¿Qué es la crianza nacho y cómo aplicarla con tus hijastros?

La crianza nacho puede resultar útil para entablar una relación saludable con los hijos de tu pareja. La honestidad y la empatía son fundamentales para establecer una dinámica sana. Sin embargo, no es una receta universal.
¿Qué es la crianza nacho y cómo aplicarla con tus hijastros?
Maria Fátima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 06 julio, 2023

La crianza nacho o Nacho Kids es un juego de palabras. Si pronunciamos de manera veloz «not your kids», suena como «Nacho Kids». Sin embargo, detrás de esta propuesta de crianza, se encuentra la experiencia de Lori Sims y David Sims, una pareja «en formación» que busca congeniar con los hijos del otro.

Lory y David – creadores del modelo de crianza nacho- son una pareja como cualquier otra: formaron una nueva familia, una «ensamblada», con todos los desafíos que esto implica.  A partir de su experiencia, con aciertos y desaciertos, buscaron compartir una serie de recomendaciones que intentan aliviar a la nueva pareja con hijos de vínculos anteriores y a que encuentren una forma saludable de relacionarse.

¿Qué es la crianza nacho?

La crianza nacho consiste en una serie de recomendaciones para acompañar aquellas situaciones de familias mixtas o ensambladas. Es decir, cuando se forma una nueva pareja y uno de sus miembros (o ambos) tiene hijos de su vínculo anterior.

Sin dudas, acercar familias es todo un desafío, ya que nos interesa integrarnos de la mejor manera posible. ¿Y cuál es esa mejor manera? Desde el enfoque de la crianza nacho, el consejo se orienta hacia «los hijos de Nacho, los problemas de Nacho» (en inglés, Nacho Kids, Nacho problems).

Un estudio de E. Beguet (2009) orientado a investigar cómo son las relaciones en las familias ensambladas demuestra que, en general, la nueva pareja no se siente partícipe o implicada a participar en la crianza de sus hijastros. Sin embargo, cuando esto sucede, suele ser percibido como problemático.  

Esto mismo es lo que Lori Sims relata en el sitio web de Nacho Parenting: lo frustrante que era intentar congeniar con los hijos de David. Esto fue así hasta que en una sesión de consejería familiar, el experto le dijo «no son tus hijos».

Al principio, escuchar estas palabras para Lori fue un poco «fuerte», hasta quizás «algo violento». Sin embargo, al pensarlo mejor, se dio cuenta de que mantener cierta distancia podía ser una solución.

Dicho en otras palabras, no se trata de desentenderse «porque sí», sino de hacerlo con un propósito: permitir darle aire a la pareja y a sus hijos para que puedan arreglarse como crean conveniente, confiando en que se conocen y que encontrarán la manera de hacerlo.



A su vez, es un método que se recomienda en particular cuando la tensión entre el padrastro/madrastra y el hijastro presenta dificultades.

También se trata de salirnos de esas posturas críticas o señaladoras, las cuales dan la impresión de que tenemos la respuesta o la solución. Por el contrario, dejan al margen de acción al otro y ofrecerse como sostén o como compañía.

Así, como compañeros, aceptamos que ya existía un núcleo familiar, lo respetamos y buscamos crear un vínculo nuevo, no uno «en reemplazo». No queremos ser el nuevo padre o madre, simplemente queremos generar la mejor relación que sea posible.

Padre e hijo jugando
Lo más importante es darle a tu pareja y a su hijo el espacio que necesitan para conectar y solucionar problemas.

¿Cómo se aplica la crianza nacho?

Algunas de las premisas de este tipo de crianza pueden encontrarse en la página web de Nacho Kids. Tomamos las siguientes.

Permitir que la pareja sea su padre o madre

Puedes ser el sostén de tu pareja y ponerte a disposición para ayudarla en lo que precise, pero eres sostén, alguien que sigue indicaciones, no alguien que se impone o decide.

Respetar los tiempos y las lógicas familiares

Aunque intentemos presentarnos «en son de paz», no siempre sucede. ¿A qué se debe? Existen múltiples explicaciones. Una de ellas tiene que ver con que a veces intentamos incorporarnos a una dinámica familiar «ajena», hablando un lenguaje propio.

Por ejemplo, intentamos replicar en la casa de nuestra pareja algo que es típico de nuestro hogar. Esto puede resultar invasivo o hasta como una imposición. Sin dudas, será un primer paso en falso en una relación que recién comienza.

No hace falta ser padre o madre de tus hijastros para ganarte su cariño

Ya tienen un padre o una madre. Incluso, a veces los hijos deben aprender a «navegar» entre progenitores que no terminan de ponerse de acuerdo. Por eso, es probable que no sientan interés en sumar un tercer factor a una ecuación que ya tiene su propia complejidad. Puedes buscar construir otro rol.

Intervenir menos, a veces es intervenir más

Durante la crianza, muchas veces queremos intervenir para hacernos notar, para conquistar un lugar. Así es como caemos en ciertas trampas, incluso juegos de poder. Desde Nacho Kids, sugieren que a veces puede parecer que no tenemos el control de una situación por no intervenir, pero que sucede justamente lo contrario.



Ventajas de la crianza nacho

Esta estrategia se enfoca en no imponer nuestra presencia en la vida de los niños, permitiendo que sus padres biológicos tomen las decisiones principales sobre su educación y cuidado. Veamos algunos de los puntos a favor de la crianza nacho.

Habilita una apertura y una vía de comunicación diferente

En lugar de imponer nuestra presencia y opinión en la vida de los hijos de nuestra pareja, nos enfocamos en escuchar y respetar su perspectiva, fomentando un diálogo abierto y sincero. Incluso, a veces podemos llegar a entender cierto punto de vista y contribuir desde este lugar propio.

Nos aleja del foco de conflicto

Dejamos de ser el chivo expiatorio de conflictos que no nos pertenecen. Incluso, si miramos desde afuera, podemos aprender a identificar cuál es la fuente del problema, qué desencadena discusiones, etc. Con una mirada un poco más fría, podemos servir de «tercer ojo» colaborativo para nuestra pareja.

Somos una fuente de ayuda, si así nos lo solicitan

Este enfoque de crianza considera válido que podamos derivar esa ayuda con el progenitor correspondiente. No necesariamente tenemos que tener la respuesta. A veces la respuesta posible es «te recomiendo que lo hables con tu padre o madre».

Desventajas de la crianza nacho

Aunque la crianza nacho puede tener algunos beneficios, también hay algunas desventajas a considerar. Conoce algunas de las desventajas:

  • Se disfraza de «crianza nacho» el desapego, el desinterés o la negligencia hacia los hijos de la pareja.
  • Uno de los objetivos de la crianza nacho es «lograr desconectarse» del conflicto. Sin dudas, apartarse del conflicto y tomar distancia es algo que requiere de práctica. No es algo tan sencillo de llevar a cabo.
  • Resulta difícil no intervenir cuando existen problemas de conducta complejos y estamos presentes. En este caso, de acuerdo al niño y al conflicto, no intervenir puede ser tomado como complicidad. Hay momentos en los que los niños necesitan límites y el padre o madre no está presente.
  • Como todos los métodos de crianza, no es de «talla única». Hay que tener en cuenta cuántos hijos son en cada familia, qué edades tienen, qué necesita cada uno. Cada familia es un mundo. A veces, lo que funciona en un caso, no es exitoso en otros casos.
Padres y ninos
No se trata de indiferencia, se trata de respetar la dinámica familiar que ya existía en el hogar.

¿Qué tener en cuenta sobre la crianza nacho?

Como todo tipo de crianza, debe ser consistente y aceptada por las personas implicadas. No funciona si el primer mes aplicamos algunas recomendaciones y el mes siguiente nos damos por vencidos y hacemos lo contrario.

Por otro lado, vale la pena aclarar que tampoco se trata de una práctica que pueda ser aplicada en todas las familias. Para muchas personas, incluso para el progenitor, no es una opción no involucrarse. Incluso, hay familias que logran pactar nuevas reglas y se sienten a gusto con ellas.



Cada familia tiene su experiencia y su mejor «método»

En términos de crianza, siempre tendremos qué leer o qué consejo escuchar. Sucede que cada experiencia es única, así como también lo es cada familia. Para que realmente funcione, lo mejor es tener presente no un catálogo de indicaciones, sino nuestros valores.

Por ejemplo, el respeto, la comunidad, el afecto, etc. Una vez que tengamos claro qué tipo de educación queremos, será más fácil orientarnos e ir experimentando por diferentes caminos. Pues la crianza también se trata de eso: de construir el propio camino y aceptar cuando nos equivocamos.

En todo caso, siempre será una opción recibir orientación profesional para que pueda ayudarnos a desentrañar las complejas realidades familiares.


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