El político y economista francés, que presidió la Comisión Europea entre 1985 y 1995, planteó 4 pilares de la educación: aprender a conocer, aprender a ser, aprender a vivir juntos y aprender a hacer. A continuación, te los explicamos con detalle.
Los cuatro pilares de la educación: ¿en qué consisten?
En 1996, la UNESCO publicó La educación encierra un tesoro. Este documento, ampliamente popular en el mundo educativo, fue redactado por Jacques Delors, premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, en 1989.
“Una nueva concepción más amplia de la educación debería llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas”.
-Jacques Delors-
Con la intención de hacer frente a los retos del siglo XXI, Delors comprendió que la educación debía asumir nuevos objetivos para el nuevo milenio. De esta forma, formuló sus cuatro pilares de la educación, los cuales nacieron para dar respuesta al nuevo panorama educativo y social que se estaba asentando en nuestras sociedades. Así, los pequeños adquirirían diversas competencias para:
- El desarrollo individual: cognitivas, físicas, afectivas, de emprendizaje (relacionadas con la innovación y la creatividad), etc.
- El desarrollo social: comunicativas, cívicas, de respeto por el medio ambiente, etc.
1. Aprender a conocer
Delors define este aprendizaje como un medio y finalidad de la vida humana en cuanto a que el objetivo no se trata de la mera adquisición de conocimientos, sino, más bien, del dominio de los instrumentos mismos del saber.
“El incremento del saber (…) favorece el despertar de la curiosidad intelectual, estimula el sentido crítico y permite descifrar la realidad, adquiriendo al mismo tiempo una autonomía de juicio”.
-Jacques Delors-
Este tipo de aprendizaje resulta clave para cada niño y niña, ya que pretende que estos aprendan a comprender el mundo que les rodea con el fin de sentir el placer de comprender, conocer y descubrir.
2. Aprender a ser
Uno de los principios fundamentales que estableció la Comisión Internacional consistía en que la educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona.
Para Delors, la educación tiene la imperiosa función de conferir a todos los seres humanos la libertad de pensamiento, de juicio, de sentimientos y de imaginación que necesitan para que sus talentos alcancen la plenitud.
De este modo, Delors reflexiona y dice que, para lograr esto, resulta clave conceder en los espacios educativos un espacio a la imaginación y a la creatividad, necesario para el futuro mundo cambiante.
3. Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás
Aprender a vivir juntos consolida las bases de educar a los niños en convivencia como una necesidad, especialmente en nuestro contexto social actual.
Los esfuerzos por avivar y, en definitiva, exaltar la ideología de la competitividad en los niveles profesionales está llegando también a nuestras aulas. Esto está calando hondamente en la forma de comunicarse y relacionarse de los más pequeños, así como en su forma de concebir el mundo.
Por ello, resulta indispensable que nuestros centros educativos presenten un proyecto educativo de convivencia de calidad, basado en el criterio de igualdad, que favorezca el descubrimiento del otro y la participación de los alumnos en proyectos comunes. Se trata de aprender a vivir juntos y en armonía, aún siendo muy diferentes. Ahora bien, ¿cómo se enseña esto?
- Aprendiendo Geografía, Artes, Humanidades e idiomas extranjeros: se debe tomar conciencia de las semejanzas y de las diferencias entre seres humanos diversos.
- Fomentando la empatía: después, hay que ponerse en el lugar del otro, para entender sus costumbres, su cultura, su religión, etc. Solo así se podrán erradicar los prejuicios y el odio contra el diferente.
- Estableciendo objetivos comunes: el ser humano tiene la necesidad pura de relacionarse y formar parte de un colectivo, una idea, etc. Por eso, ser parte de un proyecto hará que todos lleguen a la meta y consigan cualquier propósito. Un ejemplo de ello fue la lucha de todas las naciones contra el coronavirus a la hora de encontrar una vacuna porque cuando existe un objetivo compartido, las tensiones y rivalidades desaparecen.
4. Aprender a hacer, el gran reto de los cuatro pilares de la educación.
Por último, respecto al aprender a hacer, Delors señala este tipo de aprendizaje como necesario para la acción sobre lo que nos rodea. Es decir, la capacidad de poder influir sobre el propio entorno.
Además, explicita la directa relación de este tipo de aprendizaje con el mundo profesional, destacando, de esta forma, la importancia del papel de la educación en el desarrollo de las capacidades de comunicación y trabajo con los demás, así como de saber afrontar y solucionar conflictos.
“La educación se ve obligada a proporcionar las cartas náuticas de un mundo complejo y en perpetua agitación y, al mismo tiempo, la brújula para poder navegar en él”.
-Jacques Delors-
Los cuatro pilares en la educación para la vida: la labor del profesorado
Los cuatro pilares de la educación no se pueden limitar a un momento de la vida. Ni constreñirse a un espacio, aunque sea la propia escuela, con sus aulas y, en definitiva, sus cuatro paredes.
Antes, exigen un replanteamientos de lo que ataña o abarca en toda su extensión al ámbito educativo. Las personas hoy, frente a los cambios de la sociedad, económicos y tecnológicos, exigen conocimientos que se complemente e imbriquen. En otras palabras, necesitamos aprender a crecer en un mundo cambiante y vertiginoso, y hacerlo con sentido de cooperación y convivencia.
En ese sentido, en el universo de posibilidades de aplicación de los principios de Delors, se encuentra esta experiencia de proyecto educativo, basado en estas estrategias:
- Para la planificación de las actividades educativas, partir de lo que profesores y estudiantes consideren valores fundamentales para la convivencia.
- Crear un clima de participación en el aula que fomente el respeto, la justicia, la imparcialidad y la cooperación.
- Realizar asambleas con la participación igualitaria de maestros y estudiantes, en las que se expresen libremente ideas y opiniones.
- Incentivar el autogobierno de los estudiantes, de modo que ellos mismos elaboren las normas que regirán la convivencia colectiva.
Lo más importante es que estos contenidos estén integrados al currículo ordinario, de modo que no alteren el desarrollo de las clases. Al contrario, que sean las clases.
¿Hemos cumplido las expectativas para el siglo XXI?
Siendo sinceros, aún queda mucho camino por recorrer a la hora de educar a los más jóvenes en aprender a conocer para comprender mejor nuestro mundo, aprender a hacer y aprender a ser para actuar y desenvolverse sobre él o saber convivir con los demás.
“Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su producción o su construcción. Quien enseña aprende al enseñar, y quien enseña aprende a aprender”.
No obstante, la concepción de la educación de hace veinte años ha cambiado en aspectos esenciales. Por ejemplo, la educación basada en competencias asume una nueva ideología y mirada educativa que resta importancia a la mera acumulación de conocimientos, para enfocar la atención en la importancia de formar a nuestros niños y jóvenes para su buen desenvolvimiento y adaptación a la sociedad.
Bibliografía
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- Delors, J. (1996). Los cuatro pilares de la educación en la Educación encierra un tesoro. Informe de la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI pp. 91-103. Santillana. España: Madrid. Disponible en: http://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/30016/1/169-619-1-PB.pdf
- Pérez Pérez, C. (1999). Educación para la convivencia como contenido curricular: propuestas de intervención en el aula. Estudios pedagógicos (Valdivia), (25), 113-130. https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0718-07051999000100007&script=sci_arttext
- Vergara, A. (2017). El papel del docente, el ejemplo y el maestro en la enseñanza de la medicina; 32:9-11. https://www.redalyc.org/journal/3555/355550587001/html/