La culpa después de castigar a los hijos

Educarte a ti y a tus hijos en el sentimiento de culpa es fundamental para una crianza feliz. Te damos algunos consejos para conseguirlo.
La culpa después de castigar a los hijos
María José Roldán

Escrito y verificado por la psicopedagoga María José Roldán.

Última actualización: 25 abril, 2021

Si eres padre o madre, te habrá pasado alguna vez; te habrás sentido mal después de haber castigado a tus hijos o simplemente después de haberles dado alguna reprimenda. Es algo normal, pero tienes que saber más sobre la culpa después de castigar a los niños. Es fundamental que en tu crianza sepas educar en la culpa, siempre que te sientas mal después de haber hecho algo.

Esto es necesario porque, si sabes hacerlo en tu persona, podrás transmitirlo a tus hijos siempre que sea necesario. Educarte y saber lo que quiere decir la culpa y cómo sentirte mejor con tus acciones es importante para tener una vida de éxito.

En la crianza de los hijos, el castigo instantáneo, los gritos o las consecuencias mal pensadas están a la orden del día. De hecho, no hacerlo cuesta mucho, pero hacerlo constantemente puede afectar a la personalidad de tus niños para toda su vida. Tiene más consecuencias de las que te imaginas y, por eso, tienes que cuidar ese sentimiento de culpa cada vez que educas (y no solo cuando castigas) a tus hijos.

El sentimiento de culpa

Madre hablando con su hijo sobre la culpa.

Es posible que cuando educas a tus hijos recuerdes cómo te educaron a ti y que pienses que no está tan mal o que, si te pegaban con una zapatilla o te gritaban cada día, era lo normal y que no es tan horrible. Cuidado con estos pensamientos. Antiguamente nuestros padres y abuelos no tenían más herramientas educativas y se basaban en la autoridad y el miedo para educar.

Desgraciadamente, ese estilo educativo tan punitivo tiene consecuencias hoy en adultos rotos emocionalmente que llenan las consultas de psicología y psiquiatría. Otros no acuden a especialistas, pero cargan un gran dolor emocional en sus hombros y se lo transmiten a sus hijos de manera inconsciente, pensando que es la mejor manera de educar, porque es cómo les educaron a ellos.

Afortunadamente, hoy en día tenemos herramientas para hacer frente a ese estilo educativo tan punitivo y que los frágiles niños de hoy no se conviertan en adultos rotos el día de mañana. No permitas el bloqueo emocional en la crianza y sé capaz de admitir que quizá has tomado decisiones equivocadas que te han hecho arrepentirte, pero que no tiene que ser así siempre.

Para que la culpa no te acompañe y sepas cómo afrontarla y mejorar tu crianza, ten en cuenta los siguientes aspectos. Solo ponlo en práctica diariamente y te darás cuenta cómo poco a poco todo irá mucho mejor.

No te martirices

Eres humano y es normal que cometas errores. Lo que importa es tomar conciencia de ellos y transformarlos en aprendizaje para que no vuelvan a ser un motivo de culpa. Pide perdón a tus hijos siempre que sea necesario, asume la responsabilidad de tus actos. Pero no te castigues emocionalmente. Pon remedio, pero no te ahondes en la culpa y en los sentimientos de rabia o dolor.

No seas tan autoritario

Si te has pasado con el castigo por la tensión del momento, entonces enmienda lo que has hecho y sé flexible en ese castigo o en las consecuencias que les estás haciendo padecer a tus hijos. Esto no es ser blando, sino todo lo contrario; es la manera de demostrarles a tus niños que eres humano, que te puedes equivocar y que, si lo haces, lo admites y buscas soluciones.

Nunca culpes a tus hijos

Nunca culpes a tus hijos de tus enfados, porque eres tú quien decide dejarse llevar por esos sentimientos de ira o de rabia. No les culpes de tus acciones ni les chantajees emocionalmente. Es necesario que trabajes la empatía y la asertividad para que los pequeños entiendan que si tienes que llevar a cabo ciertas consecuencias en la crianza, sepan por qué es y estén avisados de antemano.

La culpa a veces es buena

Padre hablando con su hija después de gritarle.

Aunque no te lo creas cuando peor te sientes, la culpa puede ser buena compañía en tu mente cuando te hace reflexionar sobre tus actos. Esto te obligará a buscar nuevas alternativas y soluciones a los conflictos que puedan surgir más adelante.

Te hará reflexionar sobre si estás cometiendo los mimos errores que cometieron contigo cuando eras pequeño. De esta manera, podrás hacerlos conscientes y después buscar soluciones para que no se repitan en tus hijos. Nunca eduques a tus hijos a través del miedo o el abandono solo porque no han sabido seguir tus normas. Enséñales a reflexionar sobre las conductas inapropiadas.

Teniendo todo esto en cuenta, es fundamental también que seas consciente de las limitaciones que tienes como padre o madre. A veces tendrás las respuestas correctas y otras no, pero que en cualquier caso es importante reflexionar sobre las decisiones que se van a tomar.

Haz respiraciones profundas antes de tomar cualquier decisión de la que después puedas arrepentirte. Y, si ya es tarde, aprende de ello para que en el futuro puedas hacer las cosas de un modo apto para ti, pero sobre todo, para tus hijos y su buen desarrollo emocional.


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  • Soler Sarrió, A., Roger Sánchez, C. (2017) Hijos y padres felices: Cómo disfrutar la crianza. Editorial: Kailas

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