¿Son efectivos los castigos?

¿Son efectivos los castigos? ¿Hay otras alternativas a los mismos? ¿Qué puedes hacer cuando tu hijo tiene una mala conducta o no respeta los límites marcados?
¿Son efectivos los castigos?
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 12 febrero, 2019

¿Son efectivos los castigos? Es una pregunta que muchos padres se hacen a la hora de aplicar límites a sus hijos. A veces pueden recurrir a un grito o a un azote, otras, se manda al niño al rincón de pensar. Se puede comprobar que este tipo de castigos tienen efectos solo de manera inmediata.

Hay que tener en cuenta que este tipo de conductas tienen consecuencias negativas. Generalmente ,con ellas el niño aprende a que no lo pillen otra vez, pero no es consciente de que no debe hacerlo. También si se le da un azote, el niño aprende que con violencia se resuelven los problemas. Además, afectan a la autoestima y crean resentimientos.

Una de las mejores opciones para corregir los comportamientos inadecuados de tus hijos es el diálogo, pero muchas veces esto no alcanza. Por eso, aquí te vamos a proponer algunas alternativas acompañadas de consecuencias positivas para que puedas superar las dificultades que presentan los castigos tradicionales y comprobar si realmente son efectivos. Las verdaderas alternativas son aquellas que le permitirán al niño aprender y crecer de una forma sana.

Los diferentes tipos de castigo

Existen diferentes tipos de castigo y es de suma importancia conocerlos:

  • El castigo positivo. Este castigo se aplica cuando le das al niño aquello que no quiere o que no le gusta.
  • El castigo negativo. Este tipo de castigo se aplica quitándole al niño algo agradable, placentero.

Luego, existe la disciplina positiva, que tiene como premisa establecer relaciones de cariño y respeto mutuo entre padres e hijos. Este método es mucho más adecuado para ambos, ya que no se trata de ser permisivos ni demasiado autoritarios, sino de mantenerse firmes respetando los sentimientos y necesidades de todas las partes. Estos “castigos” tienden a ser más efectivos.

¿Son efectivos los castigos en los niños?

Alternativas para aplicar la disciplina positiva

  • Predicar con el ejemplo. Tienes que convertirte en el modelo de valores que tratas de enseñar. Debes definir claramente las normas y comportarte de manera coherente con ellas.
  • Hacer preguntas. Debes preguntarle a tu hijo “¿qué ha pasado?”, “¿qué piensas que va a pasar ahora?”
  • Evitar las luchas de poder. Si tu hijo se niega a hacerse cargo de su mal comportamiento, evita entrar en una lucha de poder para obligarlo a cambiar de actitud. Esto puede generar un círculo vicioso y mucho desgaste.
  • Respirar. En el caso de que estés estresada, respira. Respirar profundamente te ayudará a calmarte y pensar más claramente.
  • Ayudar a tu hijo emocionalmente. Debes mirar, ser gentil y dar atención individual a tu hijo; esto lo ayudará emocionalmente.
  • Permitir que elijan. El niño debe sentir que tiene voz. Debes darle la opción de elegir para que pueda sentir que decide por sí mismo. Trata de no hacer monólogos, permite que tu hijo participe.
  • Hablar susurrando. Ante una situación tensa, háblale a tu hijo susurrando; esto no solo ayudará a que el niño se calme, sino que tú también lograrás tranquilizarte.
  • Dar tiempo. Tu hijo tendrá sensación de autonomía y hará que le sea más fácil cooperar.
  • Tener paciencia. Contar en silencio hasta diez hará que tengas tiempo para pensar las cosas más claramente y atesores una visión más objetiva.
  • Hablar positivamente. Hablar en positivo permitirá que tu hijo cree las imágenes apropiadas de tus palabras. En vez de decirle que no corra, dile vaya más despacio.
  • Distraer a tu hijo. En caso de que la situación se vuelva muy tensa, distráelo. Proponle hacer un descanso o pregúntale qué otra cosa le gustaría hacer.

¿Son efectivos los castigos?

Si aplicas un castigo a tu hijo, el mismo tiene que ser proporcional y debes explicarle por qué se realiza y ser consecuente con las amenazas de castigarlo. No resulta efectivo ni recomendable amenazarlo con un castigo y luego no llevarlo a cabo, ya que el niño va a ver que no cumples con lo que dices. Lo mejor en estos casos es no intimidar con aquello que no vas a realizar.

El castigo no siempre es la mejor opción, pero hay que ser consecuente con ello.

Ten en cuenta que el castigo no es requisito indispensable para que tu hijo modifique aquello que consideras inadecuado. Es mucho mejor reforzar aquellas actitudes que estimas adecuadas y que aportes las herramientas necesarias para que el niño pueda hacerlo. De esta manera, estarás aumentando la probabilidad de que se repita esa acción y disminuyendo la repetición de aquello que no quieres que haga.

Para finalizar, si utilizas solamente el castigo, el niño no aprenderá cómo debe comportarse o actuar. Para esto, es necesario, en primer lugar, que sea proporcional y, en segundo lugar, que vaya acompañado de educación y valoración, que refuerce y/o remarque aquello que buscas y que consideras un buen o adecuado comportamiento.

No te olvides de que no es necesario aplicarlo para modificar una acción inadecuada. Y, sobre todo, ponte en el lugar de tu hijo y trátalo cómo te gustaría ser tratada en la misma situación y piensa: ¿son realmente efectivos los castigos?

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  • Víquez Jiménez, Mario Alberto. (2014) Castigo físico en la niñez: un maltrato permitido. UNICEF; San José; Costa Rica; 158 págs https://www.unicef.org/CastigoFisico-final-9octubre-web.pdf

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