realiza las acciones utilizando el ojo, la mano y el pie izquierdo.
- Ambidiestro: utiliza de forma indistinta cualquiera de los lados del cuerpo para ejecutar las acciones.
- Ambilateral: no existe una preferencia consciente por ninguna de las partes del cuerpo a la hora de llevar a cabo una acción.
Bibliografía
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- Conde, J. L. y Viciana, V. (1997). Fundamentos para el desarrollo de la motricidad en edades tempranas. Málaga: Aljibe.
- Magnato-Mateo, C. y Sáez-Cruz, S. (2010). Desarrollo físico y psicomotor en la etapa infantil. San Sebastián: Facultad de Psicología.