5 señales de rebeldía en la adolescencia y qué hacer ante ellas

La adolescencia es una etapa dura para los jóvenes, pero también para sus padres. Conocer las señales de rebeldía en la adolescencia y saber cómo actuar ante ellas te ayudará a sobrellevar la situación.

Las señales de rebeldía en la adolescencia son muchas.

La mayoría de los padres perciben la entrada de sus hijos en la adolescencia de manera un tanto repentina. Aunque de antemano conozcamos en qué momento de su vida llega esta etapa, no resulta raro que confundamos o no percibamos las primeras señales de rebeldía en la adolescencia.

Estas señales no siempre se dan como un desafío directo a nuestra autoridad, sino que empiezan a aparecer sutilmente derivadas de los cambios emocionales, de la búsqueda de independencia y, en general, de los cambios psicológicos y físicos que caracterizan a esta edad.

¿Por qué aparece la rebeldía en la adolescencia?

Cabe destacar que la llegada de la adolescencia no es igual para todos. Puede aparecer en algunos niños a los ocho y nueve años, mientras que otros inician este proceso de maduración más tarde, incluso hasta a partir de los trece años. Este es el inicio de un proceso de transformación física, hormonal y psicológica que, como mínimo, terminará a los 19 años.

Todos estos cambios pueden generar tensiones, confusión y estrés en los adolescentes, que quizá no sepan muy bien cómo manejar esta nueva etapa. Su cuerpo cambia y las hormonas toman el control, su cerebro también madura pero el control de impulsos aún no está bien asentado; las exigencias a nivel social y académico aumentan considerablemente y el grupo de iguales cobra cada vez más relevancia.

Gestionar todos estos eventos y asumir el fin de la niñez puede ser complicado; por ello, no es de extrañar que los jóvenes se muestren irritables y rebeldes y que los conflictos con los padres se hagan más frecuentes.

Para ayudarte un poco a percibir si tu hijo puede estar entrando en esta etapa, describimos cinco señales de rebeldía en la adolescencia y cómo puedes manejarlas.

Las señales de rebeldía en la adolescencia

Como ya hemos comentado anteriormente, las señales de rebeldía en la adolescencia no llegan siempre como un comportamiento claramente desafiante, sino que se presentan de manera más discreta en lo que es un proceso que culminará en la autonomía y construcción de la personalidad que el adolescente tendrá como adulto. Algunas de estas señales de rebeldía son:

1.- Querer estar solo

Es una de las principales señales de rebeldía en los adolescentes y deriva de la necesidad de privacidad, aspecto que cobra una importancia mayor en esta etapa de la vida.

Muchos padres suelen confundir este comportamiento como síntoma de algún problema en la vida de su hijo. Aunque no está de más asegurarse de que todo va bien, lo mejor que podemos hacer cuando este comportamiento se vuelve habitual y sin que exista un bajo estado de ánimo de por medio es tratar de dar su espacio a nuestro hijo.

Por supuesto, la soledad debe darse en una medida razonable. Si este comportamiento lo aleja de sus amistades, afecta su rendimiento escolar o sus hábitos alimenticios, podemos plantearnos que se trata de un comportamiento que requiere verdaderamente de nuestra atención.

Una de las señales de rebeldía en la adolescencia tiene que ver con la privacidad.

2.- Cambios repentinos en el estado de ánimo

Es una de las señales de rebeldía en la adolescencia más comunes. Los cambios de ánimo surgen de los cambios hormonales que hacen a los jóvenes más sensibles emocionalmente.

En este sentido, un adolescente puede responder de manera indiferente a nuestras muestras de afecto, puede responder con un enojo a una broma inocente, así como deprimirse por cosas tan simples como una espinilla en el rostro.

Es importante saber manejar estas situaciones de modo que podamos educar estas actitudes, pero sin ser permisivos acerca de cualquier falta cometida y manteniendo nuestro carácter como autoridad en el hogar.

“La adolescencia es el permiso de la sociedad para combinar la madurez física con la irresponsabilidad psicológica”
-Terri Apter-

3.- Pérdida relativa de comunicación

Muchos niños se mantienen muy apegados a sus padres hasta llegada la adolescencia. En esta etapa, nos puede resultar raro que nuestro hijo haya dejado de contarnos su día en la escuela y, asimismo, tenga nuevas amistades que no conocemos.

El hecho de que los jóvenes se interesen menos en hablar con nosotros, y mucho más las nuevas amistades que forman en esta etapa, es algo completamente normal. Por más que a muchos padres puede hacernos sentir un tanto celosos, se trata de algo sano para la formación emocional de nuestro hijo, y que permitirá la creación de su propia identidad.

Hablar con un hijo adolescente no siempre es fácil.

Por supuesto, los jóvenes son mucho más susceptibles a caer en diversas problemáticas sociales durante la adolescencia, como el consumo de sustancias nocivas, la delincuencia o los embarazos no deseados, entre otros. Ante la sospecha de este tipo de problemas, es razonable intervenir para evitar el efecto de cualquier mala influencia.

4.- Percibir que se avergüenzan ante nuestra presencia

A diferencia de las demás señales de rebeldía en la adolescencia, esta en especial es la que más afecta a los padres y también la que menos comprendemos. En esta fase, los adolescentes se encuentran en plena búsqueda de su independencia e identidad como una persona madura, dejando atrás aquellos comportamientos infantiles o de apego a los padres.

Nuestro hijo mayormente mostrará un relativo rechazo a nuestra presencia cuando esté con su círculo de amigos.

Algo que debemos entender respecto a esto es que esta actitud no implica que nuestro hijo nos haya perdido cariño, respeto, ni mucho menos que nos odie. Simplemente es un reflejo típico de inseguridad, el cual hace sentir a muchos incómodos al no poder aparentar un nivel de madurez.

5.- Decir “no”

Probablemente este es el rasgo más característico del comienzo de la adolescencia, así como una de las primeras señales de rebeldía. Nuestro hijo se volverá más independiente en todas sus decisiones, por lo que si, por ejemplo, antes nos acompañaba sin protestar a cualquier evento familiar, puede que ahora se vuelva reacio a participar en situaciones que puedan parecerle aburridas o tediosas.

Lo anterior puede permitirse. La clave, como en todo, es ser razonable. Si nuestro hijo adolescente no quiere comer toda la comida de su plato, no es necesario que le obliguemos como lo hacíamos cuando era más pequeño.

Sin embargo, si nuestro hijo plantea no ir a la escuela porque le parece aburrida o trae otro cuestionamiento de esta índole, deberemos ejercer nuestra autoridad como padres y delimitar nuestras prioridades.

Por último, cabe mencionar que la rebeldía adolescente no implica que el joven sea ya totalmente autónomo, que tenga todo bajo control y ya no necesite a sus progenitores. Al contrario, la presencia, el afecto y la guía de los adultos es de suma importancia. Por ello, procura cuidar la comunicación: escucha a tu hijo y trata de comprender su posición antes de juzgarle.

Recuerda también que ya no es un niño y deberás ir permitiendo progresivamente una mayor autonomía. Ante la rebeldía, la coerción y el autoritarismo no funcionan. Hemos de acompañar su proceso en lugar de resistirnos a él.

Bibliografía

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