Cuando un niño no alcanza un hito a tiempo, puede hacer que los padres sientan cierta ansiedad y preocupación por si está pasando algo en el desarrollo de su pequeño. Aunque los niños se desarrollan a ritmos diferentes, aún puede ser preocupante si tu hijo no comienza a hablar cuando la mayoría de los niños lo hacen. ¿Necesita tu hijo terapia del lenguaje?
Para algunos niños, la terapia del lenguaje es apropiada y para otros es simplemente una cuestión de que su hijo aún no esté listo. ¿Pero cómo lo puedes saber? Y, si la terapia del habla es necesaria, ¿cómo proceder?
Todo esto puede ser un tema que preocupe a cualquier padre o madre, por lo que es importante que se tengan en cuenta ciertos aspectos para saber si es buena idea o no la terapia del lenguaje en un niño. Además, también te ofreceremos algunos consejos e ideas que te vendrán muy bien en la crianza de tus hijos.
¿Qué es ‘lo normal’ en cuanto al lenguaje?
A continuación, vamos a explicarte algunos de los hitos que se consideran ‘normales’ en cuanto al lenguaje en niños pequeños. Cuando acabes de leer las listas, debes recordar que cada niño tiene un ritmo de evolución diferente y que no haya llegado al hito en una determinada edad no significa que vaya a tener algún problema de desarrollo futuro. Se debe tener en cuenta lo siguiente:
- Menos de un año. Interactuar verbalmente con el entorno haciendo sonidos. Estos sonidos son los precursores del habla.
- Alrededor de los 12 a 15 meses. Los bebés comienzan a imitar los sonidos de su lengua materna y comienzan a decir palabras sueltas. Pueden seguir instrucciones simples de un solo paso.
- De 18 meses a 2 años. Es el momento en el que aumenta el vocabulario y los niños pequeños comienzan a poner dos palabras juntas, como “pelota redonda”.
- Entre 2 y 3 años, el habla, generalmente, despega. El vocabulario y la comprensión aumentan. Si tu hijo tiene, por ejemplo, 3 años, y solo pone dos palabras juntas, esto podría ser un retraso que requiera terapia.
Una combinación de factores
El retraso del habla por sí solo no es necesariamente motivo de preocupación, pero el retraso del habla acompañado de otros problemas podría ser más grave. Por ejemplo, si tu hijo tiene un retraso en el habla y también muestra otros comportamientos inusuales, puede significar que es hora de buscar la terapia. Tales comportamientos inusuales incluyen:
- Falta de comunicación no verbal, como contacto visual, sonrisas, balbuceos y otros comportamientos socialmente atractivos.
- Incapacidad para seguir instrucciones o incluso escucharlas.
- Mala memoria, especialmente a corto plazo.
- Frustración extrema al tratar de hablar.
Buscar terapia del lenguaje, ¿es necesario?
Si te preocupa el desarrollo del habla de tu hijo, un buen lugar para comenzar es hablando con tu pediatra. Puede darte una opinión profesional sobre si se debe considerar o no la terapia del habla y puede recomendarte un terapeuta del habla si es necesario.
Tampoco será una mala idea recibir una segunda o incluso una tercera opinión de otro pediatra, y es posible que quieras hablar con otros terapeutas además del que te recomiende tu pediatra. Cuando se trata de darle a tu hijo la ayuda que necesita, vale la pena ser un poco exigente.
Cuando buscas un terapeuta, aquí hay algunas cosas a tener en cuenta:
- ¿Tiene el terapeuta un comportamiento que te gusta y con el que sientes que puede trabajar?
- ¿Parece cómodo tu hijo con el terapeuta?
- ¿Qué tipo de enfoque usa el terapeuta?
- ¿Conoces buenas referencias acerca de su trabajo?
- ¿Crees que realmente, debido a su experiencia y conocimientos, puede trabajar con tu hijo de una forma personalizada?
Si no te sientes cómodo con el terapeuta del lenguaje de tu hijo, no hace falta que sigas con él. No importa el tipo de referencias que tenga o si realmente es buen profesional. Si hay algo en él que no te gusta o que no te termina de convencer, puedes buscar a otro con el que te sientas realmente bien cada vez que tu hijo vaya a sus sesiones.
Si tu hijo es aún pequeño y no ha comenzado a hablar, no te obsesiones con ello. Recuerda que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y, quizá, más pronto de lo que te imaginas, te sorprenderás con el avance que tendrá en su lenguaje.