La relación entre la lactancia materna y el sistema inmunitario del bebé

Siempre se ha pensado que existe una relación entre la lactancia materna y el sistema inmunitario del bebé. Te contamos sobre ello en este artículo.
La relación entre la lactancia materna y el sistema inmunitario del bebé
María Patricia Piñero

Escrito y verificado por la nutricionista María Patricia Piñero.

Última actualización: 03 mayo, 2023

Las grandes organizaciones que velan por la salud, recomiendan como alimento exclusivo para los niños la leche materna hasta los 6 meses de edad. Una de las razones, además de la nutrición, es que la lactancia materna y el sistema inmunitario del bebé crean una relación que permite combatir y prevenir enfermedades infecciosas.

Junto con sus nutrientes y otros componentes activos de la leche materna, se suministra una barrera de protección para el bebé. Esto ocurre desde el mismo momento del nacimiento, con la secreción de la primera leche, también conocida como calostro. Si te quedas con nosotros, descubrirás cómo la leche materna construye y fortalece el sistema inmunitario del bebé para crecer más saludable.

¿Qué es el sistema inmunitario y cómo se desarrolla en el bebé?

Seguro que, como madre, has escuchado que a tu hijo hay que fortalecerle sus defensas frente a las enfermedades. Por eso, el pediatra indica lactancia materna exclusiva y un plan de vacunación. Pero, ¿realmente sabemos de qué trata el sistema inmunitario y cómo se forma en el bebé?

El sistema inmunitario es un mecanismo de defensa natural que tiene el cuerpo para combatir ciertas infecciones. Estas, por lo general, son causadas por bacterias o virus. En los niños, este mecanismo es aportado por la madre en 2 momentos diferentes:

  1. Antes de su nacimiento: le transmite parte de su inmunidad cuando aún está en desarrollo dentro del vientre materno. Así que al nacer ya lleva una defensa que es temporal.
  2. Durante la lactancia materna: al menos 1 hora después del nacimiento. La leche materna contiene de cientos a miles de moléculas bioactivas que protegen y refuerzan el sistema inmunitario contra infecciones. Según las guías para la alimentación complementaria en lactantes sanos, esta debe permanecer durante 2 años como apoyo a la nueva alimentación.


La lactancia materna proporciona bacterias saludables al intestino del bebé. Esta microbiota se convertirá en una barrera de protección para enfrentar varios riesgos de salud, incluso en su vida adulta.

La lactancia materna y el sistema inmunitario del bebé

Una revisión del 2022, en la revista Frontiers in Inmunology, explica que las funciones de los diferentes componentes de la leche materna están lejos de comprenderse por completo. Pero, lo que sí se sabe es que la lactancia materna aporta células y nutrientes que ayudan a formar el sistema inmunitario del bebé.

Nutrientes bioactivos

Hace un tiempo se publicó que la leche materna tiene nutrientes con acción protectora contra virus, bacterias y parásitos. Algunas proteínas impiden la nutrición de las bacterias patógenas. Este es el caso de la lactoferrina, que atrapa el hierro y las fijadoras de la vitamina B12 y el ácido fólico. También, hay enzimas, como la lisozima y la lactoperoxidasa, que las destruyen.

Además, la leche tiene factores antiinfecciosos, como el factor Bífido, que estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas, como los Lactobacillus y Bifidobacterium. Estas forman parte de la microbiota intestinal del niño e impiden el crecimiento de gérmenes intestinales dañinos. Otros factores antiinfecciosos de la leche materna son los llamados oligosacáridos, los gangliósidos y el factor de resistencia a la bacteria estafilococo.

Células madre

Las madres transmiten su inmunidad al hijo durante el embarazo y después del nacimiento. Un estudio reciente confirmó que la leche materna contiene células madre, de las cuales las inmunitarias representan al menos 2 por cada 100 mililitros. Un bebé al día consume entre 0,5 y  1,5 litros de leche materna. Sin embargo, aún se investiga sobre el paso de estas células al intestino del recién nacido y desde aquí a la sangre del bebé.

Células inmunes innatas

La revisión también indica que, además de las células madres, la leche materna también contiene otras células inmunitarias. Estas proporcionan inmunidad activa en el recién nacido por su capacidad para producir moléculas bioactivas para la defensa. Entre estas encontramos las siguientes:

  • Macrófagos: detectan microbios patógenos o células infectadas. Representan el 80 % en el calostro y en la leche de transición. De allí que es importante comenzar con la lactancia al menos 1 hora después del parto y continuar de manera exclusiva hasta que el bebé cumpla 6 meses.
  • Neutrófilos: previenen infecciones al bloquear partículas y microorganismos invasores. Un estudio que se lee en la revista PloS One en 2015, se percató de que los niveles de neutrófilos aumentan de manera progresiva hasta que la leche madura.
  • Células asesinas naturales (NK): actúan directamente contra la infección, pero también activan otras células inmunitarias. Una revisión publicada en la revista Cellular & Molecular Biology Letters, revela que están presentes en óptimas cantidades en la leche materna. Estas representan el 2 % de todas las células de la leche madura.
  • Células linfoides innatas (ILC): la revista JAMA Pediatrics, en 2018, muestra uno de los descubrimientos más recientes en la composición de la leche materna. Las ILC pueden dar forma a la inmunidad innata del recién nacido, ya que son actores importantes en la microbiota intestinal y en su inmunidad adaptativa.
La lactancia materna debe ser exclusiva para el bebé en los primeros 6 meses de vida, puesto que le aporta los nutrientes en las cantidades requeridas y tiene células que le ayudan a construir y fortalecer su sistema inmunitario.

Células inmunes adaptativas

Entre este grupo de células encontramos las siguientes:

  • Linfocitos T: son actores clave de la inmunidad adaptativa y representan del 5 al 10 % de todos los leucocitos de la leche materna.
  • Linfocitos B: la presencia de los anticuerpos IgA, IgG, IgM de la leche materna son producidos por estos linfocitos. Los anticuerpos neutralizan y eliminan virus y bacterias patógenas, así como toxinas y sustancias producidas en procesos inflamatorios.
  • Microvesículas extracelulares: una revisión publicada en Frontiers in Inmunology dio a conocer la presencia de vesículas extracelulares en la leche materna que parecen configurar el sistema inmunitario del lactante y, sobre todo, su respuesta intestinal.

Citocinas y quimiocinas

La revista Journal of Clinical Inmunology publicó que las células inmunitarias de la leche materna pueden producir unas pequeñas proteínas llamadas citocinas y quimiocinas que dan forma a la maduración y el desarrollo de las células inmunitarias en los bebés.

Microbiota de la leche materna

La leche materna contiene una gran cantidad de especies bacterianas con propiedades antimicrobianas y beneficios para la salud. De acuerdo con la revista Nutrients, esta microbiota incluye las probióticas, las beneficiosas y las comensales, que colaboran con la integridad de la barrera intestinal.

Según se lee en la revista JAMA Pediatrics, la leche materna parece ser la segunda fuente de bacterias para el bebé después del parto. Además, existen más de 100 especies, entre las cuales se destacan los Lactobacillus y el Bifidobacterium. Estas bacterias se conocen como probióticos por su efecto positivo sobre la salud y forman parte de la barrera intestinal que combate a los microorganismos patógenos.



¿Están los bebés protegidos con la lactancia materna?

No cabe duda que la lactancia materna protege a los niños de las infecciones y otras enfermedades. En este sentido, están bien documentadas sus propiedades antiinfecciosas e inmunitarias de este alimento.

La tarea como madres es velar porque el bebé reciba, desde 1 hora después de su nacimiento, el calostro y toda la leche materna que demande. Su beneficio es tan efectivo que se recomienda hasta los 2 años de edad, en conjunto con la alimentación complementaria. No olvides que es el pediatra quien controlará el desarrollo del niño. Así, juntos decidirán sobre otras medidas de protección durante su crecimiento.


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