Los niños llegan al mundo siendo tan puros como un ángel, son como una hoja en blanco. Cuando son tan pequeños su alma conserva de manera intacta el estado puro de la felicidad, del asombro, del agradecimiento, de la bondad, de la inocencia… Su alma está llena de virtudes. ¿Cuál es el secreto?, te preguntarás. La respuesta es esta: Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso viven el presente.
¡Ojalá fuéramos como los niños!, dicen muchos maestros de espiritualidad. Cientos de maestros y artistas han puesto el comportamiento de los niños como el ejemplo del estado puro de la felicidad; un ejemplo muy claro: Los niños son felices con cualquier cosa; por eso, muchos desean –aunque sea por instantes- sentir y vivir la vida tan intensamente como ellos. ¡Ser felices y punto, sin necesitar nada más que la determinación de serlo!
La delicia de vivir el presente
Los niños tienen muchos secretos, ellos resultan ser los mejores maestros de la vida, y son ellos, en realidad, los ángeles que caen del cielo para ayudar al mundo a ser mejor. El escritor francés, Jean de la Bruyere, capturó célebremente uno de sus secretos y lo plasmó en esta famosa frase: Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso viven en el presente, cosa que rara vez le ocurre a los adultos.
A los padres les ocurre muy a menudo ver los milagros que te regala vivir con intensidad el momento presente, ya habrás visto que cuando un adulto aprende a ser tan feliz como un niño es porque tiene a uno cerca, él es su maestro, él le ha enseñado a sonreír con verdadera alegría porque amaneció, lo aprendió cuando vio a su bebé todos los días riendo y alzando los brazos fuera de la cuna para salir a descubrir el mundo.
Sí, para los niños descubrir el mundo es un placer… Para ellos, el solo hecho de abrir los ojos y descubrir que salió el sol es sinónimo de que la aventura que se llama hoy ya empezó. Cuando los niños abren los ojos, no piensan en lo malo que sucedió ayer, ni se preocupan en lo que les tiene deparado el mañana, no hay miedo porque la aventura que se llama presente –una hermosa palabra que también significa regalo- ya empezó y él tiene la oportunidad de vivirla experimentado.
Esa aventura llamada presente puede traer la dicha de estar cerca del pecho amoroso y tibio de mamá, también puede traer de regalo probar el sabor del helado, pintar un cuadro sin prejuicio y con la libertad de mancharse toda la ropa y si el experimento llamado arte así lo amerita.
“Solo aquellos que miran con los ojos de los niños se pueden perder en el objeto de su admiración”.
-Eberhard Arnold, escritor alemán –
El presente es un regalo
Los niños siempre disfrutan del momento presente, porque todos los momentos representan regalos, todos –cada minuto- es una oportunidad para ser feliz, si él lo decide. Ya lo habrás visto reír cuando todos los demás se ríen, él es feliz porque todos los demás son felices y no importa de qué o quién se ríe, él solo elige ser feliz sin importar las circunstancias.
Y así te enseñará a aprovechar cada segundo del día como si fuera un regalo, a jugar con su juguete favorito como si fuera el mejor juguete de la historia; no importa que esté viejo, que sea simple o que sea en realidad el mejor del momento, lo importante en ese momento es que tiene un juguete en sus manos y él puede jugar con él.
El simple hecho de observar a un niño, le ofrece a cualquier adulto la oportunidad de conocer el amor en su estado más puro, le ofrece la oportunidad de amar de verdad, sin condiciones… Y cómo no amar a una persona tan adorable, tan tierna, tan pura, cómo no amar a alguien que es feliz de verdad, que te abraza de verdad, que llora genuinamente, que es realmente bueno e inocente, cómo no amar a un niño y cómo no aprender del maestro que te enseña su secreto: Vive el presente con intensidad, gózalo es un regalo, tú eliges qué hacer con él.