Las lesiones orales más frecuentes en la infancia: qué debes saber

Existen varias lesiones orales que ocurren durante la infancia y que pueden comprometer la salud bucal de los más pequeños. Entérate cuáles son las más frecuentes.
Las lesiones orales más frecuentes en la infancia: qué debes saber
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 27 julio, 2022

La caries es la patología bucal más usual y el motivo de consulta odontológica más habitual. De todos modos, existen muchas lesiones orales frecuentes en la infancia que afectan los tejidos blandos de la boca.

Las mismas suelen ser inofensivas y de fácil resolución. De todos modos, la valoración por parte de un profesional es fundamental para descartar cualquier problema serio.

En este artículo detallamos las lesiones orales más frecuentes en la infancia, te contamos cuáles son sus síntomas, por qué aparecen y qué debes hacer si tu pequeño las presenta.

Aftas bucales

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Son una de las lesiones orales más frecuentes en la infancia y también una de las más molestas. Se trata de pequeñas ulceraciones o llagas de color blanco amarillento, rodeadas de una zona roja inflamatoria.

Se localizan sobre la mucosa oral, siendo más frecuentes en la cara interna de los labios, mejillas y lengua. Son muy dolorosas, sobre todo al roce que se produce cuando masticamos o hablamos.

La mayoría de las veces, el origen de estas lesiones es desconocido. Otras veces las aftas pueden deberse a alguna de las siguientes causas:

  • Infecciosas: pueden ser causadas por hongos, bacterias o virus, siendo estos últimos los más frecuentes. Las aftas infecciosas más comunes son las que se manifiestan durante la herpangina, una patología causada por los virus herpes simple que cursa con fiebre y ulceraciones en boca, labios y mejillas del bebé.
  • Traumatismos: habitualmente ocurren como consecuencia de lastimaduras accidentales durante la masticación o el cepillado dental.
  • Estrés y ansiedad.
  • Alergias alimentarias o medicamentosas.
  • Patologías sistémicas o a debilidad del sistema inmune.
  • Déficit de vitaminas o minerales: como hierro, ácido fólico y vitamina B12.

Afortunadamente las aftas suelen curarse solas al cabo de 7 a 10 días. En aquellos casos en los que el pequeño esté muy molesto, se puede consultar a un profesional de la salud para que indique alguna medicación para aliviar el dolor.

Boqueras

La queilitis angular, también conocida como boquera, es otra de las lesiones orales más frecuentes en la infancia. Se trata de fisuras o grietas en las comisuras labiales, las cuales afectan uno o ambos lados de la boca.

Son dolorosas y molestas, sobre todo al abrir y cerrar la boca. Como empeoran con la humedad, su cicatrización es bastante lenta, ya que los labios se mojan permanentemente con la saliva al hablar o comer.

Su causa principal es el acúmulo de saliva en la zona, lo que irrita la piel y provoca que la misma se agriete. También puede originarse por exposición a temperaturas muy frías, al sol, a una alimentación inadecuada, al estrés o asociadas a cuadros gripales.

Es de ayuda mantener la zona hidratada con cremas humectantes o vaselina y evitar pasar la lengua por las heridas. Al cabo de unos días suelen desaparecer. Si las lesiones no cicatrizan, es aconsejable consultar al pediatra para que valore la situación e indique el tratamiento oportuno.

Herpes simple

La infección por el virus herpes simple provoca lesiones orales que con frecuencia afectan durante la infancia. Esta infección puede dar lugar a dos cuadros diferentes:

Primoinfección herpética

También llamada gingivoestomatitis herpética primaria. Afecta a los niños cuando el virus ingresa a su organismo por primera vez.

A nivel general provoca fiebre, inapetencia, dolor al tragar (disfagia), salivación excesiva, malestar y ganglios en el cuello (adenopatías). En la boca se observan múltiples vesículas que al cabo de 24 horas se rompen, dando lugar a ulceraciones y erosiones sangrantes en labios, paladar, encías, mejillas y lengua.

Herpes recurrente oral

Este cuadro ocurre luego de la primera infección por el virus y puede aparecer varias veces en el año.

Inicia con una sensación de prurito en una zona determinada, donde luego aparecerán pequeñas vesículas de contenido líquido claro. Las mismas se agrupan en ramilletes y cuando se rompen se cubren de una costra amarillenta o blanquecina si están en el interior de la boca.

Si bien el sitio más común donde estas lesiones se ubican es alrededor de los labios, también pueden localizarse en paladar, mejillas y encía. Suelen curar de manera espontánea al cabo de 7 a 10 días, aunque se puede agilizar la cicatrización usando medicación.

En general, una vez que han aparecido estas lesiones en un niño, el virus queda latente en su organismo. Así, cuando haya una situación favorable el cuadro volverá a repetirse. Estas son algunas de las causas que gatillan su reaparición:

  • Sistema inmunitario debilitado.
  • Luego de un cuadro febril o estado gripal.
  • Largas exposiciones al sol.
  • Estrés.

Al detectarse la presencia de estas lesiones en el niño es importante consultar al pediatra de inmediato. El profesional evaluará la gravedad del cuadro e indicará el tratamiento a realizar. Muchas veces el uso de medicación local sobre las lesiones puede disminuir la duración y reducir las molestias.

Es importante controlar la hidratación del niño, ya que muchas veces la incomodidad lleva a que los pequeños no quieran alimentarse. Además, al tratarse de un virus contagioso, se debe evitar el contacto del pequeño con otras personas, sobre todo con infantes y bebés.

Gingivitis

La gingivitis es la inflamación de las encías, haciendo que las mismas se tornen rojas, se hinchen, sangren y duelan. El cuadro se produce por el acúmulo de placa bacteriana que irrita el tejido gingival.

Para evitar esta afección de las encías, lo primordial es mantener una adecuada higiene dental en el niño. El adulto debe limpiar dientes y encías con un cepillo de cerdas suaves y pasta dental fluorada al menos dos veces al día.

Una alimentación variada y equilibrada con aportes suficientes de vitamina C y calcio también es muy importante. Los controles periódicos con el odontólogo son fundamentales para prevenir este tipo de afecciones de la boca.

Candidiasis oral

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Se trata de cuadro causado por la infección de un hongo de la cavidad bucal. Se manifiesta con manchas blancas de aspecto cremoso en el paladar, en la lengua, en los labios y en el interior de las mejillas.

La apariencia de estas lesiones recuerda a los restos de leche que se acumulan en la boca. Al pasar una gasa húmeda y frotarlas se desprenden, dejando una zona de color rojo intenso. El niño puede sentir ardor en esta área afectada, lo que también podrá dificultar la alimentación.

Es común en los bebés, aunque también puede darse en niños, sobre todo después de utilizar antibióticos que alteran la flora bacteriana de la boca. Ante la aparición de estas lesiones es conveniente consultar de inmediato al pediatra o al odontopediatra, así se resuelve la situación y se evita que la enfermedad evolucione a formas crónicas más difíciles de tratar.

Lengua geográfica

La lengua geográfica o glositis migratoria es un proceso inflamatorio benigno que se desarrolla sobre la lengua y comienza en la infancia. No se conoce su causa y suele cursar con brotes que aparecen y desaparecen.

Comienza como una o varias placas blanquecinas con el centro rojizo, de bordes ligeramente elevados, que se extienden sobre el dorso y bordes de la lengua. Luego van adquiriendo la forma de anillos o surcos irregulares. Se caracteriza porque pueden cambiar de tamaño, forma y posición con el paso de los días.

No se trata de un cuadro contagioso ni molesto, por lo que no requiere tratamiento. En algunos niños puede asociarse a sensación de picor o escozor al ingerir alimentos ácidos o picantes.

La importancia del diagnóstico profesional

Ahora ya sabes que existen varias lesiones orales frecuentes durante la infancia. Y si bien no se trata de cuadros graves, se les debe prestar atención para evitar cualquier complicación.

Consultar al pediatra y al odontopediatra al notar cualquier alteración en la boca del niño es fundamental. El profesional podrá realizar el diagnóstico de lo que está sucediendo y así indicará a los papás cómo actuar. Y en caso de que sea necesario un tratamiento, se iniciará cuanto antes para aliviar los síntomas del pequeño.


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