Tratamiento del labio leporino

Conoce cómo se resuelve el labio leporino en los bebés, para ayudar mejor a tu hijo a enfrentar esta problemática.
Tratamiento del labio leporino
Vanesa Evangelina Buffa

Revisado y aprobado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 30 julio, 2022

Probablemente alguna vez hayas oído hablar acerca del labio leporino, pero hoy queremos contarte cómo se trata. Si bien es una condición de salud inevitable, existen muchas formas de ayudar a los bebés que nacen con ella.

La fisura del labio y del paladar no es una cuestión meramente estética. También interfiere en la alimentación, el lenguaje y la dentición del bebé. Además, lo predispone a padecer algunos problemas en los oídos.

Hacerse cargo de la situación de manera oportuna marca la diferencia en la calidad de vida del pequeño y de su familia. Sigue leyendo este artículo y entérate cómo proceder en estos casos.

¿Qué es el labio leporino?

El labio leporino y el paladar hendido son dos malformaciones congénitas cráneo faciales. Es decir, que se producen dentro del útero materno, cuando los huesos y las partes blandas de la nariz y la boca bebé se fusionan para conformar el paladar y el labio superior. Si no logran unirse por completo, queda una fisura en el labio, en el paladar o en ambos.

Este defecto puede manifestarse de varias maneras, según los tejidos afectados:

  • Una pequeña fisura en el labio.
  • Una fisura más amplia, que se extiende desde el labio hasta la nariz.
  • Una hendidura en el paladar, a nivel anterior (paladar duro), posterior (paladar blando) o completa, de uno o ambos lados.

Se desconoce la causa concreta que genera esta problemática, aunque se han identificado varios factores asociados. Por ejemplo, el consumo de ciertas drogas y fármacos por parte de los padres, la exposición a toxinas, el contacto con algunos virus y por supuesto, la predisposición genética.

Bebé con labio leporino.

¿Cómo se trata el labio leporino?

El diagnóstico de la fisura labial y del paladar hendido se realiza en el momento del nacimiento del bebé, a través del examen físico de la boca, la nariz y el paladar.

Gracias a los avances tecnológicos en las ecografías obstétricas muchas veces se realiza el diagnóstico prenatal. Esto significa una gran ventaja para el niño, ya que permite planificar con antelación el abordaje de su problemática.

Un aspecto importante de esta condición es que requiere de una atención interdisciplinaria, ya que compromete a varios aspectos y funciones del organismo del niño. Por este motivo, se necesita la experiencia de las distintas disciplinas para garantizarle el mejor pronóstico de salud.

En general, el equipo terapéutico se compone de pediatras, cirujanos maxilofaciales, otorrinolaringólogos, odontopediatras, logopedas, audiólogos y psicólogos. En algunos casos, también puede ser necesaria la intervención de los genetistas y de los trabajadores sociales.

El tratamiento del labio leporino se puede dividir en dos etapas principales. La primera, se caracteriza por las intervenciones quirúrgicas necesarias para cerrar las fisuras. La segunda, incluye al resto de los tratamientos y terapias de rehabilitación de las distintas funciones del niño.

Tratamiento quirúrgico

El objetivo de la cirugía es cerrar las fisuras y en general, se realiza en varias etapas o tiempos quirúrgicos:

  1. La primera operación consiste en la resolución de la fisura labial y se denomina queiloplastia. Suele realizarse antes del primer cumpleaños y requiere una anestesia general en quirófano. Al cerrarse la fisura labial, mejora la forma del labio superior y de la nariz y suele dejar una pequeña cicatriz.
  2. Si el niño tiene también paladar hendido, se realiza luego una segunda cirugía llamada palotoplastia. La misma se realiza entre los 12 y los 18 meses de edad, antes de que el pequeño comience a hablar. En este procedimiento se cierra el defecto del paladar para evitar que el alimento se vaya a la nariz.
  3. En algunos casos se requieren nuevas intervenciones de retoque de los tejidos, ya sea para mejorar ciertas funciones o la apariencia del paciente.

Otros tratamientos

A pesar de que el tratamiento quirúrgico es fundamental para corregir el defecto, no alcanza para recuperar las funciones normales de la boca del pequeño. Por este motivo, es importante complementarlo con el abordaje de otras disciplinas especializadas en el tema. A continuación, mencionamos algunas de ellas:

  • Puericultura: los niños con labio leporino y paladar hendido pueden ser amamantados y es lo más aconsejable. La madre debe recibir el acompañamiento y la educación necesaria para alimentar a su bebé de manera correcta.
  • Prótesis temporales: cuando hay hendiduras palatinas es necesario colocar placas protéticas para evitar el pasaje de los alimentos hacia la nariz. Esto se indica hasta el momento de la cirugía.
  • Odontología y ortodoncia: es necesario el seguimiento del desarrollo de los maxilares y de la erupción dentaria. Muchas veces se indica el uso de aparatos de ortodoncia para guiar el crecimiento óseo y reposicionar las piezas dentarias.
  • Logopedia: debido al defecto en el paladar y en el labio, algunos pacientes tienen dificultades para hablar. Los tratamientos y ejercicios fonoaudiológicos serán necesarios para resolver estas complicaciones.
  • Controles auditivos: las infecciones de oído son muy frecuentes en los niños con fisuras palatinas y por eso resulta necesario mantener controles periódicos con el audiólogo o el otorrinolaringólogo.
  • Psicología: asumir y aceptar este tipo de malformación tan visible puede resultar difícil, tanto para el niño como para su familia. El acompañamiento psicológico puede aportarles herramientas útiles para sobrellevar esta condición.
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Los beneficios llegarán a su tiempo

Un abordaje temprano con un equipo profesional experimentado es clave para brindarles las mejores condiciones de salud a estos niños. La mayoría de los pequeños responden con éxito a los tratamientos, aunque estos demanden tiempo, intervenciones y paciencia.

¡Vale la pena ser constantes! Porque al cabo de unos años, el labio leporino será solo una anécdota de la infancia de nuestro hijo.


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