La primera fiebre de cuarenta y uno

Si la medición se hace vía rectal u oral, hay que tener en cuenta que en estos puntos las temperaturas siempre serán más altas que en la axila. 
La primera fiebre de cuarenta y uno
Raquel Aldana

Escrito y verificado por la psicóloga Raquel Aldana.

Última actualización: 07 febrero, 2020

Muchos padres se angustian al ver que su bebé está pasando por su primera fiebre. Entonces intentan buscar por sí mismos la posible causa del problema y enseguida consultan con el pediatra cuál puede ser la mejor manera de actuar al respecto.

Así como la tos no es una enfermedad sino un síntoma, la fiebre no es una enfermedad como tal. De hecho, se trata de uno de los síntomas más comunes que se presentan cuando hay una infección en el organismo.

La primera fiebre de cuarenta y uno es difícil de abordar, por ello, cuando se presenta causa tanto incertidumbre como preocupación a los padres. En especial, a los primerizos.

La angustia ante la primera fiebre es inevitable

Si bien es inevitable no angustiarse cuando se presenta la primera fiebre, es importante intentar mantener la calma y no desesperar. Muchos padres se preocupan a tal punto que llegan a tener pensamientos pesimistas acerca de la situación y caen en un bloqueo emocional, lo cual les impide pensar con claridad.

Toma de temperatura axilar

La mejor herramienta que tienen los padres, en primera instancia, es la observación. Una vez que detectan un aumento de temperatura en el pequeño, deberán vigilar de cerca su evolución y, sobre todo, la manifestación (o no) de otros síntomas. En función de lo que puedan observar, podrán comentarle con mayor detalle la irregularidad al pediatra; lo cual viene a ser de gran ayuda para realizar el diagnóstico.

Es necesario observar al bebé durante un periodo de tiempo prudencial y no apresurarse a tomar medidas. Muchas veces, la fiebre es un malestar pasajero que no cursa con otros síntomas ni afecta la rutina del pequeño.

A tener en cuenta

Hay que tener en cuenta que hay infecciones que cursan con temperaturas bajas, como la bronquiolitis, y enfermedades que cursan con temperaturas altas, como la amigdalitis, por ello, el hecho de que un niño tenga una temperatura más alta de lo normal no siempre quiere decir que hay un problema grave de fondo.  

¿Cómo actuar?

Cuando un bebé o un niño tiene fiebre, es posible que presente enrojecimiento en los ojos, mirada decaída, fatiga, apatía e irritabilidad. En estos casos, lo primero que se debe hacer es medir la temperatura del pequeño, bien sea vía oral (por la boca), axilar (por la axila) o rectal (por el ano).

Ahora la pregunta es la siguiente, ¿cómo saber si tiene o no tiene fiebre dependiendo de la edad? A modo de ayuda, los pediatras han brindado una serie de pautas, en caso de que se proceda a medir la temperatura en la axila: 

  • Hasta 37,5º C es febrícula. En principio no es preocupante siempre y cuando sea algo puntual y el niño no sea menor de 3 meses.
  • Entre 38º C y 39º C es fiebre moderada. En este caso se debe acudir a la consulta sin dudar para esclarecer qué le pasa al pequeño y tratar el origen de la fiebre.
  • Más de 39º C es una temperatura elevada y requiere de un tratamiento médico inmediato, pues no podemos descuidarnos.

Si la medición se hace vía rectal u oral, hay que tener en cuenta que en estos puntos las temperaturas siempre serán más altas que en la axila.

Termométro y bebé

Si se utiliza un termómetro es de infrarrojos, será fundamental seguir las indicaciones del fabricante. Con los termómetros tradicionales, la regla suele ser la siguiente: 

Temperatura Rectal 0.5 oC > Temperatura Oral 0.5 oC > Temperatura Axilar.

Fiebre en recién nacidos y menos de 3 meses

El caso de los recién nacidos y menores de 3 meses es especial, por lo que hay que proceder con cautela. Antes de entrar en pánico por la posibilidad de que tenga fiebre, hay que tener en cuenta la cantidad de prendas de ropa que el bebé tiene puestas, el tipo de tela, las vacunas que se le hayan aplicado e incluso, la cantidad de personas con las que ha tenido contacto.

En caso de que la temperatura del bebé no baje aún cuando se le quiten prendas, se refresque y se le dé de beber un poco de líquido y, por el contrario, aumenta con el paso de las horas (37.5º C ó más), será necesario acudir a consulta médica para que el pediatra lo examine y paute un tratamiento cuanto antes.

Recién nacido con fiebre

A partir de los 3 meses de edad, el sistema inmunitario del bebé ya comenzará a hacer frente a las amenazas y por eso se adecuará más a los márgenes ya comentados anteriormente.

¿Qué hacer para bajar la fiebre?

Cuando la temperatura no es excesivamente alta (37,5º C) hay que empezar por quitarles algo de ropa, darles de beber agua fresca, ofrecerles comida templada y no abrazarles en exceso. Esto ayudará al niño a regular su temperatura corporal.

Si pasamos a 38º C, entonces se les puede dar un baño de agua templada (que esté a dos grados menos que su temperatura corporal). También se les puede humedecer un poco la nuca, el pecho y las ingles con una esponja con agua templada, nunca fría.

En caso de que el pediatra haya pautado un antitérmico, será fundamental seguir sus indicaciones tanto en lo que respecta a frecuencia como dosis. Cabe destacar que, no es recomendable combinar el antitérmico con otros medicamentos si el médico no lo ha autorizado.

Aunque es una práctica común, no es recomendable combinar paracetamol con ibuprofeno para tratar la fiebre en bebés y niños.

Finalmente, cabe destacar que, en caso de que se presenten otros síntomas que impidan que el bebé coma, duerma, etcétera, habrá que acudir cuanto antes al médico.


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