Las habilidades sociales en el aula son aquellas que entran en juego cuando el niño se relaciona con el entorno escolar, ya sea con compañeros, elementos de la escuela o con la maestra. Estas habilidades se adquieren y son distintas a las que se emplean en el hogar. ¿Cómo trabajarlas en el aula?
En las clases, los aprendizajes exceden el dibujo del círculo o la escritura del nombre. En la escuela, los niños adquieren herramientas para socializar, por lo que la interacción con los demás va desde el saludo del inicio del día hasta compartir materiales y juguetes. También pasa por descubrir las emociones de los amigos o por el modo en que se afronta un momento de frustración.
El rol que en este aspecto cumple la institución es el de estimular el desarrollo armónico de las habilidades sociales en el aula. Si bien el repertorio de comportamientos no es el mismo en la casa que en la escuela, sí es verdad que ésta última ayuda a enriquecer aquellas expresiones que tienden a hacer que socialicen entre pares.
Las habilidades sociales en el aula pueden aprenderse
- Por la propia vivencia. Es cuando, después de una experiencia positiva o negativa, se logra una conclusión para seguir experimentando en la interacción posterior.
- Por consejo o norma. Básicamente es cuando se definen las reglas de convivencia dentro de una institución. También se aplica para todas aquellas observaciones que van construyendo el conjunto ético de cada persona.
En el aula, el niño observa, escucha, reflexiona, intercambia ideas, decide por sí mismo e identifica lo que siente el otro. De allí, la institución intenta afianzar ciertas destrezas que posibiliten la convivencia empática en el grupo.
Las habilidades sociales en el aula pueden aprenderse en el día a día. A continuación, veremos algunas pautas para llevarlo a cabo.
Hablar sobre las emociones
Cuando un pequeño está alterado, no solo hay que escucharlo, atenderlo y permitir que se exprese, sino que también hay que enseñarle a identificar lo que siente. Una de las cosas que más les frustra es la imposibilidad de explicar a los otros y a sí mismo lo que pasa.
Al poder entenderse, el niño se calma y puede aprender a gestionar sus frustraciones: hablar, leer un cuento, dibujar, jugar con algún objeto manipulable, son algunas maneras posibles de llevarlo a cabo.
Instalar reglas claras
Un niño que conoce las reglas del lugar en que se encuentra podrá apropiarse más fácilmente del espacio. Al sentirse parte de un todo, el sentimiento de responsabilidad aflorará en pos del bien común. Para ello, se explica que cada lugar, cada juguete, cada material… requiere de cierto uso, determinado trato y comportamiento concreto.
La mirada hacia el otro y del otro
La enseñanza de habilidades sociales en el aula implica no sólo la experiencia individual de cada niño, sino el grupo en sí como sujeto a educar. De modo que, para desarrollar estas habilidades, es fundamental promover la empatía entre pares. Esto se puede alcanzar de varios modos:
- Realizar preguntas sobre las emociones de los demás, de tal manera que cada cual piense en las propias emociones.
- Tomar los conflictos como oportunidad de reflexión sobre causas, sentimientos y maneras de resolución de los mismos.
- Ayudar a interpretar el lenguaje no verbal, de modo que la observación del otro sea más abarcativa cada vez.
Conversar sobre las habilidades sociales en el aula
Cotidianamente, una maestra o maestro sabrá estar atento a las necesidades emocionales del grupo. Al detectar un factor común en cuanto a habilidades a desarrollar en el colegio, se puede hablar directamente sobre lo que significa tal o cual destreza.
Algunos ejemplos de temas que pueden enseñarse para una mejor socialización
Para que los niños aprendan a socializar en el aula, estos aspectos y su desarrollo pueden ser muy positivos:
- Expresar mis sentimientos y necesidades para que la otra persona me entienda.
- Pedir ayuda y no suponer que la otra persona adivina lo que necesito.
- Ayudar a quien lo necesita.
- Elogiar o dar ánimo a un amigo.
- Aprender a escuchar relatos, cuentos, o simplemente lo que me expresa un amigo.
- Aprender a decir que “no” respetuosamente.
- Resolver conflictos de manera equitativa.
- Respetar turnos.
- Compartir materiales comunes.
- Respetar el trabajo de mi amigo sin destruir ni interrumpir.
- Respetar el cuerpo y el espacio de mi amigo.
- Aprender a invitar a un amigo a jugar.
Por último, es interesante, para enseñar habilidades sociales en el aula, promover el debate en el grupo. Para ello, los maestros deben dar ejemplos y permitir que los niños interroguen y analicen conceptos. Aunque breves, e incluso apenas pronunciadas, las reflexiones grupales son indispensables para fijar la nueva adquisición de manera grupal.
Bibliografía
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- Florez Montañez, N. (2013). Enseñando habilidades sociales en el aula. Extraído de: http://www.psicologia.unam.mx/documentos/pdf/publicaciones/Ensenando_habilidades_sociales_en_el_aula_Flores_Monanez_y_Ramos_Prado.pdf
- Velázquez Rodríguez, G. (2015). Programa para trabajar habilidades sociales en educación infantil. Extraído de: https://reunir.unir.net/bitstream/handle/123456789/4269/VELAZQUEZ%20RODRIGUEZ%2C%20GIOVANNA.pdf?sequence=1