Consejos para aumentar el líquido amniótico

El líquido amniótico es una sustancia que rodea al feto durante toda la gestación, permite que el embrión pueda moverse de forma libre, desarrollarse y verse protegido ante estímulos externos como traumatismos. En algunas situaciones este fluido puede verse disminuido en cantidad, lo que se conoce como oligohidramnios. Por lo tanto, para muchas madres vale la pena seguir ciertos consejos para aumentar el líquido amniótico.

En general, todas las medidas que pueden adoptarse en el hogar consisten en mejorar el estado de hidratación. En casos graves, las mejores soluciones requieren fluidoterapia intravenosa y algunos métodos invasivos como la amnioinfusión, aunque depende mucho de la edad gestacional y el pronóstico de la situación en general.

¿Cuándo es necesario aumentar el líquido amniótico?

La condición de oligohidramnios impide que el feto pueda desarrollarse de forma correcta, por lo que se asocia con una serie de complicaciones, tanto para la madre, como para el futuro bebé.

Según explican los expertos del Manual MSD, las causas incluyen alteraciones genéticas, malformaciones fetales e insuficiencia úteroplacentaria, entre otras. Sin tratamiento, las consecuencias negativas que podrían generarse son graves, como la restricción del crecimiento intrauterino, la maduración pulmonar incompleta (hipoplasia pulmonar), según explica un estudio publicado en Anales de Pediatría, e inclusive la muerte fetal.

El diagnóstico de oligohidramnios, a menos que sea en el contexto de una emergencia médica, como la rotura prematura de membranas, suele ser mediante ecografía en uno de los tantos controles prenatales. De ahí la importancia de acudir con regularidad y cumplir las indicaciones al pie de la letra.

Consejos para aumentar el líquido amniótico

El tratamiento del oligohidramnios dependerá de la causa y su gravedad. En casos leves, las medidas que pueden seguirse de forma ambulatoria consisten en mejorar la hidratación de la madre. Parte del líquido ingerido alcanzará el saco amniótico, por lo que es una forma lógica y económica para ayudar a resolver al problema. De hecho, un estudio realizado por la Colaboración Cochrane llegó a la conclusión de que un consumo adicional de 2 litros de agua produce un aumento significativo del líquido amniótico. En el día a día puede hacerse lo siguiente:

1. Guardar reposo. Debido al riesgo elevado de daño fetal, por la falta de protección que el líquido amniótico proporciona, es recomendable permanecer en reposo mientras se solventa la situación. La duración e intensidad del mismo debe ser fijada por el médico en función del cuadro clínico.
2. Consumir alrededor de 8 vasos de agua al día. Se trata de una medida aproximada, que siempre debe ser consultada con el médico, en especial si se padece alguna patología renal, hepática o cardiovascular que pueda verse influenciada por el consumo excesivo de líquidos.
3. Incluir frutas en la dieta. Muchas frutas como el melón o la sandía contienen una cantidad elevada de agua. Puedes incorporarlas a tus meriendas, si es que acaso no te agrada mucho tomar agua.
4. Evitar la exposición a las altas temperaturas. Esto es bastante relevante en los meses de verano, ya que el calor excesivo puede llevar a la deshidratación. Refugiarte en la sombra y encender el ventilador o aire acondicionado son maneras sencillas de afrontar este inconveniente.
5. No beber alcohol. De más está decir que el consumo de esta sustancia durante el embarazo es nocivo en cualquier cantidad, pues produce, desde déficit cognitivo hasta riesgo de aborto espontáneo, según un estudio publicado en la Revista Científica Ciencia Médica. Además, el alcohol inhibe la liberación de la hormona antidiurética o vasopresina, por lo que disminuye la frecuencia micciona y propicia la pérdida excesiva de líquidos.

¿Qué sucede en los casos más graves?

Los casos graves de oligohidramnios suelen requerir ingreso hospitalario y diversas conductas que dependerán de la edad gestacional de la madre. Por esto, se suele considerar la hidratación endovenosa como una de las medidas básicas, según explica una publicación en la Revista Archivo Médico de Camagüey.

Según explican los expertos de la Clínica Mayo, la inducción del parto por cesárea, si la madre se encuentra alrededor de la semana 36 de la gestación, es una opción válida, tomando todas las precauciones para ello. Si es necesario, en pleno trabajo de parto se puede realizar una amnioinfusión, que consiste en la administración de una solución a través de un catéter que va directamente hacia la cavidad uterina.

Cuidar los niveles de líquido amniótico es fundamental

Es muy importante acudir a las revisiones periódicas durante el embarazo, ya que es la mejor manera de prevenir una disminución peligrosa del líquido amniótico. Si resulta ser un caso leve, es muy probable que el especialista opte por mantener un seguimiento estrecho y recomendar cambios en los hábitos de vida, como los que te hemos explicado, aunque siempre debes consultarlo con tu médico de confianza.