Efectos de chuparse el dedo en la salud dental infantil

Chuparse el dedo puede afectar la salud dental de los niños. Pero esto no siempre es así. ¿Debes hacer algo con esta costumbre de tu hijo? Conoce a continuación las consecuencias.
Efectos de chuparse el dedo en la salud dental infantil
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 21 agosto, 2023

Chuparse el dedo es un reflejo fisiológico que, si persiste y se convierte en un comportamiento compulsivo, puede afectar la salud dental de los niños. Obtener información sobre este hábito te ayudará a discernir si la succión digital de tu hijo es parte natural de su crecimiento o una conducta con efectos negativos en su salud bucal.

Para los niños, chuparse el dedo es una acción instintiva que les brinda relajación, consuelo y tranquilidad. Sin embargo, a largo plazo, esta costumbre puede tener consecuencias perjudiciales para la salud de sus dientes y boca. Te lo explicamos en detalle.

La succión del dedo en los bebés

Los bebés comienzan a chuparse el dedo mucho antes de nacer, mientras aún están en el vientre materno. La succión de objetos cercanos a la boca es un reflejo natural que ayuda a los pequeños a alimentarse y, al mismo tiempo, a relajarse y explorar el mundo a su alrededor.

A medida que los niños crecen, la succión deja de ser un simple reflejo y puede convertirse en un hábito arraigado debido a que les brinda seguridad y bienestar. A través de la boca, los niños exploran y reconocen su entorno, experimentando nuevas texturas, sabores y formas.

Chuparse el dedo es considerado un hábito de succión no nutritiva que tiene un efecto calmante, tranquilizador e incluso puede ayudar a conciliar el sueño. Es común que los niños se lleven el pulgar a la boca cuando tienen hambre, aburrimiento, cansancio, enojo o nerviosismo.

Un artículo publicado en la revista Journal of Morphological Sciences explica que durante los primeros dos años de vida, la succión del dedo puede considerarse normal. Sin embargo, si esta costumbre persiste después de los 3-6 años, podría tener efectos perjudiciales en el desarrollo del complejo maxilofacial.

Si tu bebé tiene el hábito de chuparse el dedo, no es necesario alarmarse, pero sí estar alerta. Según la American Dental Association (ADA), la mayoría de los niños dejan de llevarse el dedo a la boca por sí mismos entre los 2 y 4 años.

Si esto no sucede, será importante ayudarlo a superar este hábito para prevenir problemas en sus estructuras orales. Sigue leyendo para conocer cómo la persistencia de esta conducta puede llevar a diversas consecuencias en la cavidad bucal.

Consecuencias de chuparse el dedo en la salud dental de los niños

La persistencia de este hábito de succión no nutritiva durante el desarrollo de las estructuras orofaciales tiene un impacto en el crecimiento de los maxilares y en la posición de los dientes. La succión vigorosa, frecuente y prolongada del dedo durante la infancia puede dar lugar a consecuencias negativas en la salud dental del niño. A continuación, te explicamos las más comunes.

1. Maloclusiones dentales

Chuparse el dedo de forma excesiva puede desencadenar problemas de mordida y maloclusión (desalineación) de los dientes superiores e inferiores. La presión ejercida por el dedo y la musculatura orofacial durante la succión influyen en la relación entre los maxilares y los dientes.

De acuerdo con una revisión publicada en el International Journal of Community Medicine and Public Health, las maloclusiones derivadas de la succión del dedo pueden incluir las siguientes.

  1. Mordida abierta anterior: los dientes frontales superiores e inferiores no se tocan al cerrar la boca.
  2. Sobremordida: los dientes frontales superiores se encuentran muy por delante o por encima de los inferiores.
  3. Mordida cruzada posterior: los dientes inferiores quedan fuera de los dientes superiores.
  4. Diastemas: hay un espacio excesivo entre dientes adyacentes.
  5. Trastornos de la articulación temporomandibular.

Las maloclusiones dificultan la masticación, la alimentación y el habla normales en los niños. Además, pueden afectar la estética facial, lo que podría llevar a una baja autoestima, inseguridad y problemas en las relaciones sociales.

2. Deformaciones en las estructuras faciales

La succión del dedo en los niños afecta el adecuado desarrollo de las estructuras faciales. Según una revisión sistemática publicada en la revista Systematic Reviews in Pharmacy, chuparse el dedo puede impactar en los patrones de desarrollo muscular y facial en los niños, interfiriendo además en el crecimiento y desarrollo del área dentomaxilofacial.

Además, como menciona un comentario en Poster Journal, los efectos de chuparse el pulgar durante largos períodos pueden incluir la constricción del arco maxilar y la formación de una bóveda palatina profunda.

La presencia del dedo en la boca interfiere con el posicionamiento adecuado de la lengua, que tiende a permanecer en una posición baja. Esto evita el estímulo necesario para el crecimiento del maxilar superior, lo que resulta en un arco estrecho y de tamaño insuficiente.

Por otro lado, la presión que el dedo ejerce contra el techo de la boca durante la succión estimula su crecimiento en altura. Como consecuencia, el paladar adquiere una forma excesivamente convexa y se vuelve profundo y ojival.



3. Dificultades en el habla

La succión digital crónica puede afectar el desarrollo del habla y la comunicación en los niños. La constante presencia del dedo en la boca, junto con las malposiciones dentales y la incorrecta ubicación de la lengua, pueden influir en la pronunciación de ciertos sonidos.

Un estudio transversal que analizó los factores de riesgo asociados al retraso en el habla y el lenguaje en los niños descubrió que la succión excesiva del dedo, el uso de chupetes y biberones reducen la sensibilidad de la cavidad oral y pueden dar lugar a disfunciones oromotoras. Las dificultades más comunes incluyen los ceceos y problemas para pronunciar los sonidos S, Z, L y R.



Estrategias para ayudar a tu hijo a dejar de chuparse el dedo para cuidar su salud dental

El momento adecuado para detener el hábito de succión de dedo en los niños varía según cada niño. Por lo general, se espera hasta los 4 años para tomar medidas concretas. Como mencionamos anteriormente, muchos niños dejan de chuparse el dedo por sí mismos entre los 2 y 4 años.

Si el hábito persiste después de los 4 años, es conveniente buscar estrategias para ayudar a tu hijo a dejar esta costumbre. Y para ello, existen diferentes alternativas para abordar esta situación. Consultar con el pediatra o el odontopediatra te brindará orientación para manejar la situación de acuerdo a las necesidades específicas de tu hijo.

Como se señala en una revisión en el West African Journal of Orthodontics, es importante decidir el método y el momento del tratamiento considerando la edad y madurez del niño, la presencia de maloclusiones, su estado psicológico y la presencia de otros hábitos, como sacar la lengua o respirar por la boca.

Sin importar el enfoque que se elija, es esencial que el proceso sea respetuoso con tu hijo. Tu hijo debe entender la importancia de resolver esta situación y sentir el deseo de dejar de chuparse el dedo. A continuación, te presentamos algunas alternativas a considerar.

1. Habla y explica

Mantener un diálogo con los niños sobre la necesidad de dejar este hábito puede ser suficiente para algunos niños mayores. Explicarles los daños que esta costumbre puede causar y escuchar sus sentimientos es crucial para que el proceso sea respetuoso.

Es común que muchos niños enfrenten burlas por parte de sus compañeros debido a esta práctica. La presión de sus amigos puede ser una influencia poderosa para abandonar esta costumbre. Sin embargo, es importante evitar hacer burlas también. Permitir que tu hijo pueda expresar cómo se siente al respecto y brindarle apoyo contribuirá a que se concentre en dejar de chuparse el dedo.

2. Utiliza refuerzos positivos

Elogiar a tu hijo cuando no se está chupando el dedo es una manera efectiva de mostrarle que está progresando. Mantener un registro de los días en los que no lleva a cabo el hábito, ya sea en un calendario o con pegatinas, puede motivarle a continuar eliminando esta costumbre.

Si notas que tu hijo se chupa el dedo de manera distraída, es recomendable pedirle que se detenga con calma en lugar de regañarlo. Es posible que esta situación se repita varias veces. Quitar este hábito llevará tiempo y tu papel es apoyar a tu hijo, no añadirle más presión.

3. Observa los desencadenantes de chuparse el dedo

Muchos niños suelen chuparse el pulgar cuando se sienten cansados, aburridos, nerviosos, ansiosos o hambrientos. Proporcionar una siesta, una comida o actividades lúdicas puede ayudarles a reemplazar este hábito por las acciones que realmente necesitan en ese momento.

Si notas que tu hijo chupa su dedo como una forma de autorregularse durante situaciones estresantes, intenta identificar la causa subyacente de su ansiedad. Comprender qué le preocupa te permitirá brindarle un apoyo más profundo y ayudarle a lidiar con esas situaciones sin recurrir a su dedo.

Si la succión del dedo ocurre en otros momentos, ofrece actividades que involucren el uso de sus manos. Pintar, jugar a la pelota o tejer pueden ser estrategias divertidas que mantendrán sus dedos ocupados y fuera de su boca.

4. Usa protectores de pulgar

Colocar una banda o un protector suave de plástico o tela en el pulgar puede ayudar a tu hijo a recordar que no debe chuparse el dedo. Tu hijo puede usarlo durante el tiempo que necesite o en momentos en que sea más probable que lleve su pulgar a la boca.

Si notas que tu hijo succiona su dedo mientras duerme, puedes ponerle un guante, una manopla o un calcetín en la mano antes de acostarse. En estos casos, controlar el hábito es más difícil, ya que no lo hace de manera consciente.

En una carta científica publicada en el Indian Journal of Pediatrics, se describe el caso de una niña de 3 años que dejó de chuparse el dedo utilizando una pegatina en el pulgar. El texto argumenta que esta estrategia es sencilla, económica, centrada en la niña, utiliza señales visuales y está respaldada psicológicamente.

5. Consulta a un profesional

Si los enfoques anteriores no logran resultados o si notas problemas en la mordida o en los dientes de tu hijo, es aconsejable consultar a un odontopediatra u ortodoncista para recibir orientación profesional. Estos especialistas cuentan con diversas estrategias para eliminar el hábito y prevenir efectos negativos en las estructuras orofaciales.

Como se menciona en un artículo publicado en la revista International Journal of Medical Investigation, los hábitos de chuparse el dedo pueden abordarse mediante tratamientos de ortodoncia interceptiva. Este enfoque permite guiar el desarrollo de la dentición y el crecimiento maxilar para lograr una oclusión armoniosa y funcional.

Estos tratamientos tempranos tienen el potencial de solucionar el hábito y, al mismo tiempo, prevenir complicaciones futuras que podrían requerir tratamientos más complejos y molestos.

Prestar atención a la succión digital

La succión del dedo es un reflejo natural que comienza incluso antes del nacimiento y puede continuar hasta los 2 años o más. Aunque este hábito suele desaparecer por sí solo, en ocasiones puede persistir.

Dado que chuparse el dedo de manera compulsiva y frecuente puede afectar la salud dental, es esencial estar alerta ante esta costumbre. Si el hábito continúa más allá de los 4 años, es posible que tu hijo necesite tu ayuda para dejar de llevarse el pulgar a la boca. No dudes en buscar orientación profesional para acompañar el desarrollo bucal de tu hijo y prevenir posibles problemas dentales a largo plazo.


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