Ansiedad por evaluación: cómo afecta a los niños

Ante un examen o prueba de cualquier tipo, tu hijo puede sentir un miedo paralizante que le impida rendir adecuadamente. Te mostramos cómo ayudarle a superar la ansiedad por evaluación.
Ansiedad por evaluación: cómo afecta a los niños
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Elena Sanz Martín

Última actualización: 27 julio, 2022

Tu hijo lleva toda la semana practicando un baile o una habilidad y tú misma has comprobado cómo de bien lo ejecuta. Sin embargo, el fin de semana, al ir a enseñárselo a sus abuelos y a sus tíos, se traba, se equivoca y da la impresión de no haber ensayado. ¿Has vivido alguna situación así? Esto es el resultado de la ansiedad por evaluación, un fenómeno que nos afecta a todos, pero puede perjudicar en mayor medida a los menores.

Este mal desempeño que se produce cuando actuamos bajo la atenta mirada de otros es fruto de la ansiedad y puede tener importantes repercusiones en la vida de los niños. Por ejemplo, podría entorpecer su capacidad para socializar o afectar a su rendimiento académico. Por ello, como madre, es fundamental que lo conozcas y ayudes a tu hijo a prevenir sus efectos. Te contamos cómo hacerlo.

¿Qué es la ansiedad por evaluación?

La ansiedad por evaluación es un estado de miedo, inquietud o nerviosismo que surge ante la posibilidad de ser juzgados por otros.

Tememos que los demás nos evalúen cuando tenemos que rendir un examen o realizar una presentación en público. Pero también puede surgir este temor al hablar con otras personas o al hacer cualquier actividad en la que sintamos que debemos demostrar nuestra valía. Paradójicamente, esta misma ansiedad nos bloquea y hace que nuestro desempeño sea mucho menor al esperado.

Aunque hay individuos más propensos que otros a sufrir ansiedad por evaluación, en realidad todos experimentamos este tipo de sensaciones en varios momentos de la vida. La diferencia es que los adultos tenemos una mayor capacidad para entender y manejar lo que sucede, mientras que los niños pueden sentirse verdaderamente bloqueados y culpables. Especialmente en determinados contextos de los que hablaremos a continuación.

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La crianza de los niños bajo una gran exigencia puede resultar perjudicial para su desarrollo emocional y favorecer a la aparición de la ansiedad por evaluación.

Factores que influyen en la ansiedad por evaluación

La ansiedad por evaluación no se produce siempre con la misma facilidad o intensidad, sino que existen varios factores que marcan la diferencia. A continuación, te contamos cuáles.

Temperamento y características personales

El temperamento ansioso, preocupado o inhibido hace que la persona sea más vulnerable a la crítica y al fracaso; por ende, es más fácil que experimente temor a la evaluación. Estos niños son particularmente sensibles al rechazo y pueden mostrar reacciones más intensas ante la posibilidad de ser juzgados por otros.

Dificultad de la tarea

Se han realizado interesantes investigaciones al respecto y se ha llegado a la conclusión de que la ansiedad por evaluación depende en gran parte del tipo de tarea que se esté realizando. Para actividades sencillas y mecánicas, este componente de ansiedad puede no afectar o incluso resultar estimulante. Y es que un cierto grado de alerta ayuda a prestar atención e implicarse más y, por lo tanto, a cometer menos errores.

Por el contrario, en aquellas tareas que conllevan una mayor exigencia cognitiva y que son más complejas, la ansiedad resulta contraproducente. En estos casos, el rendimiento será peor y el temor resultará más limitante.

Pericia y experiencia

La habilidad del niño también juega un papel importante. Si el menor se enfrenta a una tarea que domina y que ha superado con éxito en múltiples ocasiones, el miedo a la evaluación será menor. En cambio, si se enfrenta a un reto novedoso o para el que no se siente especialmente hábil, sufrirá en mayor medida.

Evaluación y evaluadores

Por último, algunas características propias de la situación de evaluación también tienen un gran impacto. Por ejemplo, no genera la misma ansiedad un control parcial que un examen final. Y no despierta el mismo temor actuar torpemente ante una persona amable y de confianza que ante un juez externo y desconocido, con aspecto amenazante. En este último caso, la ansiedad por evaluación se dispara.

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Crea un entorno en el que errar esté permitido y se puedan ejecutar las tareas con motivación, pero sin miedo.

¿Cómo ayudar a tus hijos a manejar la ansiedad por evaluación?

Si has detectado que tus hijos suelen sufrir ansiedad por evaluación con frecuencia y que esta les limita en su día a día, estas son algunas pautas que puedes seguir para ayudarles:

  • Explícales qué es la ansiedad por evaluación y por qué sucede. Esto les ayudará a comprender lo que sienten y a saber que es algo completamente natural y válido. Así se reducen el miedo y la culpa.
  • Dótales de herramientas para gestionar la ansiedad. Sencillas técnicas de respiración o relajación pueden ser muy útiles. Al aplicarlas lograrán reducir la activación y podrán tomar control de nuevo sobre sus acciones.
  • Trabaja su autoestima y su validación interna. Un niño que posee confianza en sí mismo es menos vulnerable al juicio y a la crítica provenientes del exterior. Gracias a ello, en situaciones de evaluación sentirá menos temor y podrá rendir mejor.
  • Recalca la importancia de la práctica y la perseverancia. Acudir a una presentación oral habiéndola preparado bien resultará mucho menos atemorizante. Del mismo modo, cuanto más socialices, más mejorarán tus habilidades al respecto y obtendrás más confianza en ti mismo.
  • Responde de forma amable y compasiva a la ejecución de tu hijo. Si le ayudas con los deberes o repasas con él la lección, no le grites, no lo castigues y no lo humilles; así solo lograrás aumentar su ansiedad y reducir su desempeño.

La ansiedad por evaluación puede requerir de ayuda profesional

Sentir temor a ser juzgado o evaluado es algo común y que se aprende a gestionar con el tiempo. No obstante, si un niño presenta este miedo en un grado limitante, es importante buscar ayuda profesional. De no recibir orientación y tratamiento, esto puede derivar en ansiedad social, fobia escolar o fracaso académico y causarle un gran perjuicio. Un psicólogo infantil puede ayudarle a comprender y a gestionar sus emociones si las anteriores pautas no son suficientes.


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