Los recuerdos de nuestra infancia nos ayudan a crear ese álbum de experiencias vitales que será nuestra vida. Conocer qué momentos son clave para esos recuerdos nos ayudará a ofrecer a nuestros hijos el mejor apoyo en su desarrollo.
Todos atesoramos imágenes de nuestra infancia. Almacenamos escenas que, por lo que sea, han marcado un antes y un después para nosotros. Buenos, malos, emocionantes o terribles, quién sabe los que cada uno tiene, pero está claro que son parte de nuestra historia vital y pertenecen a lo que iremos utilizando para forjar nuestra personalidad.
Cinco pilares básicos sobre los que nuestros recuerdos de la infancia se forman, marcando una guía de actuación sobre cómo es el mundo y cómo formar parte de él. La importancia de la etapa infantil es crucial, y la creación de recuerdos significativos va a ser constante en estos primeros años.
Recuerdos clave para los niños
Hay muchos recuerdos de la infancia que no dependen de los progenitores. Por ejemplo, todos los niños recuerdan qué series y películas estaban de moda en su momento, qué tipo de golosinas se vendían en las tiendas o qué canciones solían cantar. Pero más allá de estas memorias anecdóticas hay otras más profundas y relevantes que, por involucrar emociones, siempre permanecen en el recuerdo.
Juego
La importancia del juego es más que sabida para el desarrollo de nuestros hijos. Jugar con ellos es, además de una increíble herramienta para su desarrollo, una oportunidad para crear espacios de ocio juntos. Enseñarles los juegos de nuestra propia infancia les ayudará a conocer un rol diferente de sus padres, el de niños, y les aportará aprendizaje en valores, en cumplimiento de normas y en estrategias de resolución de problemas. Se mantienen los recuerdos de con quién y a qué jugábamos en nuestra infancia.
Inteligencia emocional
Los niños aprenden a gestionar sus propias emociones gracias a la gestión que ven de las nuestras. Les ayudamos a gestionar, no a reprimir; a afrontar en lugar de huir de lo que sienten. Pensar en quién me escuchaba cuando estaba triste, quién me ayudaba a calmarme al enfadarme o quién se sentía orgulloso de mí ante un logro son lecciones de inteligencia emocional que nos llegan a través de recuerdos. Y es que el vínculo emocional que creamos de forma innata con nuestros hijos debe ser protegido, cuidado, practicado y reconocido.
A veces en el silencio de la noche, todos sus recuerdos le eran devueltos con la plenitud de una canción de infancia… En la soledad, nadie escapa a los recuerdos
-Antonie de Saint-Exupéry-
Habilidades sociales
El primer contexto social es la familia. Salimos al mundo con aquellas herramientas que, en casa, nos han enseñado y nos han resultado útiles. Cómo pedir permiso o perdón, decir te quiero, escuchar a los demás… todo es aprendido a través de la interacción de nuestros hijos en aquellos contextos en los que les enseñamos a estar, como las reuniones familiares, los veranos en el pueblo, o el bajar al supermercado a hacer la compra. Aquí se forman los recuerdos de las experiencias que marcan el desarrollo social de nuestros hijos.
Autonomía
Ser capaces de valernos por nosotros mismos, recordando quién nos enseñó a levantarnos al caer, eso es la autonomía. Los recuerdos de aquellas veces que se nos dejó pensar, decidir, ser nosotros mismos, nos llevan, de adultos, a ser personas con capacidades extraordinarias para conseguir lo que queramos.
Quizás estos recuerdos infantiles se mantengan más escondidos, aunque sus consecuencias, a largo plazo, son muy importantes para la vida adulta.
Fiestas y tradiciones familiares
Hay ciertos momentos especiales a lo largo del año que se graban profundamente en nuestra memoria infantil. Estos suelen estar vinculados con fiestas y tradiciones que ayudan a forjar el sentido de pertenencia a la familia y a la sociedad en la que se vive.
Así, recordamos cómo era la Navidad, de qué forma festejábamos los cumpleaños, quién nos atendía durante las vacaciones de verano o con quién nos disfrazábamos en Carnaval. Por lo mismo, es importante cuidar con mimo y atención estas épocas tan dulces en la vida de nuestros hijos.
Amor
Quizás de los recuerdos más potentes e importantes que tenemos es si hubo amor en nuestra infancia. Expresar y recibir amor es algo que conocemos en nuestro entorno familiar como primer escenario, por lo que, como padres, debemos prestar atención a cómo recordarán nuestros hijos lo que significaba el amor en casa. Somos modelos de amor: de pareja, entre hermanos, entre padres/madres e hijos… somos modelos para nuestros hijos. Recordarán las muestras de amor que vieron en su hogar y mostrarán y recibirán amor en la forma que hayan aprendido a hacerlo.
Los errores, los miedos, los fracasos formarán también parte de la infancia (y de la vida) de todos nuestros pequeños, así que es importante aprovechar estos cinco pilares para que aprendan a afrontarlos y gestionarlos.
No podemos manejar qué cosas recordarán nuestros hijos, y eso es quizás lo mejor de todo. No sabemos qué cosas de hoy serán importantes para ellos mañana, así que solo podemos ofrecerles un buen abanico de experiencias que les ayuden a enfrentarse a la vida disfrutando de ella.
Bibliografía
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