ARFID en niños: un trastorno alimentario poco conocido

La selectividad con las comidas es un hecho común en la infancia, pero hasta cierto punto. Entérate de qué se trata este trastorno alimentario.
ARFID en niños: un trastorno alimentario poco conocido
Silvia Zaragoza

Revisado y aprobado por la nutricionista Silvia Zaragoza.

Escrito por Silvia Zaragoza

Última actualización: 07 noviembre, 2021

¿Tu hijo es muy selectivo con la comida o evita una gran cantidad de alimentos? Es posible que tenga un trastorno alimentario denominado Avoidance Restrictive Food Intake Disorder o ARFID, por sus siglas en inglés. Esta condición consiste en la evitación y en la restricción de varios componente de la dieta.

Si bien puede resultarte novedoso, lo cierto es que fue incluido en el Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM-V) en el año 2013, para diferenciarlo de otros trastornos de la conducta alimentaria. Al día de hoy, la prevalencia de ARFID varía entre el 5 y el 14 % y suele afectar a los niños entre los 8 y los 13 años.  

Diagnóstico de ARFID en niños

El diagnóstico de esta condición se determina por la incapacidad de cubrir las necesidades energéticas y nutricionales del pequeño, sumada a la presencia de uno o más de los siguientes criterios:

  • Pérdida de peso significativa o dificultades para alcanzar una ganancia adecuada según la edad. 
  • Déficit nutricional significativo.
  • Dependencia del uso de suplementos orales para cubrir los requerimientos básicos de nutrientes.
  • Interferencia en las actividades cotidianas por la incapacidad de comer de forma apropiada. Por ejemplo, evitar comer en público. 

Cabe destacar que esta entidad no tiene relación con la falta de disponibilidad de comida ni con las restricciones por motivos culturales o religiosos

Además, no supone una percepción alterada del peso o de la image n corporal, como sucede en la anorexia o en la bulimia. No obstante, puede asociarse a otros trastornos mentales.

nino sentado a la mesa con plato de brocoli y coliflor no quiere comer selectivo oposicionista desafiante negativista

Causas y síntomas del ARFID

Esta patología suele manifestarse con síntomas poco específicos: dolor abdominal, molestias gastrointestinales, miedo a vomitar o a atragantarse, sensación de plenitud y aversión a ciertas textura, olores o sabores de las comidas. 

Tal como mencionamos anteriormente, el ARFID puede asociarse a otras enfermedades mentales como el trastorno obsesivo compulsivo, la ansiedad generalizada, el autismo, el déficit de atención e hiperactividad y algunas alteraciones en el aprendizaje.

En comparación a la anorexia, los niños con ARFID suelen presentar menos episodios de depresión y mayor autoestima, según el Journal of Eating Disorders

Finalmente, existen múltiples causas posibles para desarrollar esta condición:

  • Antecedentes de alguna experiencia traumática al comer (como un atragantamiento).
  • Hipersensibilidad a ciertos estímulos sensoriales, como las texturas de los alimentos.
  • Presión parental por mejorar los hábitos dietarios.
  • Falta de exposición a nuevos alimentos en etapas tempranas de la vida. 

Consecuencias nutricionales y complicaciones del ARFID infantil

Según la revista Archives of Pediatrie, el déficit de nutrientes que acompaña a esta condición varía en función de los alimentos restringidos.

No obstante, los déficit más comunes son del hierro, de calcio y de vitaminas C, D y A. Por ésta razón, es común que estos niños padezcan anemia y disminución de la masa ósea. A largo plazo, esto se puede poner de manifiesto como cansancio, falta de concentración y raquitismo.

A más a más, las complicaciones son secundarias a la malnutrición, como la bradicardia y los desórdenes de electrolitos. 

Cómo manejar el ARFID en niños

nino enojado no no no no

El tratamiento consiste en abordar el comportamiento y la ingesta dietética, por lo que se requiere de varios profesionales como el psicólogo y el dietista-nutricionista

En función del caso, puede ser necesario incluir un logopeda para reeducar la deglución y mejorar el miedo al atragantamiento. De esta manera, los niños pueden gestionar la ansiedad que les genera la ingesta y cubrir sus necesidades de nutrientes.

En cuanto a los tratamientos farmacológicos, no existe evidencia que sostenga su uso. 

También debes saber que algunos niños requieren ser hospitalizados para ser alimentados a través de una sonda nasogástrica, pero esto es en casos más extremos.

Por último, es importante no obligar a los niños a comer e intentar exponerlos progresivamente a aquellos alimentos que rechazan por miedo. Pues, mientras más calmado sea el ambiente de la mesa, mejores serán los resultados.


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