¿Cómo saber si mi hijo necesita ser escuchado?
Muchas veces no es fácil saber cuándo un niño necesita ser escuchado. Sí, somos sus padres y los conocemos mejor que nadie la gran mayoría del tiempo, pero hay que recordar que también somos seres humanos. Por ende, puede que haya veces en las que nos cueste más detectar ciertas señales apenas perceptibles.
Es normal que se nos escapen algunos detalles en nuestras vidas e, incluso, en nuestras relaciones más cercanas. Esto no quiere decir que carezcamos de interés o que no seamos lo suficientemente agudos como para percibir las cosas; simplemente, no es posible ‘controlarlo’ todo.
Las señales de los niños
A partir de los primeros años de vida, los niños sienten una gran curiosidad por el mundo que les rodea; razón por la cual realizan preguntas, a fin de comprender y darle un sentido a la realidad. Como padres, estamos allí para guiar su proceso de aprendizaje.
Cuando un niño no puede saciar su necesidad de comunicarse y plantear cuestionamientos de forma espontánea, o bien, siente que no recibe la atención que desean, puede retraerse. Esto puede afectar su desarrollo, desde varios puntos de vista, entre los cuales destacan:
- Si deja de hacerse preguntas, se sentirá apático y perderán la confianza tanto en sí mismo como en el entorno, y esto puede promover una gran inseguridad.
- Si deciden buscar respuestas en otra parte, puede que no acudan a las personas y lugares más indicados; por lo que estarán mucho más expuestos a los diversos peligros de la sociedad.
La irritabilidad y la frustración son las señales más evidentes de que un niño no está satisfecho con algo. Mientras que, el retraimiento supone un reto mayor, ya que se presenta en una amplia escala de grises. En muchos casos, los cambios en su comportamiento apenas son perceptibles, por lo que hay que saber prestar atención. Pero sobre todo, hay que aprender a acercarse amablemente para que se anime a expresarse.
¿Por qué un niño necesita ser escuchado?
Escuchar a un niño es más que oír. Significa establecer una comunicación profunda y duradera con el niño, es alimentar su confianza en sí mismo y fortalecer el vínculo entre ambos. También se trata de ir más allá de las normas del buen hablante y el buen oyente, apreciar las variaciones en el tono de voz y, en suma, ir más allá de las palabras.
Tal y como queda recogido en la declaración universal de los Derechos del Niño: ‘Todos los niños tienen el derecho a ser escuchados’.
Es importante no limitar el tiempo de escucha de los niños para que puedan tener un desarrollo psico-emocional sano y feliz. Esto se reflejará en diversos aspectos de su vida, siendo uno de ellos, una buena autoestima. Por otro lado, la escucha activa fomentará el acercamiento y la unión de la familia.
Las 3 necesidades implicadas
1. Seguridad
Tu hijo necesita estar seguro de que lo quieres y comprendes. Por eso, cuando te exprese alguna inquietud, debes estar dispuesto a dedicarle el tiempo necesario para escucharlo. Esto lo ayuda a confiar no solo en ti, sino que también le ayudará a construir vínculos sanos con otras personas.
2. Afecto
Un niño no solo necesita ser escuchado sino también sentirse amado y deseado. Por ello, es importante que sus padres les hagan saber que los quieren. Y dado que el amor tiene, entre sus múltiples gestos, la escucha, es necesario dedicarle tiempo a esto.
3. Atención
Prestar atención a los niños no supone nunca una carga más en nuestra lista diaria. Por ello, siempre es posible apartar algo de tiempo para atender lo que realmente es importante en la interacción humana y, en especial, en la relación entre padres e hijos.
Es importante que cuando un niño te hable, le prestes atención. Aunque sus problemas nos parezcan ‘pequeños’ hay que valorar lo que expresa para poder darle tanto un buen apoyo como una guía apropiada. Una vez que termine de hablar, se le puede hacer algunas preguntas para demostrarle que lo que dijo importa y se le quiere ayudar.
Recomendaciones
Cuando un niño necesita ser escuchado, es necesario actuar con cariño y no forzar las cosas para evitar que se asuste y nos aparte. Por ello, te brindamos algunas recomendaciones para que sepas cómo debes actuar:
- Acércate al niño y colócate a su mismo nivel.
- Presta total atención a lo que dice el niño.
- Míralo a los ojos.
- Trata de no interrumpirlo cuando esté hablando y no te apresures a sacar conclusiones.
- Pregúntate si realmente lo estás escuchando.
- Ponte en su lugar.
- No solo prestes las palabras del niño, sino también sus gestos, expresiones y silencios.
- Cuida tu lenguaje corporal: no cruces tus brazos, ni las piernas, trata de mantener una postura relajada, asentir con la cabeza y expresar afecto cuando sea oportuno: una caricia en su espalda o un abrazo.
Películas acerca de este tema
- I kill giants (2017).
- A monster calls (2016).
- Extremely loud and incredibly close (2011).
¿Y en caso de que no quiera hablar?
Quizás, al principio, no quiera hablar de lo que le sucede. Y menos si se trata de un problema. En estas circunstancias hay que ser pacientes y, aunque no quiera hablar, siempre debemos mantenernos alerta. Si al preguntarle directamente si le sucede algo, no dice nada, podrías simplemente darle tu compañía y asegurarle que, cuando esté listo, estarás allí para escucharlo y ayudarlo.
Muchas veces, la compañía brinda un primer consuelo muy favorecedor a la hora de superar dificultades. Así que, cuando tu hijo necesite ser escuchado, lo primero que debes hacer es hacerle saber que estás allí tanto física como emocionalmente para él.
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- Albornoz, N., Silva, N., & López, M. (2015). Escuchando a los niños: Significados sobre aprendizaje y participación como ejes centrales de los procesos de inclusión educativa en un estudio en escuelas públicas en Chile. Estudios Pedagógicos (Valdivia), 41(ESPECIAL), 81-96. https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0718-07052015000300006&script=sci_arttext
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- Beuchat, C. (1989). Escuchar: el punto de partida. Lectura y vida. Revista latinoamericana de lectura, 3, 20-25. http://www.lecturayvida.fahce.unlp.edu.ar/numeros/a10n3/10_03_Beuchat.pdf