La adolescencia es una etapa muy difícil tanto para los jóvenes como para sus padres. Mientras ellos se preocupan por su identidad y su relación con su entorno, a los mayores les preocupa cómo educarlos de la mejor manera para el futuro.
¿Cómo se debe transmitir el sentido de responsabilidad a los adolescentes? ¿Es la libertad de acción el mejor recurso?
La responsabilidad es uno de los valores más importantes que un adolescente puede adquirir para el resto de su vida. Como formadores, los padres tienen la obligación indelegable de fomentar su incorporación a la vida cotidiana.
Ser responsable significa actuar conforme a las reglas de un ámbito determinado. Esto puede darse en el seno familiar, en instituciones educativas o deportivas o en la comunidad misma. Además, para que sea posible juzgar la responsabilidad de un acto es condición necesaria que este sea libre. De lo contrario, se actúa bajo coerción.
Ahora bien, ¿cuál es la mejor manera de transmitir la importancia de la responsabilidad para los adolescentes? Intentaremos, a continuación, echar un poco de luz sobre esta cuestión.
Inculcar la responsabilidad en adolescentes
Un adolescente responsable es aquel que cumple con su deber y respeta los derechos de los demás. No solo implica saber lo que hay que hacer en determinado contexto o situación, sino también llevarlo a cabo.
En caso de no cumplir con este requisito, ser responsable también conlleva la obligación de sincerarse y no desviar la culpa hacia otros.
“El mayor día de tu vida y la mía es cuando tomamos responsabilidad total de nuestras actitudes. Ese es el día en que realmente crecemos”
-John C. Maxwell-
Estos son algunos métodos para que los padres puedan comunicar la importancia de este valor a sus hijos adolescentes:
1.- Deja claro las normas y sus motivos
Imponer conductas porque sí no sirve para nada. Lo ideal es explicar a tus hijos cómo deben actuar en cada circunstancia y, fundamentalmente, por qué se espera este comportamiento de su parte.
Así, el joven interpretará que se busca hacerle un bien y no simplemente obligarlo a hacer algo para imponer la autoridad de padre. Además, si alguna vez recibe cuestionamientos hacia su conducta, tendrá los argumentos necesarios como para explicar su accionar.
2.- Dales libertad
Como explicamos antes, ser libre para actuar es un requisito para que una persona pueda hacerse cargo de las consecuencias de sus actos, sean buenas o malas. Si bien es importante que los padres marquen el sendero, son los propios adolescentes quienes deben hacerlo por su propia cuenta.
Puedes recordarles ciertas cosas al principio, pero pasado un tiempo ya es momento de que las incorporen y las apliquen por su cuenta. De este modo, construirán poco a poco su independencia.
3.- Asígnales tareas y normas que deban cumplir en casa
Una de las mejores maneras de lograr que un joven aprenda el valor de cumplir con sus responsabilidades es involucrarlo en el quehacer cotidiano. Puedes, por ejemplo, hacerlo responsable exclusivo del cuidado de la mascota del hogar.
4.- Ayúdalos a encontrar las soluciones y a no sobrecargarse
Como la responsabilidad es un valor que no se aprende de la noche a la mañana, en el camino pueden surgir errores que se deben remediar. En este caso, es importante no dejar “que se las arregle solo”, sino procurar echarle una mano para llegar a una solución.
Si bien es necesario dejar que se haga cargo de sus fallos, tengamos presente que cualquiera puede equivocarse.
Por otro lado, tampoco es recomendable atosigarlo con cargas excesivas. Esto podría producir cuadros de estrés con consecuencias muy malas para su salud. Se recomienda, por ende, ser cautos en este sentido.
La libertad como condición indispensable
Una vez más, haremos hincapié en este aspecto. Para que los adolescentes sean personas responsables, es indispensable que les enseñemos a decidir con libertad.
Nada más lejano de educar en responsabilidad que un padre que se pasa el día persiguiendo a su hijo y diciéndole lo que debe hacer. Justamente esto es lo que hace que sea un aprendizaje tan difícil de transmitir.
Una alternativa sumamente constructiva para los adolescentes es el voluntariado. Esto es la realización de tareas por decisión propia y sin esperar recibir nada a cambio. El objetivo principal suele ser colaborar con la comunidad en situaciones de vulnerabilidad o emergencia.
El voluntariado ayuda a desarrollar valores esenciales en los jóvenes, como la empatía, la solidaridad y la humildad. Además, suele ser un espacio de gran utilidad para relacionarse con personas con intereses similares.
“El precio de la grandeza es la responsabilidad”
-Winston S. Churchill-
Como conclusión, podríamos afirmar que libertad y responsabilidad son dos conceptos que, definitivamente, van de la mano. Los actos libres son los que nos hacen personas responsables.
En el caso de los adolescentes, ambas cualidades deben formarse poco a poco, con predisposición al diálogo y con ejemplos claros.