Los niños no son el futuro, son el presente del mundo

Si los niños son el futuro del mundo, los padres son los responsables de sembrar en ellos las semillas apropiadas de amor, respeto y tolerancia.
Los niños no son el futuro, son el presente del mundo
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 03 abril, 2020

El solo hecho de que tu hijo exista es un presente. Él, como todos los niños, encarna la promesa viva de que el mundo se puede transformar, en el futuro, en un mejor lugar. Tu hijo es un regalo precioso que debe ser cuidado como el mayor tesoro de la humanidad, porque de esta generación dependen grandes cambios.

Hace años, cuando algunos pensadores osados imaginaban que podríamos comunicarnos de manera remota a través de llamadas, sus ideas parecían ciencia ficción. Pero ahora que podemos incluso observar a nuestro interlocutor en pantalla, nos maravillamos por estar viviendo el futuro que esos soñadores idearon. Ese futuro que ellos imaginaron con tanta vivacidad es nuestro presente y es también el presente de tu hijo. Un niño que se desenvuelve en un mundo lleno de comodidades y de tecnología apenas imaginadas por nuestros abuelos.

Y lo mejor de todo es que esta realidad, este presente todavía es un proyecto en construcción que puede mejorar. Los cambios están en nuestras manos, pues la educación de tu hijo (quien tendrá un rol protagónico en el futuro), es tu responsabilidad.

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El futuro está en el presente y en ti

El futuro es hoy, así de claro. Nadie puede esperar que el futuro sea mejor si no trabaja en convertirse en mejor persona. Si no cambia su presente que es también el de su hijo.

Y para cambiar tu presente (y en consecuencia el de tu hijo) es necesario que trabajes en ser una madre consciente, conectada con el aquí y el ahora. Y consecuente con el rol fundamental que tienes en la formación moral, intelectual y espiritual de tu bebé. Pues cuando crías a tu hijo de manera respetuosa, eres consciente de que las circunstancias de vida que lo rodean influirán, de manera determinante, en el adulto que llegará a ser.

Entre tú y tu hijo hay un vínculo muy estrecho. Cuando está en tu vientre, tú representas todo su mundo, él está unido a ti, se alimenta de ti y crece en tu interior. Cuando nace, tú sigues siendo todo para él, su principal ejemplo para aprender a manejarse en la sociedad.

Por eso es muy importante que tengas en cuenta que cuando tu hijo es escuchado aprende a escuchar. También aprenderá a respetar a sus semejantes si lo tratas con respeto. Desarrollará la paciencia si tú se la tienes, y en la medida que se sienta amado y perdonado, entonces él aprenderá a amar y a perdonar.

Pero, igualmente, también será propenso a criticar si se siente criticado. Tu hijo tiene la capacidad de asimilar muchísimos aprendizajes y lo hará, sobre todo, a partir del ejemplo que tiene a su alrededor.

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Construyendo juntos

Por eso, el entorno en el que se desenvuelve tu hijo es tan importante. Es fundamental que comparta con personas de diferentes generaciones como sus tíos, primos y abuelos. Y que sienta a gusto compartiendo con ellos, que sienta que se puede convivir sanamente y siendo feliz.

La necesidad de compartir con su familia y con amigos lo ayudará a integrarse a la sociedad. De hecho, esta es una de las características centrales de las sociedades, la cual se ha ido desvaneciendo peligrosamente con el correr del tiempo. Compartir en familia nos hace personas más sanas y esta es una costumbre que tú puedes rescatar junto a tu hijo.

Recuerda que todos los seres humanos necesitamos de los adultos, y en especial de nuestros padres, para terminar de desarrollarnos como personas. Por eso tu desempeño como madre es fundamental en el proceso de crecimiento de tu hijo. Y, por lo mismo, tú también tienes un rol fundamental en el futuro, pues eres su presente.

Tú tienes la oportunidad de sembrar en tu hijo semillas de esperanza, de amor, de entrega, de responsabilidad… Y de ayudarle a entender que aunque hayamos cometido errores, siempre podemos mejorar.

Las personas y el mundo en general somos siempre un proyecto en construcción, que tiene la oportunidad de mejorar cada día. Tú también tienes todos los días la oportunidad de sembrar el futuro, de cuidarlo, de amarlo. Porque todo lo que hagas por tu hijo, por tu familia y por ti ayuda a construir un mejor porvenir.


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