Rabietas en público: 9 claves para saber cómo actuar
Seguro que a más de uno nos ha pasado alguna vez yendo con nuestros hijos de compras o paseando y que, por algo que querían y no han conseguido, han tenido grandes rabietas en público.
Pues sí, esto suele pasar con los niños y es algo normal y parte de su desarrollo. Los más pequeños crecen y las emociones son algo novedoso para ellos; como no saben expresarlas de otra manera, estas aparecen en forma de rabieta. Pero ¿qué os voy a contar, verdad? Nada que vosotros mismos no hayáis experimentado.
Nuestra actitud como padres es muy importante frente a las rabietas en público
Esta es una situación que se suele dar de forma frecuente, sobre todo si nuestro hijo tiene entre 2 y 4 años. Los niños, cuando tienen un conflicto, lo expresan con una rabieta: se tiran al suelo, gritan, lloran, patalean, etc. Muchas veces se ponen fuera de sí y no somos capaces de hacerles entrar en razón ni consolarlos.
Esto es totalmente normal y no debemos preocuparnos, pero está claro que es una situación incómoda y que, en muchas ocasiones, nos hace perder la paciencia. Es precisamente eso a lo que no podemos llegar: nunca debemos perder la paciencia.
Son niños y su forma de expresar lo que sienten es a través de las rabietas, porque algunos de estos pequeños, ni siquiera saben hablar, lo que les produce una mayor frustración.
Nuestra actitud como padres
Cuando aparecen estas rabietas en público, los padres tenemos que mostrarnos próximos a ellos y hacerles ver que los entendemos. Hay que tener siempre en cuenta que lo importante no es la rabieta que tenga el niño, sino cómo responde ante esta. ¿Qué queremos decir con esto?
Cada vez que aparece la rabieta, tenemos la oportunidad de enseñar a nuestro hijo a manejarse ante esas sensaciones que está experimentado. Si solo nos enfadamos y le reñimos por llorar o gritar, no estamos dirigiendo esas emociones, ni le estamos enseñando herramientas y recursos para que las próximas veces que sienta esa frustración pueda aplicarlas. Esto es lo verdaderamente importante y lo que tenemos que enseñarles.
9 claves para saber actuar ante las rabietas en público
Cuando la rabieta en público se produce cuando el pequeño quiere algo y nosotros no estamos dispuestos a dárselo, seguramente lo que pase será que tenga una reacción agresiva, y es en ese momento cuando nosotros no debemos actuar de la misma forma.
En ese instante, si nos enfadamos y gritamos como ellos, le estaremos enseñando que esa es la manera de solucionar las cosas, pues somos su espejo. Estas claves nos ayudarán a conseguir controlar la situación y, además, mejorar el problema a la larga.
Mantendremos la calma
Con los niños es siempre importante reaccionar de forma calmada, pero ante una rabieta todavía lo es más, así que intentaremos no alterarnos a pesar de que nuestro hijo llore, grite o patalee en un lugar público.
Actuaremos como si no hubiera pasado nada
Las rabietas no son otra cosa que llamadas de atención y el niño utiliza este recurso para conseguir lo que quiere, aunque no sea consciente de esta intencionalidad. Por esta razón, es imprescindible que ignoremos esta actitud; esa es una adecuada estrategia para evitar el chantaje.
En la medida de lo posible, y siempre que sea seguro, lo dejaremos solo
Está claro que este consejo podremos hacerlo si el niño está en un lugar seguro, si no, no lo podemos hacer. Además, nosotros, aunque lo dejemos solo, estaremos observando sin que se dé cuenta. Las rabietas son como una obra de teatro y, si no hay público (los papás), no tienen ninguna finalidad. Cuando el pequeño se dé cuenta de que no están sus padres para llamar su atención, se irá calmando.
Lo llevaremos a un lugar más tranquilo
Cuando estemos en la calle y tenga una rabieta, lo más adecuado es llevarlo a un sitio más tranquilo para que pueda calmarse. En ocasiones, con cambiar de sitio al niño le sirve para tranquilizarse o para olvidarse del motivo de su enfado.
Nos mantendremos firmes ante las rabietas en público
No debemos ceder ante sus peticiones, por muy cansados que estemos de su rabieta porque, si lo hacemos, estaremos reafirmando que su estrategia ha funcionado.
Le haremos saber que las rabietas no le van a servir para nada
Si, a pesar de haberlo dejado solo, el pequeño sigue con la rabieta, le diremos que no hablaremos con él hasta que se tranquilice. Tras esto, seguiremos ignorando su rabieta hasta que esta pare. No le insistiremos ni le daremos la atención que busca.
Lo escucharemos, pero solo cuando esté calmado
Si nuestro niño ya sabe hablar, cuando pase la pataleta conversaremos con él para que nos explique cuál ha sido el motivo de su enfado. De esta manera, comprenderá que puede expresar su enfado y frustración con palabras. No ceder no significa que no le escuchemos o le expliquemos cómo debe actuar; esto sí que debemos hacerlo.
No le daremos mucha importancia a lo que ha pasado
Cuando el pequeño se calme y se pueda razonar con él, tenemos que animarlo a que pida perdón y explicarle que con esa actitud agresiva no va a conseguir nada. Esta es la forma de acabar con las rabietas, que el niño entienda que, por mucho que patalee, no se va a salir con la suya.
Aceptaremos su arrepentimiento
Cuando el pequeño se arrepienta y esté dispuesto a pedir perdón, le perdonaremos, lo apoyaremos y olvidaremos el mal momento que hemos pasado.
En lo que a las rabietas en público respecta…
Como hemos visto, las rabietas en público pueden darse con más frecuencia de la que a los padres nos gustaría, pero si seguimos estos consejos, podremos solucionar el momento complicado de la rabieta y, además, conseguirlo también a largo plazo.
Una cosa importante que debemos tener en cuenta es que la prevención es una herramienta imprescindible y evita que las rabietas sucedan. ¿Cómo? Estableciendo unos límites antes de salir de casa o de realizar cualquier actividad. Si vamos de compras, antes de salir dejaremos claro qué es lo que vamos a comprar y que de ahí no nos vamos a salir. Ante todo, recuerda que la paciencia y el cariño siempre funcionan.
Te podría interesar...