Lo que dices vs lo que tu hijo entiende

Lo que dices vs lo que tu hijo entiende
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 marzo, 2020

“Mi hijo no me escucha”, “estoy muy confundida”, “no sé en dónde me estoy equivocando”. Estas son algunas frases que vienen a tu conciencia cuando piensas que tu hijo debería escuchar lo que dices para seguir determinadas instrucciones, pero no lo hace.

Cuando un niño no sigue nuestra lógica decimos que él no está oyendo. Pero necesitas saber primero si realmente se está rehusando a hacer lo que estás diciendo o si no tiene claro qué quieres.

También puede pasar que él sienta que no confías en él, lo que afecta su autoconfianza. Esta sensación le puede ocasionar dificultades para dirigir su propia vida.

Pero entonces, ¿cómo asegurarte de que tu hijo entiende realmente lo que dices? Sigue estos tips y no tendrás más problemas.

Tengan conversaciones relajadas

Tengan conversaciones relajadas

Aprovecha los momentos en que tu hijo tiene más voluntad para hablar. Algunos padres se han dado cuenta de que sus hijos adolescentes se abren más cuando están realizando una tarea doméstica o en un trayecto en el carro. Por algún motivo las conversaciones que se dan frente a frente causan más estrés que las que se dan lado a lado.

Es a través de estas conversaciones como puedes transmitir valores éticos y sólidos capaces de hacer que tu hijo se ajuste a las exigencias de las reglas básicas de la casa.  

Controla tus emociones

“Cuando hago cosas que no concuerdan con lo que mi mamá dice, ella se irrita por todo lo que digo”. Esta es una frase que surge cuando hay discusiones entre niños y padres.

En vez de perder el control debes mantenerte calmado y mostrar que entiendes el punto de vista del niño. Plantea a todos los miembros de tu grupo familiar reglas y consecuencias para definir de forma clara lo que esperas.

De nada te servirá ponerte en un tono histérico que solo aumentará los gritos y estrés de ambos.

Sé breve en lo que dices

Tu hijo no nace obediente o desobediente, él aprende esto en función de los estímulos que impartes. No precisas dar largos regaños para cada problema que se presente.

Di lo que es necesario decir y listo. No traigas a colación comportamientos o incidentes anteriores. De esta forma habrá más oportunidad de que tu hijo entienda lo que dices

Muéstrate firme cuando sea necesario

Muéstrate firme cuando sea necesario

Se presentarán momentos en que por más que te esfuerces, será inevitable discutir con tu hijo. Si él se detiene en medio de una calle, por ejemplo, y se niega a seguir caminando, vas a tener que quitarlo rápidamente de allí a la fuerza. No se trata solo de su seguridad, sino de que el niño debe aprender a controlar su voluntad y deseos.

Los niños necesitan entender que hay consecuencias detrás de una mala conducta.  Si planteaste reglas debes aplicar las consecuencias correspondientes, eso le demostrará al pequeño que puede confiar en lo que dices.

Al exponer tus expectativas debes ser visto por tus hijos como una referencia positiva y segura. Tus hijos necesitan verte como aquel que los va a educar y apoyar con firmeza, seguridad y confianza. Por ello, como padre o madre es fundamental que conozcas la personalidad de tu hijo y tener claro lo que tu hijo entiende.

Cuando des una indicación asegúrate de que ha entendido con preguntas amables. Puedes pedirle que te repita lo que has dicho y si está de acuerdo. Además, es importante que te asegures de:

  • Que siga las reglas e instrucciones.
  • Estar al tanto de sus amigos.
  • Su rutina.
  • Sus amigos y compañeros de juego.
  • A qué hora llega.

La personalidad del niño y del adolescente se amolda esencialmente en el medio familiar. Los padres, responsables por la orientación y educación de sus hijos, más allá de ofrecer amor deben imponer límites. Esta tarea es exigente, ya que no se debe ejercer con autoridad y no debe entenderse como una imposición o castigo.

En realidad debes verlo como un proceso de formación de personalidad en el marco de su socialización, constituyendo sin duda, un acto de verdadero amor.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.