Cuando dar el pecho no es una opción posible, la lactancia artificial se convierte en una herramienta fundamental para la nutrición del recién nacido. Hasta cierta edad, el bebé puede tomar el biberón sin que este afecte su salud bucodental, pero si su uso se prolonga, puede haber consecuencias negativas.
Hasta los seis meses de vida, la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos es la alimentación exclusiva con el pecho materno. Luego, se ha de continuar con el amamantamiento junto con otros alimentos que complementen la nutrición hasta los 2 años o más, si es que la madre y el hijo lo desean. Pero estas recomendaciones no son iguales si se elige alimentar al pequeño de manera artificial. En este caso, prolongar el uso del biberón hasta la edad de 2 años puede interferir con el normal desarrollo de la cavidad bucal y generar problemas. Te contamos más al respecto.
El desarrollo de la boca en el bebé
Para entender mejor por qué la edad para dejar el biberón y cuidar la salud bucodental no es la misma que la que se estima para el pecho materno, es necesario comprender cómo se desarrolla la boca. Al succionar, el bebé realiza movimientos con su mandíbula y su lengua que difieren según cómo se alimente.
La lactancia materna favorece el desarrollo bucodental
Con la lactancia materna, el pequeño realiza movimientos de ordeño para obtener su alimento. Este esfuerzo favorece el desarrollo bucodental y, con ello, se reduce el riesgo de padecer maloclusiones en el futuro. Durante la lactancia, el dorso de la lengua y el paladar duro del bebé atrapan el pezón, al tiempo que los labios hacen un cierre hermético de la boca. Así, se genera un vacío que, junto con los movimientos anteroposteriores de la mandíbula, consiguen la salida del flujo de leche. La lengua adopta forma de cuchara y desliza el alimento hacia atrás para ser tragado.
Estos movimientos favorecen el fortalecimiento de los músculos, el crecimiento y adelantamiento de la mandíbula y un desarrollo armónico de todas las estructuras orofaciales. En cambio, esto no sucede cuando el pequeño se alimenta con mamaderas.
Qué sucede con el biberón
Al utilizar el biberón, el alimento llega con facilidad a la boca y al niño solo le queda tragar. De este modo, los movimientos mandibulares son mucho más débiles, el cierre labial no se realiza con tanta fuerza y la posición de la lengua se mantiene plana. El menor ejercicio de la musculatura bucal puede ocasionar un menor tono de los músculos. Con esto, el crecimiento de los huesos y los cartílagos no es armónico y el maxilar inferior puede permanecer en la posición posterior con la que nacen los bebés.
Por este motivo, si el niño utiliza biberón, lo ideal es retirarlo antes de los 12 meses. Además, es recomendable que se elijan botellas con tetinas anatómicas y orificios pequeños. Este diseño similar al pecho materno favorece el movimiento anterior de la mandíbula y la coordinación de la succión, la deglución y la respiración.
¡Cuidado con las caries del biberón!
Otro aspecto a tener en cuenta si se elige alimentar al bebé con biberón, es el riesgo de que desarrollen caries en los dientes que empiezan a aparecer. Tan pronto erupcionen los primeros elementos, se pueden enfermar si no se los cuida de manera adecuada. Las caries de biberón o de la primera infancia son una forma agresiva y de rápido avance de la enfermedad que afecta a los dientes de leche.
Si no hay una adecuada higiene oral, las bacterias aprovechan la sustancia dulce y producen ácidos que destruyen los tejidos dentarios de manera temprana. Para disminuir el riesgo de que los dientes se enfermen, lo ideal es evitar que el niño se duerma con el biberón en la boca. También, es importante no colocar zumos ni endulzar el contenido de la mamadera y asegurarse de limpiar bien la boca y las encías, sobre todo luego de la toma nocturna.
¿A qué edad hay que retirar el biberón para cuidar la salud bucodental?
El biberón debe retirarse, idealmente, alrededor de los 12 y los 18 meses del niño. Para evitar problemas de maloclusiones y alteraciones en la boca, su uso no debe prolongarse más allá de los 2 años. Lo mejor es comenzar a retirar el biberón de manera progresiva luego de los 6 meses del bebé, cuando se comienza con la alimentación complementaria. A partir de este momento, el pequeño empieza a familiarizarse con los utensilios para comer. Ofrecer la leche y el agua en un vaso de entrenamiento o en una taza es una buena estrategia para no usar tanto la mamadera.
A partir de los 18 meses, la masticación ya es más eficiente y la deglución de los alimentos sólidos suele estar bien incorporada. Lo ideal es que a esta edad ya no se utilice el biberón. Incluso, la persistencia del biberón puede favorecer la instalación de un patrón de succión infantil. Ten en cuenta que la deglución atípica ocasiona problemas para morder y para hablar e interfiere con el correcto desarrollo de las estructuras de la cara y la boca.
Retirar el biberón en forma gradual
Sostener la costumbre de alimentar al niño con biberón, además de los inconvenientes antes mencionados, también puede ocasionar problemas de nutrición. Si el pequeño cuenta con que tendrá su mamadera cuando quiera, es probable que se niegue a probar nuevos alimentos. También, podría tener dificultades para masticar y sufrir carencias que afecten su crecimiento.
Por último, recuerda que es importante que el retiro del biberón sea de manera gradual y respetuosa. Dejar de usarlo lo más pronto posible permitirá llegar a la edad límite sin apuros y evitará varios problemas en el futuro.
Bibliografía
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