La importancia de enseñar a los niños la historia de su país


Revisado y aprobado por la psicopedagoga María José Roldán
Mami y papi seguro se han preguntado cuál es la edad adecuada para que los niños aprendan algo de historia, por eso esta vez queremos hablar de este tema tan importante socialmente. Para algunos parecerá una tontería, pero conocer la historia del país en el que nació o en el que reside, puede determinar la forma en que un niño asumirá su rol de ciudadano en el futuro.
No hay nada más cierto que aquella frase que refiere que los hombres y mujeres que aprecian el devenir de la historia son más responsables dentro de la sociedad. Por ende, se esfuerzan en tomar mejores decisiones relacionadas con su entorno.
La pregunta del millón es: ¿cómo enseñar a los niños la historia de la patria? La respuesta es más sencilla de lo que imaginamos. No se trata de difundirles un sinfín de conceptos de difícil asociación, como himno, escudo y bandera. En estos casos lo más conveniente hablar del país de una manera cercana y familiar.
La gran casa
No hay mejor manera para hablar a los pequeños del país que decirles que son dueños de una gran casa, con la particularidad de que es habitada por muchas personas de todas las edades.
Desde una perspectiva más cercana, será más fácil hablarle a un niño de todo lo que ha acontecido en su terruño: quiénes son los personajes más notables de la nación y por qué se destacaron, las hazañas nacionales más recordadas por todos, cómo se celebran las fechas patrias y otras festividades.
Tus hijos pueden ver su país como una gran casa
Echar mano de todos los destinos turísticos es una buena idea que los ayudará a identificar como propio el espacio que los rodea. Así que, por ejemplo no estaría mal decirles que su país es hermoso y que entre sus maravillas se encuentran playas o montañas nevadas.
Alimenta su curiosidad con paseos

Utiliza tu ingenio para hacer del aprendizaje un momento divertido
Trata de no ser protocolario cuando enseñes historia. Lo mejor es que narres los hechos de forma trivial y simpática. Enfócate en describir los rasgos de un prócer. Di que era gordito, que tenía un bigote simpático. Así permitirás que el niño utilice su imaginación.
Al llegar casa, busca en un libro o Internet una fotografía del personaje del que hablaron. Verás la sorpresa de tu pequeñín cuando pueda ponerle rostro a la anécdota que hayas compartido previamente. No te sorprenda que tu niño te pida que cuentes más. De ese modo harás una conexión inmediata entre su curiosidad y lo útiles que son los libros para conocer de historia.
Amor por las tradiciones del país

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