Supositorios en niños: todo lo que debes saber

Los supositorios siguen siendo la forma más indicada de administrar medicamentos en algunas ocasiones. Te contamos lo que debes saber sobre ellos.
Supositorios en niños: todo lo que debes saber

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 23 febrero, 2020

Los supositorios son una forma de presentación de algunos medicamentos. Debido a que muestran algunas incomodidades, no son la manera más común de administrar fármacos. Aun así, todavía se usan en ciertas situaciones, sobre todo en niños. Aquí te contamos algunos datos que debes conocer acerca de los supositorios.

¿Qué son los supositorios?

Los supositorios son una forma de presentación de algunos fármacos. Consisten en un medicamento disuelto en una sustancia que es sólida o semisólida a temperatura ambiente. De esta manera, están diseñados para su administración por vía rectal. Los supositorios se introducen en el cuerpo a través del ano.

¿Cuándo se utilizan?

No todos los medicamentos están disponibles en este tipo de administración. Además, por lo incómodo que resulta a veces y sus desventajas, su uso está cada vez más limitado a ciertas situaciones.

Madre con su hijo en la cama enfermo.

Los supositorios pueden utilizarse en el caso de problemas locales, como serían, por ejemplo, las hemorroides, o para que tengan efecto sobre todo el organismo. Las situaciones en las que está más extendido su uso son, sobre todo, en niños con:

  • Vómitos, que hacen que el niño no absorba los medicamentos por vía oral.
  • Dificultad para tragar.
  • Situaciones de emergencia, como convulsiones.
  • Fiebre.
  • Estreñimiento ocasional (el conocido supositorio de glicerina).

¿Cómo se aplican los supositorios?

Cada supositorio en concreto suele ir acompañado de las instrucciones del fabricante. Aun así, normalmente hay una serie de pasos comunes a seguir:

  1. Lavarse las manos antes de la manipulación del supositorio.
  2. El supositorio debe estar duro. Si está demasiado blando, guardarlo media hora en el frigorífico o meterlo bajo agua fría con el envoltorio bien cerrado.
  3. Colocar al niño de lado. La pierna de debajo debe estar extendida y la de arriba flexionada hacia el ombligo.
  4. Introducir el supositorio en el ano del niño, presionando suavemente con un dedo, en dirección a su ombligo. Contrariamente a como se cree, es recomendable introducir el supositorio por la parte plana en lugar de por la afilada. Así, aseguraremos que queda bien introducido y que no saldrá fácilmente.
  5. Una vez que el supositorio ha quedado bien colocado, mantenga sujetas las nalgas del niño unos segundos. Después, deberá permanecer acostado unos 10-15 min para dar tiempo a que se absorba correctamente y no lo expulse.
    Niño con dolor de barriga debido a que sufre estreñimiento.

Precauciones a tener en cuenta

Como cualquier medicamento, el supositorio tiene una fecha de caducidad. Es importante comprobar que no está caducado antes de usarlo.

Cada fabricante indicará las medidas a tomar para su conservación. A veces, es necesario mantenerlos en el frigorífico y otras veces con que esté en lugar fresco y seco será suficiente.

Por último, dado lo peculiar de su aplicación, siempre va a ser importante utilizarlo con cuidado de no hacer daño al niño. Por supuesto, si queremos que actúe correctamente, debemos darle tiempo a que actúe y vigilar que el niño no lo expulse del ano.

En resumen

Los supositorios, aunque cada vez más en desuso, siguen siendo la forma más adecuada de dar medicación en algunos casos, como, por ejemplo, los vómitos y las crisis de convulsiones.

Dadas sus peculiaridades, es importante conocer cómo almacenarlos y aplicarlos correctamente. Por último, hay que tener en cuenta que las instrucciones más fiables siempre serán las que den los fabricantes de cada supositorio en concreto.


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