Para muchos padres es complicado aceptar a los hijos tal y como son, sobre todo cuando los niños son diferentes a ellos y tienen mucho carácter. De esta forma, se pueden sentir decepcionados porque piensan que sus niños deberían ser de una determinada manera. Por lo tanto, no se centran en educar al pequeño para que potencie sus habilidades, sino que intentan modelarlos según lo que ellos piensan.
En estos casos, los adultos se olvidan que obligar a un niño a ser alguien que no es, es una falta de respeto, una forma de manipulación y un abuso. Estos deben aceptar que cada uno es como es y, por tanto, se deben respetar las características y las formas de ser del niño, sin intentar cambiarlo. Nos guste o no, es muy importante que aceptemos a nuestros hijos como son si queremos que se desarrollen con una buena autoestima.
Aceptar a los hijos y respetar su forma de ser
Seguro que todos conocemos a padres que siempre observan a sus hijos llenos de preocupación por lo que vayan a hacer, a decir o cómo se comportan. Así, suelen juzgar siempre y en cada momento a los niños y exigirles que sean como ellos. Entonces, les corrigen a cada momento e intentan cambiar su forma de ser, sus gustos, su carácter y sus aficiones, entre otras.
En estos casos, hay padres que, si les gusta un determinado deporte o son buenos en él, quieren que sus hijos también lo sean. Así, en caso de no gustarles o no ser buenos en lo mismo, los desacreditan y los humillan. Lo mismo pasa con las notas. Si los progenitores han sido buenos estudiantes y el niño no saca tan buenas notas, le critican y se preguntan lo siguiente: «¿a quién habrá salido este niño?».
Por ejemplo, cuando un adulto que tiene habilidades para jugar al fútbol se enfada porque su hijo no lo hace bien, o una madre muy perfeccionista que se disgusta porque el chico es muy desorganizado. ¿Por qué los padres intentamos de forma constante que nuestros hijos sean como nosotros queremos que sean?
Dejar que los niños sean libres
Todos los padres, cuando nos enteramos de que vamos a tener un hijo, empezamos a imaginar cómo será. Y de una forma u otra, nos creamos una imagen que no es real sobre nuestro futuro hijo, la cual proyecta todos nuestros deseos en él. Por ejemplo, deseamos que nuestro hijo se parezca a nosotros o incluso que sea mejor. Esperamos que sea más listos, mejor estudiante y que tenga destreza en muchas áreas.
Para conseguir colmar nuestras expectativas, los adultos ponemos todo nuestro empeño y esfuerzo para ser su mejor ejemplo y poder modelarlo a nuestro gusto. Aun así, hay una cosa que nos olvidamos y es que ellos tienen su propia forma de ser, con sus gustos, emociones, ilusiones e ideas. Así, puede que sean más o menos tímidos, más fuertes o más débiles, más listos o más inocentes, pero son como son. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto aceptarlo?
Como sus padres que somos, tenemos que aceptarlos tal y como son y ayudarles a evolucionar. Esto se debe a que, por mucho que los hayamos imaginado de una determinada manera, ellos un día tomarán su camino y lo continuarán hasta el final. Por eso, no los forcemos a ser alguien que no son. Por el contrario, dejémosles que sean libres.
Aceptar a los niños tal y como son
Los padres pueden ayudar a sus hijos en aquellas cosas que les hacen daño. Por ejemplo, con la ansiedad, la pereza, las conductas agresivas, el malhumor, la depresión, el autismo, la hiperactividad o la motivación que necesitan para hacer aquello que tanto les gusta. Lo que no tenemos que hacer es machacarlos todos los días con la misma charla de por qué es mejor que haga esto y no aquello.
Nuestros hijos necesitan que sus padres les demos el empujón que requieren para construir su autoestima y sentirse realizados. Da igual si les gusta el fútbol, el baile, el arte o la tecnología. Puede que a los padres nos resulte complicado aceptar a nuestros hijos tal y como son, pero ¿nos hemos parado a pensar lo difícil que puede ser para los niños que no lo hagamos?
Conocer y guiar a nuestros hijos de forma adecuada
Ya has visto que es muy importante aceptar a los hijos tal y como son. Para ellos es muy difícil sentir que no son aceptados por sus padres. Por eso, es importante que dirijamos nuestros esfuerzos a averiguar cómo es nuestro hijo en realidad, cuáles son sus fortalezas, qué le motiva y qué es lo que le gusta. Si conseguimos la respuesta, podremos encaminar todas nuestras fuerzas para guiarlos de forma correcta. También, podremos aceptar sus fallos y reivindicar sus logros.
No debemos olvidar que nuestros hijos son personas, no solo sueños o deseos. Una vez dicho esto, queda claro que lo que importa es educar y criar a los niños. Para ello, es clave entenderles, conocerles y guiarles.
Bibliografía
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- Ramírez, M. A. (2005). Padres y desarrollo de los hijos: prácticas de crianza. Estudios pedagógicos (Valdivia), 31(2), 167-177.
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Elias, M. J. (2014). Educar con inteligencia emocional: Cómo conseguir que nuestros hijos hijos sean sociables, felices y responsables. DEBOLS! LLO.