El desafío de criar a un hijo con Síndrome de Down

El desafío de criar a un hijo con Síndrome de Down
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 27 mayo, 2019

Criar a un hijo con Síndrome de Down es una amorosa labor, pero también resulta una actividad desafiante por muchos motivos. Los retos pueden provenir de distintos aspectos, es la salud, la educación y el desenvolvimiento social; por eso esta condición demanda un toque adicional de valentía a la madre.

El Síndrome de Down es una anomalía cromosómica que tiene características comunes en todos los pacientes, las cuales son fáciles de identificar para la mayoría de las personas. Sin embargo, no todos los niños que la sufren son iguales, porque por encima de su condición, ellos manifiestan rasgos propios de su personalidad.

En tal sentido, cada día en la vida de los padres de un niño con necesidades especiales representa un reto, porque desde su nacimiento estos tuvieron que poner a prueba muchos aspectos de su persona. Al conocer que el bebé tiene esta condición, los padres pueden ver el futuro ante sus ojos, porque lastimosamente esta situación los va a acompañar por el resto de sus vidas.

Por lo tanto, el primer desafío que se puede mencionar, es de tipo emocional; es decir, aquel sentimiento que a veces hay que controlar para enfrentar la situación. Las emociones varían de acuerdo a la persona, por eso el amor es el requisito indispensable para manejar la crianza de un niño con necesidades especiales.

¿Cuáles son los desafíos de criar a un niño con Síndrome de Down?

Una cualidad que tiene la paternidad es que cuidamos y preparamos a nuestros hijos para que crezcan sanos y capacitados para enfrentar su vida futura. En la etapa de crianza los formamos en valores, les enseñamos destrezas y nos motiva la idea de ver cómo se desenvuelven por sí mismos.

 

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No obstante, los niños con necesidades especiales, pese a que pueden hacer su vida tan normal como cualquier otro niño, el proceso puede llegar a ser un poco más complejo. Por ejemplo, sus capacidades mentales y motoras, impiden que su evolución sea tan rápida o tan acertada en los primeros intentos, esto implica que la constancia debe ser la compañera inseparable de la paciencia y el esfuerzo de los padres.

Para hacer un planteamiento general, vamos a explicar sin orden de importancia, cuáles son los desafíos comunes que se presentan en estas circunstancias:

Desafío Nº 1: Las emociones

No siempre sabemos cómo reaccionar ante noticias tan sorprendentes como la de recibir un hijo con discapacidad, por eso el miedo, la angustia, la frustración y el enojo, podrían llegar a presentarse en cualquier etapa de la crianza.
Lidiar con sentimientos encontrados, puede ser un reto común en la vida de los padres de un niño enfermo. En estos casos, es imperante que exista tolerancia, calma y sabiduría.

Desafío Nº2: Tener capacidad de respuesta rápida

No todos respondemos con rapidez a las situaciones difíciles, pero con estos niños hay que andar a tiempo. Superar rápidamente cualquier crisis personal es imprescindible para que su vida pueda avanzar, porque casi siempre dependerá de sus padres para continuar.

Perder el tiempo culpándonos entre nosotros o pensar mucho antes de actuar, podría representar un riesgo de vida para nuestro pequeño.

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Desafío Nº3: Enfrentar a la sociedad

Una vez que nos volvemos casi expertos en niños con Síndrome de Down y hemos superado los sentimientos encontrados, o incluso en plena crisis; podemos llegar a coincidir con interrogatorios, miradas malintencionadas o vejaciones hacia nuestros niños.
Lastimosamente, aún existe cierta precaución para tratar abiertamente a las personas con discapacidades. El niño puede llegar a ser rechazado en grupos de niños y no todas las escuelas son aptas para él.
Además, es común que los padres sintamos un menosprecio que no tal vez existe, porque el reto personal en parte nos lleva a ponernos a la defensiva de nuestro niño. Podemos llegar a percibir miradas, gestos o palabras no gratas, pese a que es normal la curiosidad de los demás.

 

Desafío Nº 4: Poca ayuda, sin respuesta

El niño con necesidades especiales no responde de la misma manera que uno sin discapacidad; por eso él no va a colaborar fácilmente con acciones sencillas como levantar los brazos para que entre la ropa, aprender a atarse los zapatos o ir al baño.
En otras palabras, va a ser un niño que demandará atención por mucho tiempo, pero su capacidad de evolución será más prolongada. Por lo tanto, pasará mucho tiempo siendo un niño sin una respuesta acertada.
Pero lo más importante en estos casos, es que la solución es muy simple. Cada uno de estos desafíos por individual y cualquiera en general, puede ser superado con grandes dosis de afecto.
El amor es el combustible para superar una maternidad difícil, un niño enfermo y todas sus complicaciones.


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