Como padres, siempre buscamos maneras de apoyar el desarrollo integral de nuestros hijos. Sabemos lo importante que es aprender a leer, escribir y contar, pero: ¿qué pasa con lo que sienten? Emociones, como la alegría, la tristeza, el miedo, la ira y el desagrado, juegan roles cruciales en la vida de niños y adultos. Sin embargo, para los pequeños puede ser complejo entender y manejar este torbellino emocional.
Trabajarlas desde una edad temprana puede parecer una tarea complicada, pero no tiene por qué serlo. A través de actividades entretenidas, como el bingo de las emociones y las estatuas emocionales, podemos enseñarles a comprender mejor sus sentimientos y crear momentos de conexión y diversión familiar en casa.
1. Técnica de la tortuga
No se puede juzgar a los niños por hacer rabietas y berrinches si nunca se les ha explicado cómo manejar emociones intensas. La técnica de la tortuga puede ser una excelente forma de que los pequeños aprendan a calmarse y evitar reacciones que pueden salirse de control.
Imagina que le cuentas a tu hijo una historia sobre una tortuga que, cuando se siente asustada o molesta, se mete dentro de su caparazón para calmarse y pensar en qué hacer. Usar esta metáfora visual ayuda a los niños a entender y recordar esta valiosa técnica.
Cuando el niño se siente abrumado por una emoción fuerte (enojo, frustración, miedo, etc.), la técnica de la tortuga le enseña a detenerse de inmediato. Este primer paso es crucial para evitar una reacción impulsiva. Luego, se le anima a respirar profundo y lento varias veces, lo que ayuda a calmar su cuerpo y mente.
Cuando esté más tranquilo, el niño puede imaginarse metiéndose en su «caparazón» para poder alejarse de la situación que le causa estrés. Con esta pausa, puede empezar a pensar en soluciones constructivas para manejar la situación. Practicar esta técnica en situaciones simuladas y reforzar su uso con elogios en la vida real ayuda a consolidar este hábito.
Te compartimos el siguiente cuento para practicar el autocontrol y aplicar esta técnica con tu pequeño.
2. Juegos de teatro emocional
Los juegos dramáticos que utilizan la simulación de personajes humanos o animales en diferentes escenarios son muy efectivos para ayudar a los niños a mejorar su capacidad para regular sus emociones.
En estas dinámicas, los pequeños participan en simulaciones de diferentes escenarios y asumen diversos roles que les permiten explorar y expresar una variedad de emociones.
Por ejemplo, pueden hacer una obra de teatro sobre un día en la escuela o una fiesta de cumpleaños, donde los niños actúen y representen situaciones que involucran diferentes estados emocionales.
Después de actuar en sus roles, reúne a los pequeños para reflexionar sobre cómo se sintieron y cómo manejaron las emociones de los personajes. Esta discusión les permite compartir sus experiencias, desarrollar empatía y aprender estrategias para resolver problemas emocionales.
3. Bingo de las emociones
Este juego divertido y educativo está diseñado para ayudar a los niños a identificar y nombrar diferentes emociones. Para jugar, se crean tarjetas de bingo con una variedad de emociones representadas, como alegría, tristeza, enojo y miedo.
Durante el juego, se leen descripciones o se muestran imágenes relacionadas con estas emociones, y los niños deben buscar y marcar las correspondientes en sus tarjetas. Esto les ayuda a familiarizarse con las diferentes emociones y sus características de una manera visual y participativa.
Al final del juego, se puede llevar a cabo una discusión sobre cada emoción que apareció en las tarjetas, y explorar cómo se siente y cómo se puede manejar cada una. Esta reflexión refuerza el aprendizaje sobre las emociones y fomenta la comunicación abierta entre los niños, lo que les permite identificar y expresar mejor sus propios sentimientos y los de los demás.
4. Pelota de las emociones
La pelota de las emociones es un juego interactivo que convierte el aprendizaje sobre sentimientos en una experiencia activa y entretenida. Para jugar, utiliza una pelota grande con diferentes emociones escritas en ella.
Los niños se pasan la pelota entre ellos mientras música alegre suena de fondo. Cuando la música se detiene, el niño que tiene la pelota debe leer la emoción que está en la parte superior y compartir una experiencia personal relacionada con ese sentimiento.
Este juego interactivo facilita una comunicación abierta y ofrece una manera divertida de explorar la inteligencia emocional, mientras se desarrollan habilidades sociales importantes.
Según una investigación de Procedia-Social and Behavioral Sciences, este tipo de juegos son cruciales para el desarrollo integral de los niños. Ayudan a mejorar sus habilidades motoras, lingüísticas y cognitivas. A su vez, fomentan su crecimiento socioemocional y habilidades de autocuidado.
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5. Estatuas emocionales
Entre los mejores juegos para trabajar las emociones de los niños, las estatuas emocionales es uno de los más divertidos. En esta dinámica, se divide a los niños en dos grupos. Un grupo será el de las estatuas y el otro será el de los adivinadores. Para comenzar, se les pide a los niños que se muevan con libertad mientras suena música infantil.
Los niños del grupo de las estatuas se deben mover con libertad al mismo tiempo que suena la música. Pero cuando esta se detiene, deben congelarse en una pose que represente una emoción específica, como alegría, tristeza, enojo o sorpresa.
Luego, los pequeños del grupo de los adivinadores observan las poses de las estatuas y tratan de identificar la emoción que están representando. Después de cada ronda, los adivinadores comparten sus respuestas y explican por qué creen que esa es la emoción correcta.
Esta dinámica permite que los niños expresen emociones a través del cuerpo y desarrollen habilidades de observación y comunicación. También promueve la empatía al ver y comprender las emociones desde diferentes perspectivas.
6. Dibujos de emociones
La «arteterapia» es una gran herramienta para que los niños puedan manejar y expresar sus sentimientos, en especial, durante los momentos de angustia emocional.
El arte puede mejorar el estado de ánimo a corto plazo, y actividades como la pintura ofrecen a los pequeños un medio efectivo para comunicar sus emociones de manera visual.
Para ello, proporciona a los niños papel y materiales de dibujo, como hojas, crayones y marcadores, y pídeles que dibujen una emoción específica, como felicidad, tristeza, enojo o sorpresa.
A medida que los pequeños crean sus dibujos, pueden explorar cómo representan diferentes sentimientos y qué colores o formas asocian con cada emoción. Una vez que los dibujos estén listos, realiza una sesión de compartir en la que cada niño muestre su obra y explique cómo representó la emoción en su dibujo.
Este tipo de actividades artísticas les brinda a los niños un espacio para reflexionar sobre sus propias emociones. Además, fomenta la comunicación y la empatía, ya que pueden ver y entender las representaciones emocionales de sus compañeros.
7. Cuentos y fábulas emocionales
En esta dinámica, se leen o se inventan cuentos para niños y fábulas que aborden diferentes sentimientos, como la valentía, la tristeza o la alegría. Los niños deben escuchar las historias y luego discutir cómo los personajes enfrentan y manejan sus emociones.
Esta actividad facilita la identificación y reflexión sobre los propios sentimientos de los pequeños, y les ofrece modelos de comportamiento y estrategias para manejar sus emociones de manera saludable.
Acorde con una investigación de la revista académica The Reading Teacher, al leer sobre los sentimientos y experiencias de los personajes en las historias, los niños aprenden a ponerse en el lugar de otros y a comprender cómo se sienten. Esto les ayuda a desarrollar una mayor empatía y a ser más conscientes de diferentes puntos de vista.
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Pon en práctica estos juegos para trabajar las emociones de los niños
Como padres, tenemos la oportunidad de apoyar el desarrollo emocional de nuestros hijos mediante la implementación de estas actividades en casa. Además de ser una forma de fortalecer el vínculo familiar, estas dinámicas fomentan un ambiente de comunicación abierta y empática, lo que prepara a los niños para enfrentar desafíos emocionales con confianza y resiliencia.
¡Anímate a probar estos juegos y observa cómo tus hijos mejoran su inteligencia emocional, mientras disfrutan del proceso!
Bibliografía
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