¿Cuántas veces no has escuchado la historia de que en una familia hay un hijo preferido? ¿O cuántos casos has visto en los que el menor resulta ser el más consentido o mimado? En este artículo analizaremos la importancia de querer y tratar a todos los hijos por igual.
Cuando se tiene una familia en la que conviven dos hermanos o más, la equidad cobra especial relevancia. La igualdad ya no puede ser una utopía sino que se convierte en una regla, pasa a ser una realidad que debe manifestarse para garantizar el bienestar y el sano convivir entre los miembros de una familia.
Para un niño resulta muy triste y doloroso sentirse menos querido que su hermano. De hecho puede llegar a ser perturbador y el detonante de muchas discordias, rencillas y resentimientos que definitivamente no conducen a nada bueno.
Sentir que es tratado diferente, según psicólogos, puede crear traumas difíciles de superar y que incluso permanecen arraigados en la etapa adulta. Es por esta razón que le debemos prestar suma atención a la importancia de querer y tratar a todos los hijos por igual.
Por otro lado, sabemos que todos nuestros hijos son importantes, los queremos y daríamos la vida por ellos, pero ¿lo saben tus hijos? En ocasiones, el estrés cotidiano y las responsabilidades del día a día nos hacen tomar decisiones que a simple vista nos parecieron las más idóneas, pero que analizadas detenidamente, quizá no fueron tan justas y equitativas.
Querer por igual es esencial
En algunas situaciones nuestros hijos pueden detenerse a evaluar la equidad de nuestro trato y pueden sentir que somos injustos, pudiendo estar en lo cierto. Es bastante probable que se nos escape o desconozcamos algún detalle y entonces te lo hagan saber.
Seguramente eso de ser juzgado por tu hijo sea inquietante, por lo cual es fundamental escucharlos y ajustar nuestra opinión de ser necesario. De igual forma es totalmente posible que alguno de ellos esté equivocado.
Lo ideal es que juntos podamos encontrar el equilibrio y mantenerlo, saber que ellos tienen los mismos derechos, deberes y oportunidades
No podemos olvidar que si uno de nuestros hijos se comporta bien y el otro no, no es correcto premiar a ambos, es importante que sepan que tienen las mismas oportunidades de acertar y equivocarse. Allí radica la importancia de ser justos y equitativos, demostrarles amor y reconocimiento a todos por igual favorecerá el desarrollo emocional de los pequeñines de la casa.
Guía para conseguir el equilibrio
He aquí una guía que te ayudará a sostener el equilibrio, pero sobre todo a dar y querer por igual:
- Cuando hay equidad hay paz. Si uno de tus pequeños te ha dicho que prefieres a su hermano antes que a él, analízalo concienzudamente. Es probable que el niño se sienta molesto bien porque está celoso o porque lo reprendiste por actuar de mala forma con su hermano, pero también puede que te hayas equivocado.
Ten siempre los oídos abiertos a escuchar lo que tus hijos te dicen así como la mente abierta a reconocer tus equivocaciones
- Pedir perdón. Errar es de humanos pero rectificar es de sabios, así que si has incurrido en un acto de favoritismo y eso ha perjudicado a tus hijos, convérsalo con ellos. Hazles saber que aunque no actuaste bien, tu amor es inmenso.
- Buscar ayuda. No dudes en recurrir a ayuda profesional si en algún momento sientes que no puedes manejar la situación, sobre todo si eso está creando malestar y conflictos en tu núcleo familiar.
- Dejar sanar las heridas. Es posible que frente al hecho de sentirse menos querido o favorecido por los padres, un hijo se sienta profundamente herido, pero si has tenido la valentía de pedir disculpas, esa herida sanará.
- Valor y reconocimiento. Cada cabeza es un mundo, todos somos seres únicos y especiales y tus hijos también. Reconocer lo bueno que hay en cada uno de ellos, en sus acciones, valorar sus virtudes, aceptar sus defectos y determinar sus oportunidades de mejora, son acciones que tus niños agradecerán.
No debemos olvidar que si todos tus hijos son amados, respetados y tratados por igual, crecerán más sanos y felices. La idea es que ninguno de nuestros hijos sienta que es ignorado, menospreciado o menos amado.
De esta manera estaremos reforzando el desarrollo de su inteligencia emocional y sin duda, crearemos sólidos vínculos y lazos familiares imposibles de romper.
Bibliografía
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