La conducta prosocial en los adolescentes

La conducta prosocial es fundamental en los adolescentes. Te contamos en qué consiste y los beneficios que aporta a los jóvenes.

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La conducta prosocial en los adolescentes define cualquier comportamiento que beneficia a otros jóvenes, mediante acciones de ayuda, cooperación y solidaridad. Estos tres conceptos explican la empatía que experimentan los adolescentes, sobre todo entre ellos, durante este período.

La prosocialidad ejerce un papel fundamental en la formación de las relaciones interpersonales positivas, en la aceptación entre personas, en el rendimiento escolar y en el éxito académico.

De hecho, en los diversos programas de desarrollo de jóvenes, las oportunidades y actividades de participación prosocial son elementos significativos e importantes para promover el desarrollo saludable de los adolescentes.

La prosocialidad permite que conozcan y acepten las normas sociales y los estándares morales de la sociedad. En esta etapa, los jóvenes viven las primeras experiencias sociales, las cuales influirán en el desarrollo personal del adolescente.

Ten en cuenta, además, que una buena relación padre-hijo contribuirá a promover la empatía y el comportamiento prosocial del adolescente a largo plazo.

La conducta prosocial en los adolescentes.

Las primeras amistades

Una de las conductas que caracteriza este proceso es la formación de sus primeras amistades. En la adolescencia, las relaciones amistosas son íntimas y solidarias.

Y es que se trata de un período en el cual los amigos cobran especial importancia. Conjuntamente se sienten comprendidos y actúan como perfectos aliados para combatir las dificultades que conlleva esta etapa de formación.

Además, la búsqueda de mayor independencia de los padres provoca que lleguen a pasar muchas horas juntos. Es una etapa de mayor sensibilidad a la influencia de los compañeros. Por lo tanto, la opinión de sus amigos y el qué dirán es una preocupación para la mayoría de ellos.

6 Beneficios de la conducta prosocial en los adolescentes

Queda claro entonces que los jóvenes disponen de una predisposición total para relacionarse entre ellos. Pero, ¿cuáles son los beneficios que produce esta empatía generalizada?

1. El bienestar psíquico y físico

La conducta prosocial juega un papel vital en el bienestar psíquico y físico de los adolescentes, con especial importancia durante la etapa escolar.

2. Buenas calificaciones

La conducta prosocial en los adolescentes es un predictor del éxito académico, social y emocional. La interacción con otros niños produce que desarrollen sus habilidades de comunicación y que tengan mayores facilidades en la escuela.

3. Formación de relaciones entre iguales

Las relaciones entre iguales constituyen una experiencia muy gratificante, por lo que son un factor relevante para su socialización. Los adolescentes prosociales tienden a presentar una tendencia empática hacia los demás.

Mediante estas relaciones experimentarán los primeros sentimientos y adquirirán valores humanos, como el trabajo en equipo, la generosidad, la solidaridad, entre otros.

4. Solidaridad

Los comportamientos o conductas prosociales entre adolescentes propician la solidaridad y la armonía en las relaciones interpersonales, además de causar beneficios personales y colectivos. En las chicas, se promueve la sororidad.

5. Reducción de conductas agresivas

Fortalecer y promover la conducta prosocial en los adolescentes es muy positivo para la conformación de su identidad (a corto, mediano y largo plazo), ya que contrarrestan las conductas agresivas en la población adolescente.

La conducta prosocial en los adolescentes.

6. El enfoque prosocial en las escuelas

Los siguientes tres enfoques pueden promover el comportamiento pro-social en las escuelas:

A. Capacidad de los maestros para integrar la instrucción de valores

El aula proporciona un entorno excelente para practicar las habilidades sociales.

Por ejemplo, permitir que los estudiantes participen en la toma de decisiones puede promover la comprensión de los valores democráticos, el respeto por las opiniones de los demás y la responsabilidad social.

Se debe fomentar el comportamiento cooperativo mediante la asignación de tareas académicas en el aula (a parejas o grupos pequeños de estudiantes).

De esta manera se promueve la capacidad de los estudiantes para trabajar juntos, armoniosamente, hacia objetivos comunes. Esto les pude inspirar, incluso, a querer participar en un voluntariado.

B. Fomentar una comunidad solidaria en toda la escuela

Los maestros deben promover un comportamiento respetuoso y afectuoso que fomente una cultura solidaria en el centro.

C. Utilizar prácticas de disciplina positivas

Las amenazas, los castigos y las recompensas extrínsecas pueden mantener a raya el comportamiento negativo, pero no necesariamente promoverán un comportamiento prosocial.

Las escuelas pueden promover el comportamiento prosocial mediante el uso de prácticas disciplinarias positivas consistentes que incluyen expectativas claras, discusiones y modelos.

Bibliografía

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