Recuerda: tus hijos NO tienen la culpa

En momentos de tensión se pueden llegar a decir cosas a la ligera que hieren los sentimientos de los niños y los hacen creer que son los responsables de elecciones que no son suyas.

Recuerda: tus hijos NO tienen la culpa

Tomar la decisión consciente de convertirse en madre o padre no es algo que deba hacerse a la ligera. Ya que criar a un niño es un largo camino que requiere de entrega, sacrificio y responsabilidad emocional. Así que, por más duro que pueda ponerse el camino, recuerda que tus hijos no tienen la culpa de todas esas cosas que debiste dejar atrás para cumplir con tu rol materno o paterno.

En muchas ocasiones los padres ponen sobre los hombros de sus hijos un peso emocional que no les corresponde. Algo que solo termina por afectar su autoestima y su confianza. Y es que es necesario tener siempre presente que los pequeños no pidieron venir a este mundo y no tienen la obligación de cargar con la falta de tacto y de empatía de sus papás.

Ser maduro te ayudará a recordar que tus hijos no tienen la culpa

Cuando la vida nos pone ante nuestros ojos la posibilidad de ser madre o padre es indispensable saber que es uno de los mayores regalos que toda persona puede experimentar. Sin embargo, a pesar de la felicidad que traen a su paso los hijos, es una decisión de por vida que requiere de madurez, entrega y compromiso para cumplir con todas las obligaciones que conlleva.

Bebé llorando
Hacer sentir mal a los pequeños por cosas que no les corresponden únicamente afecta su autoestima y su seguridad.

Y esto en muchas ocasiones puede significar renunciar por un tiempo a los sueños que se tenían en mente para dedicarse a la crianza positiva de los hijos. Debido a lo anterior, muchos papás de manera consciente o inconsciente piensan que sus pequeños son los responsables de esas metas que no pudieron ser alcanzadas. Un pensamiento sumamente egocéntrico, hiriente y desconsiderado.

Esto a razón de que deben recordar que sus niños vinieron a este mundo de manera involuntaria. Por lo tanto, no tienen culpa alguna sobre las elecciones conscientes que sus padres tomaron por ellos. En ese sentido, es indispensable que los adultos aprendan a gestionar de manera inteligente sus emociones. Con el fin de que no culpen a sus hijos de problemas que nada tienen que ver con ellos.

3 consejos para recordar que tus hijos no tienen la culpa

Aprender a responsabilizarnos de nuestras decisiones es el primer paso para dejar de culpar a los hijos por las elecciones tomadas libremente. Puesto que ningún padre desea que sus pequeños crezcan con heridas emocionales a causa del remordimiento que les genera pensar que son la razón de la infelicidad de su hogar.

Estas son algunas recomendaciones para manejar la frustración interna y comprender que tus hijos no tienen la culpa del rumbo que tomó la vida después de su nacimiento.

1. Cultiva la inteligencia emocional y piensa antes de hablar

En algunos momentos de tensión las emociones pesan más que la razón. Y esto puede hacer que se digan cosas muy hirientes que quedarán grabadas en la memoria de los niños. Por tal motivo, sé consciente del peso de tus palabras y cómo podrían interpretarlas tus hijos. Ten presente que eres la persona más importante en la vida de tus pequeños. Así que procura ser el adulto maduro, responsable y empático que necesitan para mejorar.

A su vez, intenta nunca culparlos por las cosas que salieron mal, aún sabiendo que toda la responsabilidad es solo tuya. Desde cosas sencillas, como “por tu culpa llegamos tarde al evento” hasta afirmaciones más serias, tales como “por tu culpa nunca pude estudiar en la universidad”. Ten presente que los niños no tienen por qué responsabilizarse de tus elecciones.

2. No juzgues injustamente con el fin de desahogarte

Ser madre o padre es una tarea difícil, a pesar de las múltiples recompensas que se encuentran en el camino. Y esto significa que debemos pensar en el bienestar físico y emocional de los hijos sin importar la rabia o la frustración que podamos sentir momentáneamente. Debido a esto, no juzgues a tus hijos y los etiquetes de forma negativa cuando se portan mal.

La violencia verbal es una forma de maltrato que deteriora con el tiempo la relación madre-hijo. Por lo que, antes de responder a la ligera en medio de un altercado, respira profundo y evita los conflictos. Los niños no pueden comprender sus errores si en lugar de corregirlos con empatía se les juzga sin tener la oportunidad de dialogar y expresar lo que están sintiendo.

3. Pide disculpas sinceras cuando te equivoques

Papá le pide disculpas al hijo
Los adultos también nos equivocamos, pero es necesario tener la capacidad de pedir disculpas cuando actuamos mal.

Los seres humanos no somos perfectos y estamos en constante evolución para ser nuestra mejor versión. Por lo tanto, si en algún momento tus emociones se desbordan y eres consciente de que te expresaste de la manera incorrecta y heriste los sentimientos de tus hijos, responsabilízate de tus acciones y pídeles disculpas sinceras.

Reconocer las equivocaciones les permite a los niños saber que las cosas que se dijeron no son realmente ciertas y que ellos no tienen la culpa de la reacción de sus papás. Además, es una gran oportunidad para que los pequeños mediante el ejemplo aprendan a aceptar sus errores cuando se portan de mala manera.

Tus hijos no tiene la culpa de las elecciones que tomaste en tu vida

La vida cuando se es padre puede estar llena de obstáculos y sacrificios que nos obligan a poner en un segundo lugar los deseos personales para brindarles a los hijos toda la atención que necesitan. No obstante, por más difícil que se torne el camino, siempre debes recordar que responsabilizarnos de nuestras elecciones es la única manera de dejar de buscar culpables en donde no los hay.

Así que antes de emitir palabras hirientes y llenas de rencor o resentimiento, recuerda que tus pequeños no pidieron nacer. Y es tu obligación darles todas las herramientas físicas y emocionales para que crezcan siendo conscientes de que su familia los ama incondicionalmente. Por lo que procura que la madurez, la empatía y la responsabilidad emocional sean quienes guíen tu camino.

Bibliografía

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