Seguro que alguna vez has escuchado, o incluso has dicho tú misma, la frase: “mi hijo es muy inteligente”. Pero ¿realmente te has parado a pensar qué se entiende por inteligencia y cuáles son sus características? ¿Has reflexionado sobre si existe una única inteligencia general o hay varios tipos?
A continuación, te damos la respuesta a estas cuestiones. Descubre en qué consiste el concepto de inteligencia y cuál ha sido su evolución a lo largo de los años.
¿Qué es la inteligencia?
Según el psicólogo Howard Gardner, el concepto de inteligencia “implica la habilidad necesaria para resolver un problema o para elaborar productos que son importantes en un contexto cultural”.
Pero, además, cuando se habla de inteligencia, es necesario tener en cuenta sus tres características básicas:
- Depende de factores innatos y de aprendizaje: la inteligencia depende de la interacción entre factores innatos, el potencial biológico que se hereda de los progenitores y de las oportunidades de aprendizaje que van apareciendo a lo largo de la vida. En este sentido, cabe señalar que la plasticidad cerebral, o capacidad del cerebro para modelar las conexiones entre neuronas, hace posible la adaptación y adquisición de nuevas habilidades cognitivas. Lo cual permite que la capacidad intelectual se optimice y pueda llegar a su máximo nivel.
- Es dinámica: es susceptible al cambio y depende del entorno en el que se desarrolle la persona. Por lo tanto, la capacidad intelectual se construye a partir de las experiencias individuales y de las influencias familiares, escolares, culturales, sociales y económicas.
- Es múltiple: en la actualidad, se reconoce la existencia de ocho tipos diferentes e independientes de inteligencia que interactúan entre sí y se potencian de forma recíproca.
Pero esto no siempre ha sido considerado así. ¿Sabes cómo ha evolucionado la definición de inteligencia a lo largo del tiempo? A continuación, te lo explicamos.
El concepto de inteligencia y su evolución
El concepto de inteligencia en el siglo XIX
En el sigo XIX, tuvieron lugar los primeros estudios sobre inteligencia, entre los que destacan los de:
- Broca, quien logró localizar el área del lenguaje en el cerebro. Lo cual supuso la primera demostración de la posibilidad de localización física de las funciones cerebrales.
- Galton, quien estudió las diferencias individuales en la inteligencia de las personas y la importancia de la herencia en la inteligencia.
- Wundt, quien estudió los procesos mentales mediante la introspección, es decir, mediante la reflexión sobre los propios pensamientos.
Principios del siglo XX
En esta época se asumía que la capacidad intelectual era única, estable a lo largo del tiempo y cuantificable, por lo que comenzaron a elaborarse test para evaluar la inteligencia. En este sentido, destacan los siguientes autores:
- Binet, quien elaboró el primer test psicométrico para medir la inteligencia, con pruebas de contenido lingüístico, lógico-matemático y de memoria.
- Stern, quien propuso el término de Coeficiente Intelectual (CI) para puntuar los resultados de los primeros test de inteligencia.
A lo largo del siglo XX
En esta época se abre un interesante debate sobre el concepto de inteligencia:
- Según la perspectiva cognitiva, la inteligencia se entendía como una estructura compleja de pensamientos.
- Según el punto de vista genético, la inteligencia estaría marcada por un fuerte componente hereditario, por lo que los potenciales y limitaciones intelectuales de una persona los determinaría su naturaleza.
- De acuerdo con la perspectiva factorial, la inteligencia se consideraba como un conjunto de diversas capacidades o factores.
El concepto de inteligencia en la actualidad
En 1983, Gardner propone la teoría de las inteligencias múltiples, que sigue estando vigente en la actualidad. Así pues, este autor afirmó la existencia de ocho tipos diferentes de inteligencia:
- Lingüística.
- Lógico-matemática.
- Espacial.
- Musical.
- Corporal-cinestésica.
- Naturalista.
- Intrapersonal.
- Interpersonal.
Estos 8 tipos de inteligencia se combinan entre sí y se utilizan en diversos grados, de manera personal y única. Por lo que, en definitiva, se puede afirmar que cada persona tiene su propio perfil de inteligencia, y es más competente en algunas disciplinas y menos en otras.