La vergüenza a hablar en público es una de las manifestaciones del llamado miedo escénico. Cualquier persona puede padecerlo; en el caso de niños y jóvenes, superarlo oportunamente garantizará su óptimo desarrollo personal. ¿Cómo puedo lograr que mi hijo pierda la vergüenza a hablar en público?Aquí veremos algunas medidas recomendadas.
¿Es realmente un problema que tu hijo se avergüence de hablar en público?
Hay varias situaciones en las que un niño, en el transcurso de su crecimiento, tendrá que hablar al público. Por ejemplo, en alguna exposición escolar, actividad profesional o en actos de diversa índole.
Lo primero a tomar en cuenta antes de cualquier planteamiento del problema es la edad. No es lo mismo tratar esta dificultad en la infancia que en la pubertad. Si se presenta en un niño pequeño, se trataría de una conducta normal, considerando que se enfrenta al mundo social por primera vez.
Hay que darse cuenta cuándo la conducta evasiva representa realmente un problema. Se recomienda observar si es una manifestación de extrema timidez, un miedo subyacente o si hay una causa más seria detrás de eso.
Si se trata de simple vergüenza debida a la inseguridad, los siguientes consejos podrían ayudar. Si hay un motivo más complejo, es hora de buscar ayuda profesional. Debe recordarse que, en cualquier problema psicológico, leve o grave, la autoconfianza es crucial para superarlo.
Tips para que mi hijo pierda la vergüenza a hablar en público
Estos tips pueden ser de gran ayuda para que tu hijo no tenga miedo a ser escuchado en público:
Estimulación temprana
Hay niños que, desde pequeños, interactúan mucho con familiares y amigos; suelen pertenecer a familias extrovertidas y lúdicas. Al crecer, no ven hablar en público como algo amenazante o novedoso, sino como algo natural.
No ridiculizarlo o reñirle
Un niño o joven que recibe regaños o es ridiculizado reforzará la conducta negativa y no buscará cambiarla. No es conveniente hacerlo sentir diferente; por el contrario, lo mejor es convencerle de que a cualquier persona puede pasarle lo mismo y se puede superar.
Apoyar y ayudar
Dejar solo en su inseguridad al pequeño lo hará más vulnerable y podría volverse incapaz de avanzar. Uno de los roles de los padres es, justamente, ser compañía y apoyo en su crecimiento. Eso implica estar presente e interactuar en los momentos difíciles y que exista un buen grado de comunicación en la familia.
Hacerlo parte de la solución
El mismo niño debe darse cuenta del problema, porque reconocerlo es tener medio camino recorrido. El pequeño tiene que percatarse de que la turbación que le produce la exposición pública carece de justificación racional. De esa forma, será más posible que tome acciones para evitarlo.
Llenar el hecho de valor
La actuación en público no tiene valor per se, sino que forma parte de objetivos, proyectos y gustos. Hay que hacer divertida y placentera la actividad, llenarla de contenidos positivos y de valor.
Si el niño es pequeño, un refuerzo positivo como un premio, la valoración o los elogios le enseñará que actuar o hablar en público es algo bueno. También es un gran refuerzo que la exposición pública les haga sentirse adultos.
“Uno de los roles de los padres es, justamente, ser compañía y apoyo en su crecimiento”
No obligar ni apresurar
Si se le obliga al niño, el hecho que le atemoriza se llenará de más atributos negativos, lo que impedirá su crecimiento. Asimismo, no hay que esperar que el cambio sea repentino, sino que todo proceso lleva su tiempo.
Ensayar
Un consejo para que un hijo pierda la vergüenza a hablar en público es ensayar la actividad en todos sus detalles, varias veces. Así, se sentirá más seguro la próxima vez que afronte ese reto.
Usar líderes o ídolos como modelo
Los niños y jóvenes tienen ídolos o líderes a los cuales profesan gran admiración. Una buena estrategia es usar a estas referencias para que los pequeños se sientan seguros.
No sobrevalorar el hecho
En ocasiones, el niño tiene un pensamiento muy negativo, producto de la sobrevaloración que hace de una actividad; todo esto le genera angustia. Hay que ayudarle a que le quite un poco de importancia y que sepa que no le va la vida en ello y que saldrá ileso. Igualmente, se puede intentar canalizar ese miedo hacia una energía creativa.
Cuándo buscar ayuda profesional
Si estas medidas no han sido suficientes para que tu hijo pierda la vergüenza a hablar en público, es posible que haya una razón de fondo. En ese caso, es hora de acudir al profesional; este proporcionará un diagnóstico claro, un abordaje personalizado y un tratamiento adecuado.