La diástasis abdominal ocurre a todas las mujeres durante el embarazo. Sin embargo, a algunas les afecta con mayor severidad que a otras. Por lo tanto, la recuperación tras el parto puede demorar un poco más de tiempo en ciertas ocasiones. En el caso de la diástasis, no solo se trata de un problema estético.
Recuperar nuestra figura después del embarazo, es un proceso que lleva su tiempo. Aunque parezca algo complicado e imposible de lograr, existen ciertas medidas que podemos tomar desde el mismo momento de dar a luz.
Sabemos que la llegada del bebé nos lleva a comprometernos más con la vida de este que con la nuestra. Sin embargo, no debemos olvidar que nuestra recuperación también es importante para él. No solo se trata de que la madre esté disponible para cuidar a su hijo, sino que mientras mejor se sienta consigo misma, la calidad de vida de todos va a mejorar.
Para evitar posibles casos de depresión, es importante que la madre comience a recuperar el control de su vida después de dar a luz. También es conveniente para que la relación con la familia mejore y para que el bienestar del recién nacido sea completo. Es normal que nos preocupemos mucho más por el bebé que por la madre; pero ambos son importantes.
Dile adiós a la diástasis abdominal
El problema ocasionado por la diástasis abdominal es uno de los más frecuentes. Se trata de la expansión de los músculos rectos del abdomen, que ocurre para hacer espacio al bebé. El útero comienza a expandirse a medida que se desarrolla el embarazo, esto da lugar a que los músculos abdominales se separen.
Por su parte, un estudio de la revista Frontiers in Surgery establece que la diástasis abdominal también puede aparecer tras un aumento de peso exagerado. Esto se debe a que la grasa intraabdominal tiene la capacidad de distender los músculos, tal y como lo hace el embarazo.
Dichos músculos no vuelven a su estado natural inmediatamente tras el parto. No ocurre que vuelven a su lugar como otros tejidos e incluso la cavidad uterina y vaginal. En el caso de los músculos distendidos, es necesaria una recuperación especial. Estos consejos pueden ayudarte.
1. Alimentación adecuada
Como en otros aspectos del embarazo y posparto, la alimentación es la clave. Es conveniente optar por una dieta saludable. Sin embargo, es importante equilibrar nuestra alimentación para la etapa de lactancia, pues nos encontramos en esta al mismo tiempo.
2. Suficiente hidratación
Para este tipo de afección en particular, se recomienda mantener el cuerpo adecuadamente hidratado. Tomar mucha agua y líquidos, beneficia la recuperación de los músculos.
Además, es conveniente para mejorar la producción de leche. También es recomendable mantener la piel hidratada desde fuera, por medio de la colocación de aceites naturales, que ayuden a recuperar la elasticidad.
3. Ejercicios específicos
Después del parto, la diástasis abdominal puede provocar que persista un abultamiento en el área después de varias semanas. Es por eso que podemos tener una barriga similar a un embarazo de tres meses.
La expansión que ocurrió por varios meses no se revierte de un día para otro. De acuerdo con un estudio de la revista Rehabilitación, los ejercicios pueden mejorar la diastasis abdominal. Sin embargo, no todos los ejercicios son recomendables para recuperarnos.
El fisioterapeuta Rafael Vicetto explica que no es conveniente realizar abdominales. Este ejercicio ayuda a separar los músculos del abdomen, y no esto lo que deseamos. Por lo tanto, recomienda ejercicios suaves que sean de bajo impacto en la zona. Saltar o correr no son buenos para el suelo pélvico en esta etapa. En cambio, es muy beneficiosa una caminata de unos 45 minutos diarios.
Además, se recomienda la realización de ejercicios de baja intensidad específicos para recuperarse de la diástasis abdominal como los siguientes:
- Técnica Tupler: la idea es reeducar los músculos abdominales de forma rápida y segura combinando respiraciones profundas con movimientos elevadores de contracción. El músculo a trabajar en este caso será el transverso del abdomen.
- Método 5P: es un ejercicio que buscará gestionar desequilibrios posturales, así como mejorar la postura y el tono del periné. Básicamente se deberá estar apoyada sobre una superficie inestables como un tronco durante un tiempo determinado, lo que activará los músculos deseados.
- Ejercicios de Kegel: estos ejercicios también son de gran utilidad para mejorar el tono del piso pélvico y, a su vez, la diastasis de los rectos. La idea es contraer los músculos del suelo pélvico, mantener esa contracción durante unos segundos y después relajar los músculos de forma paulatina.
Sentirte gorda dura nueve meses, pero la alegría de convertirte en madre dura para siempre
–Nikki Dalton-
4. Evaluación médica
Antes de comenzar cualquier tratamiento o ejercicio, es importante consultar al especialista, luego de mes y medio de haber dado a luz. En ocasiones la diástasis abdominal da lugar a lesiones como la rotura de la línea alba. Cuando ocurre esta patología, se presentan síntomas desagradables como dolor, problemas digestivos, pérdidas de orina, entre otros.
Luego de la valoración médica, se puede recomendar un tratamiento personalizado. Mientras tanto, no es recomendable ejercitar o forzar la zona abdominal. Dependiendo de la gravedad del problema, habrá una recomendación específica.
5. Stopdiástasis
Por mucho tiempo, el tratamiento por excelencia para tratar la diástasis abdominal, era la cirugía. Sin embargo, recientemente se ha desarrollado un sistema conocido como Stopdiástasis. Se trata de un tratamiento no invasivo que tiene como función ayudar a recuperar la expansión de los músculos, por muchas vías.
Para comenzar, un fisioterapeuta dirige el tratamiento. Es común que se indique la utilización de una faja especial. Luego se recomienda la realización de ejercicios básicos, que se incorporan a nuestras actividades. La idea es crear hábitos relacionado con nuestra forma de movernos, sentarnos, agacharnos o coger al bebé.
También comprende la realización de los conocidos ejercicios hipopresivos. Se tiene entendido que este sistema consigue resultados favorables en las primeras semanas de aplicación. Cuando se realiza de la manera correcta, puede permitir una recuperación visible en los primeros 21 días.