Sin reglas, cada quien haría lo que quisiera, lo que podría dificultar el bienestar común y la convivencia. Cumplir las normas es un desafío cotidiano que se presenta en todos los hogares. Muchas peleas o enfados derivan de situaciones en las que los niños no siguen los acuerdos establecidos.
En este sentido, es útil no solo centrarse en el comportamiento del niño, sino también en el funcionamiento general de la familia. A veces, la falta de cumplimiento de las reglas puede deberse a circunstancias específicas que el menor está atravesando, mientras que en otras ocasiones puede ser resultado de cambios en su entorno.
A continuación, te ofrecemos algunos consejos a tener en cuenta cuando te enfrentes a situaciones en las que los niños no siguen las reglas.
¿Qué hacer con los niños que no siguen las reglas?
La crianza de niños que a veces desobedecen las reglas puede ser un desafío para cualquier padre o cuidador. A continuación, algunas recomendaciones a tener en cuenta para aplicar con los niños que no respetan las reglas.
1. Establece normas claras y sus consecuencias
Esto establece el camino de los comportamientos esperados y no deseados. Lo que suele ser más efectivo es llegar a acuerdos con los niños y explicar el propósito detrás de ellos. De esta manera, los pequeños no solo sienten que están participando, sino que también comprenden el motivo, lo que los motiva a no ver las reglas como una imposición.
2. Determina consecuencias que sean específicas a las reglas
Si el niño ha insultado a su hermano, la consecuencia tiene que estar vinculada con reparar esa mala conducta. Por ejemplo, debe ayudar a su hermano a hacer las tareas, en lugar de decirle que no verá televisión en todo el día.
3. Aplica las consecuencias de inmediato al comportamiento no deseado
Esta aproximación ayuda a los niños a conectar sus acciones con las consecuencias directas que resultan de ellas. Cuando ven que un comportamiento lleva a una respuesta inmediata, son más propensos a comprender la relación causa-efecto y a aprender qué comportamientos son aceptables y cuáles no lo son.
4. Mantén estables las reglas
Una forma de mantener la estabilidad en las reglas es cumplir con tu palabra cuando no se respetan. Evita el error común «hoy sí y mañana no». Esto significa que debes aplicar consecuencias de manera consistente cuando se violen las normas.
5. Emplea un lenguaje accesible a su edad
Debes asegurarte de que el niño haya comprendido lo que intentabas comunicarle. Para lograrlo, es importante establecer dinámicas que se adapten al lenguaje de tu interlocutor, en este caso, el del niño. De esta manera, se sentirá más identificado con la explicación y mejorará su comprensión.
6. Enfatiza cuál es el comportamiento deseado
Por ejemplo, puedes utilizar afirmaciones positivas como «es importante ordenar tus juguetes todos los días» o «después de terminar de comer, disfrutarás de un tiempo para jugar». Evita utilizar enfoques negativos, como: «no debes levantarte de la mesa hasta que hayas terminado de comer».
7. Ayuda al niño a reflexionar sobre su conducta
Además de señalarle su comportamiento, debes ir un paso más allá y actuar como su guía. Hazle preguntas como: «¿por qué hiciste esto?», «¿cómo crees que esto te afecta a ti o a otros miembros de la familia?», y «¿qué propuesta tienes para resolver lo que hiciste?».
Por ejemplo, si ha utilizado un lenguaje grosero hacia su hermano, es importante que le pidas que se disculpe. De esta manera, también le estás ayudando a asumir la responsabilidad de sus acciones.
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8. Elige reglas acordes a la capacidad del niño
Cada niño se desarrolla a su propio ritmo y es importante reconocer y respetar sus limitaciones y habilidades en cada etapa. Establecer reglas inalcanzables puede generar frustración tanto para los padres como para el niño, lo que podría resultar en un cumplimiento deficiente de las normas y en un ambiente de crianza tenso.
9. Evita los gritos, las amenazas y la manipulación
Cuando una persona se siente atacada, su cerebro entra en «modo defensa». Por lo tanto, será menos receptivo al entendimiento y tenderá a reaccionar. Busca la tranquilidad para hablar con tu hijo para que aprenda a respetar por convicción y no por miedo. Recuerda que el maltrato y la agresión suelen traer más desregulación emocional. Es decir, aumenta la rabieta y el enojo.
10. Ponte de acuerdo con el otro progenitor sobre los valores que quieren transmitir
Establecer una comunicación abierta y regular con el otro progenitor es clave para asegurarse de que ambos están en la misma página en lo que respecta a la educación y los valores que desean inculcar en su hijo. Algunas áreas importantes en las que es fundamental estar de acuerdo incluyen la disciplina, la responsabilidad, el respeto hacia los demás y la resolución de conflictos.
11. Reflexiona y presta atención sobre la coherencia de esas reglas
A lo largo del día, los niños están expuestos a múltiples mensajes, a veces contradictorios, ya que reciben instrucciones de diversas personas con las que interactúan en su rutina diaria. Esto puede incluir a abuelos, otros cuidadores y maestros en la escuela, entre otros.
En este contexto, si tu hijo pasa mucho tiempo en casa de los abuelos, es importante mantener una comunicación abierta con ellos y señalar cuáles son las normas y límites establecidos en tu hogar, es decir, qué comportamientos están permitidos y cuáles no lo están. Esto ayudará a evitar confusiones y brindará una estructura más consistente en la crianza de tu hijo.
12. Intenta preguntarte qué puede estar ocurriendo con ese niño
Intenta preguntarte qué puede estar ocurriendo con ese niño. Es fundamental reconocer que, en muchas ocasiones, los motivos por los cuales los niños no siguen las reglas son mucho más profundos de lo que pueden parecer a simple vista. Estos comportamientos pueden ser señales de que el niño está experimentando emociones, preocupaciones o dificultades que no ha expresado de manera clara.
13. Ten presente que eres un ejemplo
Ten presente que eres un ejemplo fundamental para tus hijos. Si tú mismo te saltas las normas o reglas establecidas, tus hijos pueden interpretar que también tienen la libertad de hacerlo. Los niños a menudo aprenden más a través de lo que ven y experimentan en su entorno que a través de lo que se les dice.
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Pregúntate: ¿cómo son las reglas del hogar?
¿Desobediencia, rebeldía, capricho? Muchos padres tienden a pensar que esos son los motivos por los cuales los niños no siguen las reglas. Sin embargo, más allá de que algunas razones puedan ser ciertas, hay que entender la etapa vital que cada menor está transitando.
De hecho, una publicación de la revista Anales de Psicología encontró una correlación positiva entre los padres que han optado por seguir un entrenamiento para tratar a menores con problemas de conducta. Como consecuencia, los niños mejoraron su interacción con el mundo y sus progenitores. Algunas preguntas que puedes hacerte son:
- ¿Cómo estás pidiendo orden?
- ¿Cuáles son las reglas?
- ¿Son las mismas reglas para todos, sin importar la edad?
- ¿Se mantienen estables o cambian según la ocasión o la conveniencia?
- ¿Qué sucede cuando esas reglas no se cumplen?
Para lograr un cambio efectivo y obtener resultados positivos, es importante no solo analizar u observar el comportamiento de los niños, sino también reflexionar sobre el comportamiento de los padres.
De esta manera, se evita caer en una visión simplista o unidimensional del problema. En su lugar, es más beneficioso considerar todo el panorama y tomar acciones que siempre prioricen el bienestar del menor.
Bibliografía
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- Justicia, A. Corredor, A. Fernández, M; Justicia, F. (2012). Reducción de problemas de conducta en educación infantil. International Journal of Developmental and Educational Psychology. (1), 257-265. https://www.redalyc.org/pdf/3498/349832342026.pdf
- Robles Pacho, Z., & Romero Triñanes, E. (2011). Programas de entrenamiento para padres de niños con problemas de conducta: una revisión de su eficacia. Anales de Psicología, 27(1),86-101. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3353521