Tabaquismo pasivo, un riesgo para los niños

El tabaquismo pasivo es un problema cotidiano, que afecta a la salud de millones de niños y de bebés en todo el mundo. Entérate por qué debes evitarlo.
Tabaquismo pasivo, un riesgo para los niños
Leidy Mora Molina

Escrito y verificado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Última actualización: 01 febrero, 2022

Son bien conocidos los efectos nocivos del cigarro para la salud, los cuales van más allá del daño a quien lo consume. Pues cuando alguien fuma en la casa, el tabaquismo pasivo se extiende hacia toda familia y es especialmente dañino para los niños.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 8 millones de personas mueren anualmente por enfermedades relacionadas con el tabaco. De estas, 1.2 millones de víctimas fallecen como resultado del tabaquismo pasivo.

Y si se toman en cuenta a los menores de 5 años, unos 60 000 pequeños mueren al año como consecuencia de las enfermedades respiratorias producidas por la inhalación del humo ajeno. 

En vista de estos números, ¿qué esperamos para modificar nuestros hábitos?

¿Qué es el tabaquismo pasivo?

El tabaquismo pasivo, también llamado humo de segunda mano, es la inhalación de los tóxicos emanados por la boca de un fumador y de los producidos por la combustión de la punta del cigarrillo.

Este humo ambiental esparcido por un tabaquista es muy dañino para cualquiera que esté cerca, pues las toxinas nocivas quedan en el aire o se depositan en las superficies (las paredes, los muebles, la tapicería del automóvil). Incluso, sobre la piel o el cabello de quienes comparten la habitación con quien fuma en ese momento.

¿Qué hace el tabaquismo pasivo en los niños?

Los efectos del tabaco en niños.

El principal factor predisponente para el daño que el tabaco produce en los niños es la inmadurez de sus tejidos y su pobre desarrollo funcional.

El humo exhalado por el fumador contiene más de 4000 contaminantes tóxicos, como el alquitrán, los metales pesados, gases y otras sustancias irritantes. De estas, más de 50 son cancerígenas y otras 250 son muy nocivas para la salud.

Por consiguiente, la exposición pasiva al humo del tabaco se traduce en enfermedades de los pequeños, sobre todo cuando ocurre desde los primeros meses de vida. Veamos a continuación algunas de las consecuencias del tabaquismo pasivo en los niños.

Síndrome de muerte súbita del lactante

La primera causa de muerte de los bebés en su primer año de vida es el síndrome de muerte súbita del lactante. Y una de las tantas razones que pueden desencadenarlo es el tabaquismo pasivo.

Las sustancias químicas tóxicas, como la nicotina y la cotinina, pueden afectar el cerebro y los pulmones inmaduros de los bebés y alterar así el control respiratorio. De esta manera, se produce el deceso del pequeño, aunque haya nacido completamente sano.

No obstante, si a esta exposición se le suma el antecedente de tabaquismo materno durante el embarazo, el riesgo de fallecer es aun mayor.



Enfermedades pulmonares

Habitualmente, los niños que inhalan pasivamente humo del tabaco son más propensos a desarrollar infecciones respiratorias recurrentes en las vías aéreas bajas, como las bronquiolitis, las bronquitis y las neumonías. Incluso, estos niños tienen un mayor riesgo de padecer alergias y asma, con respecto a aquellos que viven en hogares libres de humo.

Enfermedades en el oído

El tabaquismo pasivo en niños aumenta el riesgo de desarrollar infecciones en el oído, por la afectación en la trompa de Eustaquio. A futuro, estas infecciones podrían traer otras consecuencias, como la pérdida de la audición.

Hipertensión arterial

Un estudio publicado en la revista Circulation, realizado en 4236 niños en edad preescolar, concluyó que los hijos de padres fumadores son más propensos a mantener niveles de presión arterial por encima de lo normal (hasta un 15 % más).

Así mismo, estos pequeños tienen mayor riesgo de padecer una enfermedad cardiaca isquémica a futuro, como consecuencia del daño sostenido en el endotelio de sus vasos sanguíneos.

Efecto del tabaquismo pasivo a largo plazo en los niños

Los niños que han estado expuesto al tabaquismo pasivo desde edades tempranas hasta la adolescencia, tienen un mayor riesgo de sufrir las siguientes condiciones de salud:

  • Crisis asmáticas severas.
  • Caries dentales.
  • Disminución de la capacidad funcional de los pulmones (por inadecuado desarrollo).
  • Cáncer de pulmón y otros tipos de cáncer: cuando un niño está expuesto al humo del cigarro desde pequeño, el riesgo de padecer un cáncer de pulmón aumenta entre un 20 y un 35 %, comparado con aquellos que no han estado expuestos.
  • Enfermedades del corazón, como infarto de miocardio.
  • Alteraciones oculares, como cataratas.

Además, los niños expuestos al humo de tabaco tienen un nivel de ausentismo escolar mucho mayor y un rendimiento físico bastante menor que sus pares no expuestos.

Finalmente, se estima que los hijos de padres fumadores tienen el doble de probabilidades de convertirse en fumadores en el futuro. Esto impresiona ser la consecuencia del estímulo que produce de la nicotina en el cerebro en desarrollo y de la naturalización del hábito en el hogar.

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¿Cómo evitar el tabaquismo pasivo?

El 90 % de la exposición de los niños al tabaquismo pasivo es ocasionada por los padres o los familiares cercanos fumadores.

De esta forma, se deben tener en cuenta los siguientes recaudos para evitar que se afecte la vida del niño a futuro:

  • Evitar fumar dentro de la casa. Ni siquiera cerca de la ventana. De igual manera, prohíba que otras personas fumen dentro del hogar. Hágalo fuera, lejos de los niños y de las mujeres embarazadas. De ser posible deje de fumar.
  • No fumar dentro del automóvil. Exhalar el humo por la ventanilla del auto no reduce la exposición dentro del vehículo.
  • Alejar al niño del humo del cigarrillo. Si alguien fuma cerca de su hijo, pídale que no lo haga.
  • Enseñarle al pequeño a evitar el humo de tabaco en el ambiente.
  • Evitar que el niño acuda a lugares públicos donde se permita fumar. Aunque no haya fumadores en ese momento, las sustancias químicas quedan en el ambiente.

Aunque el tabaquismo pasivo es riesgoso para todas las personas, es especialmente peligroso para los bebés y los niños. Por eso, un ambiente totalmente libre de humo de tabaco es lo único que los protege de estos riesgos.

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