Las emociones son necesarias en las personas; no solo hay que sentirlas, sino también entenderlas y saber qué nos dicen para modificar nuestro entorno o nuestra conducta y, así, encontrar una mejor estabilidad emocional. La inteligencia emocional es fundamental para el bienestar de cualquier persona. Pero ¿qué es la labilidad emocional en los niños?
Tratar de entendernos a nosotros mismos requiere un trabajo interno que se debe empezar desde la más tierna infancia. De esta manera, podrá aparecer la empatía, la asertividad, pero también, y no menos importante, la resiliencia.
La labilidad emocional
Cuando existe labilidad emocional es cuando hay un descontrol emocional que causa inestabilidad a las personas que lo padecen. Esto ocurre cuando se cambia rápidamente de un estado emocional a otro, por ejemplo, estar contento y al instante pasar a la ira o a la tristeza profunda.
Esto puede ocurrir en diferentes etapas de la vida como algo normal y pasajero, sin que tenga que ser un asunto mayor. El problema reside cuando esta labilidad emocional es frecuente y, además, si no se puede controlar ni tampoco entender.
Cuando la labilidad emocional es demasiado intensa, la persona puede reír a carcajadas y acto seguido llorar con total desconsuelo, y no puede entender ni qué le ocurre ni tampoco cómo ha podido llegar a esos extremos emocionales en un periodo de tiempo tan corto. En ocasiones más graves, las emociones no concuerdan con las circunstancias que hay alrededor.
Labilidad emocional en niños
Si eres padre o madre, es más que probable que esto te resulte familiar, ya que los niños acostumbran a estar muy bien un momento para, al segundo, estar enfadados, tristes o tener una rabieta. Esto es normal en la infancia y, de entrada, no tiene por qué suponer un problema mayor del cual debas preocuparte.
En muchas ocasiones se da cuando los niños se sienten desbordados emocionalmente y no entienden las emociones que están sintiendo, simplemente las sienten y las expresan como saben en un momento determinado. Los niños no saben gestionar las emociones intensas y es necesario estar atentos a esto. ¿Hasta qué punto es algo normal?
Los menores expresan y experimentas nuevas emociones desde que nacen hasta que son adultos y comienzan a entender qué es lo que les ocurre, siempre y cuando lo hayan trabajado en los años anteriores a la edad adulta. Es parte del desarrollo de la personalidad.
Pero lo padres deben estar atentos a ciertas señales de alerta que pueden mostrar un desequilibrio emocional que sí debería ser tratado por un profesional debido a los desequilibrios internos que podría ocasionar no hacerlo.
Por ejemplo, podría ser una señal extraña si ves que tu hijo está jugando con sus juguetes tranquilamente y de repente comienza a llorar de manera desconsolada sin que haya pasado nada a su alrededor para provocar esta reacción intensa.
O todo lo contrario; que un niño tenga una risa escandalosa ante un acontecimiento que no merece esa respuesta desproporcionada. Es importante que los padres sepan que estar lábil a veces no significa serlo siempre.
Características de labilidad emocional en niños
El pequeño puede sentir cierto descontrol emocional y solo necesita reconducir sus emociones y que lo ayuden a entenderlas. Aunque algunas señales que debes tener presente para saber si tu hijo está teniendo episodios de labilidad emocional son las siguientes:
- Comienzo. Suele comenzar de manera brusca y sin predecirlo.
- Duración. Puede durar unos segundos o unos minutos.
- Frecuencia. Se puede repetir muchas veces al día.
¿Qué es lo que está pasando?
Si crees que tu hijo tiene episodios de labilidad emocional, es normal que te preguntes si es que le está ocurriendo algo que se te escapa. Por eso, es importante que identifiques los síntomas en tus hijos para saber si algo está pasando.
Puede ser que tu hijo tenga problemas del tipo depresivo, bipolar o ansiedad. En algunos casos, sobre todo en los más pequeños, se puede confundir con rasgos de autismo. Por eso, es necesario tener en cuenta también cuáles pueden ser los desencadenantes de que ocurra. Estos pueden ser algunos de ellos:
- Factores de desarrollo normativo. Cambios normales en la personalidad que no son motivo de preocupación porque son temporales.
- Pobre tolerancia a la frustración. Esto puede desencadenar sentimientos muy intensos de tristeza y desmotivación y debe ser trabajado a partir de las emociones.
- Crisis. También pueden aparecer en momentos de crisis cuando el pequeño tiene muchas emociones intensas en su interior y no sabe gestionarlas correctamente debido a la intensidad. Esto puede ocurrir en crisis como la muerte de un ser querido, familias desestructuradas o en el divorcio de los padres.
Nos puede pasar a todos
Es necesario ser conscientes de que la labilidad emocional es algo que nos puede pasar a todos en cualquier momento de nuestra vida. Lo que importa, en cualquier caso, y teniendo en cuenta a los niños pequeños y a su inmadurez característica, es que se trabaje la inteligencia emocional desde la más tierna infancia.
No somos estáticos; las personas tenemos emociones y estas van cambiando de acuerdo a las circunstancias que nos toque vivir en cada momento. Pero, cuando estos cambios que se producen son demasiado bruscos o muy intensos, es necesario saber qué es lo que lo causa para ponerle solución cuanto antes.
Bibliografía
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- Menéndez-Ponte, M. (2020) El gran libro de las emociones. Editorial: Duomo Ediciones