¿Cómo afectan las mudanzas durante la infancia?

Para los niños, una mudanza supone cambiar de casa, de colegio, de amigos... Mantener la unidad familiar será clave en la transición.

Familia en el salón de su nueva caja con las cajas de la mudanza.

Trasladarse de lugar de residencia supone un cambio drástico para cualquier persona. Más aún para los niños, quienes aún no poseen la madurez y la perspectiva necesarias para entender los motivos. En este artículo te contamos de qué manera afectan las mudanzas durante la infancia y cómo podemos suavizar el impacto de las mismas.

No todas las mudanzas son iguales ni generan el mismo cambio en la vida de los niños. No es lo mismo trasladarse a otra casa en el mismo barrio, que tener que cambiar de colegio o mudarse de ciudad. Ante estas situaciones, los niños pueden sentir que el pequeño mundo que conocen se tambalea y se encuentran cara a cara con la incertidumbre.

¿Por qué afectan más las mudanzas durante la infancia?

Para los pequeños, es más difícil comprender y adaptarse a un traslado de vivienda, en primer lugar, porque se trata de una decisión impuesta. Normalmente, no es el criterio de los niños el que se sigue para tomar esta decisión y, muchas veces, no se tiene en cuenta su opinión. Se ven obligados a aceptar una circunstancia que no les favorece, no desean y no han elegido. Y, seguramente, en muchas ocasiones, ni siquiera comprendan.Familia realizando una mudanza y transportando las cajas.

Además, hemos de tener en cuenta que el entorno social de los niños es más reducido. Por tanto, mudarse supone para ellos salir de su zona de confort, de los lugares y las personas con las que se sienten en confianza. Es posible que tengan que abandonar a sus amigos, y deban enfrentarse a la situación de comenzar en un colegio diferente. Han de salir de un ambiente familiar y confortable para embarcarse en lo desconocido.

Hasta los tres años es más fácil que los niños se adapten sin problemas a la mudanza, ya que su mundo está constituido principalmente por sus padres. Pero todo se complica cuando los niños ya están escolarizados y, sobre todo, cuando se trata de adolescentes. En estas edades, los vínculos de amistad son más intensos y comienzan a aparecer los primeros amores, a los que es doloroso dejar atrás.

Por último, es posible que ambos padres no estén de acuerdo acerca de la decisión de mudarse. Esto puede generar conflictos y disputas en el ambiente familiar que, sin duda, afectarán al niño. Lo harán sentir más confuso respecto a lo que está ocurriendo y dificultará aún más su adaptación.

¿Cómo reaccionan los niños ante una mudanza?

Las reacciones de cada niño ante esta noticia puede ser diferentes. Sin embargo, es común que expresen su desacuerdo y su miedo con los recursos de los que disponen. Algunas conductas comunes son las siguientes:

  • Mostrarse irascibles y comportarse de un modo rebelde y negativista.
  • Llorar y expresar sentimientos de tristeza.
  • Sufrir alteraciones en el sueño y en el apetito debido al estrés y al nerviosismo.
  • Enfadarse con sus progenitores para tratar de cambiar su decisión de mudarse.
  • Mostrar regresiones y conductas propias de etapas evolutivas ya superadas.Familia descargando del camión las cajas de las mudanzas, que son difíciles en la infancia.

¿Cómo podemos facilitar las mudanzas durante la infancia?

En primer lugar, los padres han de mostrar un frente unido y una actitud positiva respecto a la mudanza. No es adecuado que el niño presencie discusiones entre sus progenitores ni que observe a alguno de ellos hablar negativamente del traslado. Esto puede favorecer que el niño trate de posicionarse en el lugar de uno de los padres y adopten una actitud de mayor resistencia hacia el cambio.

Hemos de intentar hacerles partícipes del proceso en todo momento. Enseñarles fotos de la casa nueva, hablarles del lugar al que vamos a ir, contar con su opinión a la hora de elegir decoraciones o ir empaquetando las pertenencias. También podemos preguntarles si desean un estilo nuevo en su próxima habitación y, si no es así, dónde van a colocar cada uno de sus juguetes en la nueva casa.

Por último, es imprescindible mantener un núcleo de estabilidad, que es la propia familia. Hemos de transmitirles que, vayamos adonde vayamos, nuestros padres y hermanos estarán con nosotros, y ellos son verdaderamente nuestro hogar. Pasar tiempo en familia, contar con vínculos sólidos y realizar actividades juntos puede ayudarles a sentirse más cómodos, apoyados y seguros en el nuevo destino de residencia.

Bibliografía

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