5 claves para que tus hijos aprendan a cuidar su cuerpo desde pequeños

¿Te has preguntado cuándo comenzar a inculcarles nociones de autocuidado a tus hijos? La respuesta es ahora. Te contamos cómo hacerlo.
5 claves para que tus hijos aprendan a cuidar su cuerpo desde pequeños
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 27 marzo, 2022

¿Cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo y qué pensamos de él? Al contestar estas preguntas es inevitable remitirnos a nuestra infancia, pues en esa etapa aprendimos a conocer y a cuidar nuestro cuerpo.

El autocuidado no solo implica ocuparse de mantener saludable las partes visibles, sino también de aprender a poner límites y a decir que no. Por eso, a continuación te acercaremos algunas claves para enseñarles a tus hijos este importante aprendizaje.


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Cómo enseñar a tus hijos a cuidar su cuerpo

Los niños entienden mucho más de lo que creemos y aprenden acerca del mundo que los rodea con los 5 sentidos. Por eso, lo mejor es brindarles las herramientas necesarias desde las etapas más tempranas posibles, para que dispongan de ellas cada vez que las necesiten.

En cuanto al cuidado del propio cuerpo, nunca es muy temprano para empezar. Pues el aprendizaje se construye día a día y conocer quienes somos y lo que somos, nos permite desenvolvernos mejor en el mundo en el que vivimos.

Toma nota de las siguientes claves para inculcarles nociones de autocuidado a tus hijos. ¡No te las pierdas!

Padre e hijo lavándose los dientes frente al espejo.
Los hábitos de higiene se establecen mejor cuando el entorno del niño lo acompaña.

1. Sé el ejemplo de tus hijos a la hora de cuidar el cuerpo

Los niños imitan todo, así que ser el ejemplo es la principal recomendación. En este sentido, es valioso que sepan que bañarse, lavarse los dientes, asistir a controles médicos o mantener un descanso adecuado son aspectos clave para cuidarse y sentirse bien.

Para que estas acciones se conviertan en hábitos, podemos acompañarlos y generar ciertas rutinas compartidas. Por ejemplo, “ahora todos vamos a lavarnos los dientes”.

2. Fomenta la autonomía desde pequeños

Las primeras veces, algunas medidas de autocuidado se harán de manera guiada. Pero al cabo de un tiempo, es necesario incentivar a los niños para que ejecuten ciertos actos por ellos mismos, como lavarse los dientes antes de dormir. Eso sí, procura supervisar luego que el proceso de higiene se haga de manera correcta, a fin de que cumpla con el objetivo deseado.

3. Enséñales a identificar sus emociones

Es importante enseñarles a reconocer que determinadas acciones pueden hacerlos sentir bien o mal, que pueden resultarles agradables o desagradables.

También, hay que fomentarles a los niños expresar lo que no les guste, negarse a participar o poner un límite cuando así lo consideren.

Muchas veces vemos que a los niños se los fuerza a dar un beso a otras personas. A pesar de ser una costumbre instalada, es totalmente inapropiada, porque no respetan la voluntad ni los derechos que tienen los menores sobre sus propios cuerpos.

4. Ayúdalos a entender las diferencias entre la intimidad, lo privado y lo público

A los niños hay que enseñarles desde pequeños que todas las personas tienen derecho a reservarse cuestiones para sí mismos. Así mismo, que hay acciones que se realizan en el ámbito privado y que hay otras que son adecuadas para el ámbito público.

5. Incúlcales el valor del propio cuerpo

Aceptar que todos los cuerpos son diferentes y enseñar a respetar el propio y el de los demás es un aspecto fundamental de la enseñanza del autocuidado. Es importante que los niños entiendan cuanto antes que no se deben hacer comentarios sobre el cuerpo de los demás.

A su vez, también es crucial que aprendan a regularse y a escuchar a su cuerpo. Por ejemplo, que no tienen que esperar a tener mucho sueño o a ponerse de mal humor para ir a acostarse, sino que deben disponerse a descansar antes de llegar a ese punto.

El modo en que abordamos la salud también es una enseñanza esencial

La salud debe ser entendida desde el equilibrio y el balance. Pueden gustarnos mucho los dulces y las bebidas azucaradas, pero no podemos consumirlas todo el tiempo ni alimentarnos a base de estas exclusivamente.

En segundo lugar, también debemos concebir a la salud como un todo. No se trata solo de cuidar el físico, porque no es cuerpo o mente, sino ambas cosas fusionadas.

Nuestro cuerpo importa tanto como nuestras emociones y la forma en la que nos sentimos. Por eso, también es útil enseñarles a los pequeños a identificar la tristeza, el estrés o la ansiedad, para que sean capaces de reconocer cómo se sienten, los cambios que les suceden y pedir ayuda cuando sea necesario.

Asimismo, las enseñanzas van de la mano del desarrollo evolutivo de cada niño. Debemos adecuar lo que les enseñamos a nuestros hijos y cómo les hablamos, en función a su edad y su entendimiento. Por ejemplo, en la infancia es relevante enseñarles que nadie puede tocar su cuerpo si no lo desean, mientras que en la adolescencia, vale inculcar los cuidados durante las relaciones sexuales.

Por último, para enseñarles a tus hijos a cuidar su cuerpo, primero deben conocer sus partes y nombrarlas de manera correcta. Sin eufemismos ni apodos, pues no son groserías. Para abordar la complejidad de la anatomía humana, podemos emplear diferentes recursos, como juegos, videos o experimentos.

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Los recursos didácticos para enseñarles a los niños cómo es su cuerpo son diversos. Pero hay que ser precisos y adecuar la enseñanza al nivel de entendimiento.


Enseñar a vincularse con el cuerpo desde lo positivo

Es clave que les enseñemos a los niños a mantener una relación positiva con su cuerpo: que aprendan a quererlo, a respetarlo y a tomar decisiones saludables para sentirse bien.

Muchas veces nos comunicamos con ellos desde lo prohibitivo y desde el peligro, lo cual puede despertar muchos miedos, inquietudes o prejuicios. Sin embargo, lo mejor es enseñar desde el positivo y explicarles el por qué de las cosas, para que entiendan el sentido de lo que hacen.

En lugar de decirle a tu hijo “es mejor que no pases tantas horas frente al televisor”, puedes contarle cuáles son los beneficios de la actividad física.

Por otro lado, también es muy importante que antes de hablar con nuestros hijos revisemos qué pensamos nosotros sobre nuestro cuerpo, si tenemos algún prejuicio o si manejamos algún estereotipo. Ser conscientes de estos puntos nos ayudará a evitar transmitir ideas sesgadas o discriminatorias sobre el cuerpo y la salud. Y así, criaremos a una generación más respetuosa y tolerante.


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