¿Por qué es bueno que los niños se aburran?
Si eres madre, habrás escuchado en numerosas ocasiones a tus hijos quejarse de que se aburren. Ya sea porque realizan una tarea poco satisfactoria o porque no tienen nada que hacer, ellos acuden a ti para buscar alivio y soluciones a ese estado tan desagradable. Normalmente, los adultos nos desvivimos por ofrecerles propuestas, las cuales, por cierto, no logran entretenerles o contentarles por mucho tiempo. Pero, ¿y si te dijéramos que es positivo que los niños se aburran?
No hablamos únicamente de aceptar este estado como una parte más de la vida, una que simplemente debemos tolerar. Al contrario, te proponemos descubrir los beneficios del aburrimiento y entender cómo este resulta crucial para que los niños desarrollen diferentes habilidades. Además, así podrán construir un día a día con propósito. Te contamos más a continuación.
Descubre por qué es bueno que los niños se aburran?
El aburrimiento es un estado interno caracterizado por la ausencia de interés, diversión o entretenimiento. Tiene una valencia negativa, en cuanto que se experimenta como una sensación desagradable y que es común a todos los seres humanos. Tanto adultos como niños nos aburrimos en diferentes momentos. Pero, estos últimos, quizá en mayor medida debido a que aún carecen de una serie de estrategias de autorregulación.
Sin embargo, pese a lo natural y cotidiano de esta emoción, lo cierto es que para los padres es difícil gestionar el momento en que sus hijos la viven. Nuestra propuesta es la contraria: no trates de arreglar el aburrimiento de tus hijos, permite que lo sientan. Y es que, lejos de lo que solemos pensar, esta emoción puede ser positiva, necesaria y beneficiosa por diferentes motivos.
Aprenden a tolerar la incomodidad
No podemos olvidar que la infancia es una etapa de preparación para la vida y que inevitablemente conllevará momentos complicados. Por esto, aunque queramos que nuestros hijos sean lo más felices posible, es crucial enseñarles a lidiar con estas sensaciones negativas. Y, para ello, necesitan experimentarlas.
Si, en lugar de buscar frenéticamente formas de entretener a tu hijo, permites que sienta este estado, le das la oportunidad de aprender a tolerar la frustración. También, le ayudas a comprender que no todo siempre sucede según los deseos de uno y que eso está bien. De algún modo, esto aumenta su umbral para la incomodidad y le hace más capaz de enfrentar otras situaciones similares.
Por ejemplo, es común que cuando los niños se aburren, los adultos les permitan o sugieran utilizar las pantallas. Sin embargo, a la larga, esto los hace más propensos a aburrirse, pues eleva la cantidad de estimulación que necesitan para sentirse bien.
Descubre más: 7 pasos para desconectar a los niños de las pantallas
Mejoran el autoconocimiento
Cuando un niño se aburre, cuando no recibe desde fuera la estimulación que busca, su única opción es mirar hacia adentro, y eso resulta realmente positivo. La falta de entretenimiento ofrece precisamente ese espacio y tiempo para la introspección, es decir, para conocerse y comprenderse mejor a uno mismo.
Así, el niño puede entender qué siente, qué necesita, qué le gusta y qué le disgusta, por lo que entra en contacto con sus emociones, intereses y deseos. Y esto es algo que no lograría si estuviese constantemente ocupado en juegos, tareas y actividades propuestas por terceros.
Potencian la creatividad y la iniciativa
Por otro lado, se ha encontrado que el aburrimiento es muy beneficioso a la hora de potenciar la creatividad y la imaginación. Por ejemplo, un estudio publicado en Creativity Research Journal encontró que las personas son más creativas después de realizar tareas aburridas. De igual forma, una investigación de la Australian National University observó que aburrirse ayuda a las personas a aumentar su productividad cognitiva y a generar nuevas ideas.
Así, la ausencia de entretenimiento motiva a los niños a dejar volar su imaginación y les anima a buscar nuevas metas y objetivos en los que involucrarse. De ese modo, desarrollan una mayor iniciativa y autonomía. Además, generan proyectos propios y los llevan a cabo para aliviar esa incomodidad que actúa como motor.
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Deja que los niños se aburran para que puedan vivir con propósito
En definitiva, el hecho de que los niños se aburran es beneficioso porque les ayuda a vivir con propósito. Esto se logra al conjugar todos los elementos anteriores. Por un lado, entienden quiénes son, qué quieren y qué necesitan; y, por el otro, obtienen la motivación para trabajar por esas metas propias.
Finalmente, el aburrimiento es una emoción que actúa como guía al indicar que la situación actual ya no es estimulante y que es momento de dirigirse hacia nuevos rumbos. Esto puede traducirse en buscar una técnica de estudio más entretenida, en inventarse un nuevo juego o en buscar la compañía de un hermano para realizar una actividad conjunta. Y es que, sea cual sea la necesidad detectada, se ponen en marcha las estrategias para darle solución.
Sin embargo, este conjunto de habilidades resolutivas solo se desarrollan si, inicialmente, se permite el aburrimiento y la incomodidad que conlleva. Pues, un niño que recibe una solución inmediata de sus padres no tiene la oportunidad de llevar a cabo todo este proceso. Por lo mismo, en lugar de aplacar el aburrimiento de tus hijos, valida su emoción y acompáñalos mientras aprenden de este poderoso estado.
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