El pescado en la alimentación infantil
¿Sabías que el consumo de pescado en España disminuyó un 1,6 % del año 2018 al 2019? Aproximadamente, se comieron 22,53 kg por persona; en el caso de las pareja con niños fueron 10,55 kg. Esto es reflejo del rechazo que le tienen los más pequeños, a pesar de los beneficios que supone el pescado en la alimentación infantil.
De forma general, este alimento es conocido por su alto contenido en ácidos grasos omega 3, que previenen el riesgo cardiovascular y son antiinflamatorios.
Además, se ha investigado su utilidad en la prevención de alergias, la mejora de la función cerebral y en distintas enfermedades neurológicas. Si quieres seguir profundizando, echadle un vistazo al artículo sobre los beneficios y riesgos del pescado y el marisco en los niños.
Prevención de la alergia y pescado
Quizá suene raro, ya que el pescado es la tercera causa de alergia en niños, pero se ha visto que, al introducirlo antes de los 9 meses, se reduce el riesgo de asma, rinitis y eczema. Además, aumenta con la dosis, por lo que consumirlo más de una vez por semana disminuye el riesgo en un 38 %. En cambio, con el marisco se produce el efecto contrario, por eso, suele retrasarse su consumo.
Sin embargo, es importante valorar la predisposición del niño a padecer cualquier alergia y otros factores implicados como el ambiente, si han sido amamantados, entre otros.
Consumo de pescado y mejora del rendimiento escolar
Para averiguar cómo influye el contenido en eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA) del pescado en la función cerebral de los niños, se les ocurrió comparar el consumo de pescado frente al de carne o aves.
Tras finalizar dicho estudio, observaron una mejora en la atención y en la flexibilidad. Asimismo, la suplementación supuso un cambio positivo en el aprendizaje verbal y de lectura, especialmente en aquellos niños cuyos valores de éstos ácidos grasos en sangre eran bajos.
También existe evidencia acerca de los beneficios para niños que presentan déficit de atención e hiperactividad, ya que disminuye los síntomas e incrementa la memoria.
¿Por qué es recomendable el pescado en la alimentación infantil en caso de hígado graso no alcohólico?
Primero de todo, se trata de una patología crónica y secundaria a la obesidad que se caracteriza por el acumulo de grasa en el hígado. Además, afecta al 5-10 % de los niños entre 8 y 12 años y constituye un factor de riesgo cardiovascular al llegar a la adultez.
También creemos que es importante que tengas en cuenta que el principal tratamiento es el estilo de vida. Está enfocado a la disminución en el consumo de azúcares simples, grasas trans o hidrogenadas (el famoso aceite de palma), grasas omega 6 frente a omega 3 y a aumentar los alimentos de bajo índice glucémico.
Teniendo en cuenta lo anterior, comer pescado en la infancia disminuye los triglicéridos, aumenta el HDL (colesterol bueno). Además, mejora la sensibilidad a la insulina, las lesiones histológicas hepáticas e, incluso, la severidad del hígado graso.
¿Es seguro incluir el pescado en la alimentación infantil a causa del mercurio?
Una de las mayores preocupaciones en torno al pescado es la presencia de mercurio. Es un metal pesado que se encuentra en la tierra y es liberado al ambiente por la industria y la erosión de las rocas. La mayor fuente es el metilmercurio, que se encuentra en el pescado azul de gran tamaño, lo que es neurotóxico para el feto y los niños menores de 10 años, ya que atraviesa la placenta.
Además, se acumula en el hígado y el riñón, por lo que desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición establecieron unos límites máximos de consumo en personas vulnerables, como las embarazadas y los niños.
Por lo tanto, no hay problema en que los niños coman pescado, pero sí hay que tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Hasta los 10 años, los pescados con mayor contenido de mercurio, como el pez espada, la tintorera, el emperador, el atún rojo, el tiburón, el cazón, el marrajo, la pintarroja y el lucio están desaconsejados.
- A partir de los 10 a los 14 años, los de alto contenido ya mencionados se les pueden ofrecer siempre y cuando no superen los 120 g mensuales.
- En cuanto al pescado blanco y otros pescados azules como las sardinas, los boquerones, la trucha y el salmón no hay problema en que tomen 125 g durante 3-4 veces a la semana.
En resumen, el pescado en la alimentación infantil aporta un mayor número de beneficios que de riesgos. Además, es la principal fuente de omega 3, yodo, selenio, vitaminas A y D. No obstante, si tienes cualquier duda el respecto, consulta siempre con un médico para que te aconseje sobre ello.
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