La adolescencia es una etapa de grandes cambios que resultan duros también para los padres. Ver que nuestro pequeño va abandonando el nido puede activar todas las alarmas, el instinto protector, el temor a que sufra… Y estos miedos pueden encontrar su máxima expresión cuando el primer amor adolescente de nuestros hijos entra en escena.
El primer amor adolescente
Con la llegada de la adolescencia, los jóvenes experimentan cambios tanto a nivel físico como psicológico. Es en esta etapa vital cuando se encontrarán cara a cara, y por primera vez, con sensaciones y sentimientos complejos que nunca antes habían tenido que gestionar.
En la adolescencia, las emociones se magnifican y se viven con gran intensidad. Cada pequeño acontecimiento de la vida del joven tiene un fuerte impacto en su estado interno y en su percepción de la vida. Precisamente es por ello que el primer amor adolescente cobra tanta importancia.
A pesar de tratarse, generalmente, de romances de poca duración, esta vivencia se convertirá en un marco de referencia para futuras relaciones. En muchos casos, constituirá la primera experiencia sexual de nuestros hijos y tendrá un impacto en su forma de entender la intimidad.
Además, el tipo de relación que establezca y la calidad de la misma influirá en su autoestima, su estado anímico e incluso en sus gustos. Una buena relación puede empoderar a nuestro hijo, ayudarlo a madurar y traerle grandes beneficios. En cambio, una relación carente de respeto puede dañar su autoconcepto y acarrearle mucho sufrimiento.
Enséñale a volar y confía en sus alas
Los padres somos conscientes de ello; seguramente todos recordamos el nombre de nuestro primer amor y la huella que dejó en nuestras vidas. Precisamente por eso, el miedo y las dudas pueden inundarnos ante la noticia de que este importante momento ha llegado a la vida de nuestros hijos.
Sabemos que, a partir de ahora, nuestro pequeño habrá de enfrentarse a emociones tan intensas como los celos, la desilusión, la inseguridad. Tememos, además, que se produzcan relaciones sexuales prematuras, violencia durante el noviazgo o, simplemente, que esta persona dañe de algún modo al ser más valioso que tenemos en nuestras vidas.
Sin embargo, es importante que, llegado el momento, los progenitores sean capaces de mantenerse al margen y permitir que su hijo atraviese la experiencia. Confía en que le has proporcionado una buena educación, unos valores y unas herramientas que le ayudarán a salir adelante.
No es conveniente que los padres se inmiscuyan en exceso en la relación, pero sí es importante que estén ahí para brindar orientación y apoyo cuando sea necesario. Una autoestima fuerte es la mejor herramienta para la vida, pero el apoyo y el sentimiento de pertenencia familiar pueden ayudar mucho al joven a gestionar las situaciones difíciles.
¿Cómo actuar ante el primer amor adolescente de un hijo?
- Mantente bajo control. Puede que la persona elegida por tu hijo no sea de tu agrado. Puede que te descoloques cuando descubras algunas decisiones que ha tomado. Sin embargo, trata de no perder el control de tus emociones, no juzgues, grites, ni fiscalices a tu hijo. Deseas que se sienta cómodo contando contigo, que sea capaz de acudir a ti y, para ello, has de mostrarle comprensión y apoyo.
- Habla con él acerca de lo que significa el amor y el sexo. Recuérdale que una relación siempre ha de ser respetuosa, equilibrada y satisfactoria. Recalca que en una unión sana no hay cabida para ningún tipo de violencia y que no ha de permanecer al lado de alguien que le dañe.
- Predica con el ejemplo. Si un hijo observa una relación disfuncional entre sus dos figuras principales de apego, es más fácil que lo repita en su propia vida. Trata de ser un modelo de amor propio, respeto y tolerancia.
- Fija unas reglas coherentes. A pesar de tener pareja, no hemos de permitir que descuide sus obligaciones y responsabilidades. Por ello, condiciona sus salidas al cumplimiento de sus deberes, tanto escolares como del hogar.
- Enséñale a gestionar su tiempo. Es conveniente que se mantengan los mismos horarios y permisos para salir que había hasta el momento, y que sea el adolescente el que divida su tiempo entre amigos, hobbies y pareja. Sin embargo, recálcale la importancia de no renunciar a su esencia ni dar de lado el resto de áreas de su vida por ninguna persona.
Bibliografía
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- Krauskopof, D. (1999). El desarrollo psicológico en la adolescencia: las transformaciones en una época de cambios. Adolescencia y salud, 1(2), 23-31.
- Rivera-Rivera, L., Allen, B., Rodríguez-Ortega, G., Chávez-Ayala, R., & Lazcano-Ponce, E. (2006). Violencia durante el noviazgo, depresión y conductas de riesgo en estudiantes femeninas (12-24 años). Salud pública de México, 48, s288-s296.