Desafortunadamente, hay parejas que deben pasar por el duro proceso de la separación. Aunque pueda ser la mejor alternativa para el bienestar de los adultos, a menudo los adolescentes suelen pasarla mal durante este proceso. Es importante, entonces, saber cómo acompañar y tratar a los adolescentes con padres separados.
A diferencia de décadas pasadas, hoy los adolescentes con padres separados son muchos más. Mientras que hace unos años eran una minoría, lo que facilitaba que se los ‘señalara’ o reconociera por ello, ahora se puede decir que prácticamente son una mayoría.
Este difícil momento puede generar consecuencias negativas en la estabilidad emocional y hasta física de los jóvenes. En cierto punto, es normal que así sea, dado que se trata del rompimiento del esquema de vida que hasta ahora han conocido. De todos modos, no es algo imposible de superar. Con respeto, comprensión, paciencia y tacto, será posible atravesar este duro proceso y salir airosos de él.
Consecuencias del divorcio en los hijos
Durante la adolescencia, así como en la niñez, los padres son figuras centrales que guían el crecimiento de los hijos. La ruptura de su relación puede significar para el joven una pérdida que repercuta en sus procesos mentales típicos de esta etapa. Por eso, algunas posibles consecuencias son:
- Menos atención hacia ellos. Aunque muchos padres se enfocan en sus hijos para atravesar el difícil momento personal, también hay casos en los que el interés se posa en uno mismo o en el conflicto en sí. Es en estos momentos cuando las necesidades del joven pasan a un segundo plano, lo que influye de mala manera en su autoestima, conducta y estabilidad emocional.
- Cambio radical de vida. El divorcio produce alteraciones en la condición económica de la familia, así como en su logística. En caso de que sea necesaria una mudanza, el joven se verá obligado a cambiar totalmente su entorno.
- Menor rendimiento académico. La angustia, el estrés y la tensión pueden generar que el adolescente descuide sus obligaciones.
- Manipulación. Al sentirse en deuda con sus hijos, muchos padres acceden a peticiones impensadas y se ven propensos a ser manipulados fácilmente por los adolescentes.
- Posible inmersión en adicciones. Al sentirse menos contenidos y controlados, los jóvenes están más expuestos a sucumbir ante estas tentaciones.
Al igual que los niños pequeños, los adolescentes con padres separados necesitan sentirse escuchados, valorados y apreciados.
3 consejos para tratar a adolescentes con padres separados
Existen ciertas conductas inoportunas que pueden incomodar e incluso molestar a un adolescente con padres separados. Por lo tanto, es preferible ser cauteloso y evitar caer en esos errores. En cambio, sí es bueno que los propios padres, así como otros adultos cercanos al joven, aborden el tema para asegurarse de que lo asimile bien. Entonces, resulta positivo seguir las siguientes recomendaciones:
1. El diálogo es fundamental
Contar con alguien con quien desahogarse es elemental para toda persona que atraviesa un mal momento. Desde ya, los adolescentes cuyos padres se han divorciado no son la excepción.
Es importante mostrarse abierto y comprensivo ante sus planteamientos. Asimismo, no debemos presionarlos para contar lo que no quieren o para hablar del tema cuando no están preparados. Las cosas deben fluir; cuando lo sienta necesario y considere que es el momento de dejar salir una emoción o pensamiento, lo hará con quien se sienta cómodo.
2. Darle libertad para amoldarse a los cambios
En muchas ocasiones, se produce una especie de ‘forcejeo‘ entre los padres para ver ‘quién se queda con los hijos’. Nuevamente, estamos en presencia de un grave error. Más allá de las lógicas modificaciones que los adultos deberán emprender para rehacer sus vidas, también el chico deberá modificar su vida para adaptarse a las nuevas circunstancias. Por supuesto, un contexto de conflicto y tensión no colaborará en este proceso.
Por lo tanto, es primordial darle la opción de elegir. En principio, puede que decida pasar más tiempo en su hogar de siempre con el integrante de la pareja que se quede allí. Esto es algo perfectamente natural y debe aceptarse; de ninguna manera implicará un desprecio o enojo hacia el padre o la madre que abandonó la casa.
3. No involucrarlo en el conflicto
Que sea el punto de contacto para la ahora disociada pareja no quiere decir que deba ‘desempatar’ los conflictos que surjan entre los padres. Nada más alejado de la conveniencia que esto. Por el contrario, los adolescentes no deben tener ningún tipo de participación en las discusiones de sus padres, a menos que esta sea su voluntad y sea para fines positivos, como ofrecer alguna cesión o colaboración.
Asimismo, también deben evitarse los comentarios ofensivos hacia la expareja en presencia de los hijos. Tampoco es admisible usarlos para obtener información sobre su vida, incluso cuando hay buena relación entre las partes.
Todas las personas necesitan ayuda y compañía en alguna etapa de la vida. El divorcio de los padres, sobre todo en una etapa crucial como la adolescencia, es una de ellas. Incluso puede ser aconsejable (y hasta necesaria) la ayuda profesional de un psicólogo; es una posibilidad que debe permanecer a disposición del joven.
Hay que actuar con mucho afecto y protección en el caso de los adolescentes con padres separados, ya que para ellos no es una situación fácil de asimilar a nivel emocional y que, además, repercute en su seguridad y construcción de su autoconfianza.
Bibliografía
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